El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, denunció que el último ataque masivo ruso, que incluyó el lanzamiento de más de 650 drones y más de 30 misiles, constituye "una señal muy clara sobre las prioridades de Rusia". Según el mandatario, el bombardeo tuvo lugar justo antes de Navidad, en un momento en que la población buscaba estar con sus familias, y mientras se desarrollaban negociaciones internacionales orientadas a poner fin a la guerra.

Zelenski afirmó en redes sociales que el presidente ruso, Vladímir Putin, "todavía no puede aceptar que tiene que dejar de matar", lo que -a su juicio- refleja que "el mundo no está presionando lo suficiente a Rusia".

Impacto humano y materiales del ataque

Las autoridades ucranianas reportaron que el ataque ocasionó al menos tres muertos, entre ellos un niño de cuatro años, y dejó numerosas infraestructuras energéticas gravemente dañadas, provocando cortes de electricidad programados en varias regiones del país. Entre las víctimas figuran una mujer en la región de Kiev y otra persona en la zona de Jmelnitski.

El objetivo principal del bombardeo fue la infraestructura energética y civil, que resulta crítica para la vida cotidiana de millones de ucranianos, especialmente en pleno invierno.

Llamado a la comunidad internacional

Zelenski subrayó la necesidad de mantener y aumentar el apoyo internacional a Ucrania, haciendo hincapié en la importancia de dotar al país de sistemas de defensa aérea, financiamiento para adquirir armas y el suministro de equipos energéticos indispensables para reparar la infraestructura dañada. "Debemos comprometernos con la protección de la vida para lograr finalmente la paz", escribió el mandatario.

El mensaje del líder ucraniano forma parte de una serie de declaraciones que buscan consolidar el respaldo global en un momento de renovada ofensiva rusa y diplomacia estancada, con llamadas urgentes a fortalecer la presión sobre Moscú para poner fin al conflicto.