El 80% de los pacientes de covid-19 se recupera de la enfermedad sin requerir tratamiento hospitalario, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, uno de cada seis puede desarrollar un cuadro grave con dificultad para respirar (disnea) y pérdida de... #coronavirus #covid19 #salud
El 80% de los pacientes de covid-19 se recupera de la enfermedad sin requerir tratamiento hospitalario, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, uno de cada seis puede desarrollar un cuadro grave con dificultad para respirar (disnea) y pérdida de la calidad de la voz (disfonía).
Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL), los casos en los que es más posible que la enfermedad se complique se dan tanto en los más mayores como en quienes padecen determinadas afecciones. Entre ellas, patologías respiratorias, inmunosupresión, hipertensión arterial, problemas cardíacos o diabetes.
Cualquier consecuencia respiratoria tendrá efectos en la voz. Incluso las medidas protectoras para evitar el contagio (el uso de mascarilla o el mantenimiento de la distancia interpersonal, entre otras) afectan sustancialmente a su manejo, tanto a nivel social como en su uso profesional.
Al hablar, se expulsan partículas respiratorias a gran velocidad, llegando incluso a los 160 kilómetros por hora. Pueden alcanzar los 12 metros de distancia.
Durante el canto, por ejemplo, pueden lanzarse hasta 1000 gotas microscópicas. Muchas de ellas permanecerán suspendidas en el aire hasta 8 minutos. Además, la saliva que acompaña al aire en la tos o en el estornudo puede cubrir un área de unos 7 metros cuadrados.
Por ello, proteger la cavidad oral con mascarilla y distancia interpersonal en cualquier interacción es crucial para contener la propagación de la enfermedad.
La British Voice Association ha publicado unas recomendaciones especiales para coros, ya que son una fuente notable de contagio.
Entre los síntomas generales provocados por la covid-19 y descritos hasta el momento, aunque estos varían entre pacientes, encontramos síntomas graves (disnea, fiebre y lesión pulmonar) o leves (náuseas, vómitos, tos seca, fatiga, irritación laríngea, congestión, dolor de cabeza o pérdida del gusto o del olfato).
Durante el inicio del contagio, la fase aguda o la recuperación, incluso durante meses, una persona puede ver limitada su capacidad respiratoria. La calidad de la voz también se verá afectada, produciéndose una disfonía.
Los síntomas descritos evidencian pérdida en la calidad de la voz, fatiga respiratoria, odinofagia (dolor al hablar), sensación de presión en el pecho o cansancio en cualquier mínimo movimiento. También ronquera o voz con pérdida de brillo, entrecortada, “áspera” o seca; dolor laríngeo y pectoral; sensación de rigidez en la garganta; dolor en el cuello o disminución de la escala tonal.
La voz es aire sonorizado producido por el aparato fonador y amplificado en los resonadores.
La laringe está formada por cartílago, músculo y membranas mucosas ubicadas en la parte superior de la tráquea y la base de la lengua. El sonido se crea cuando las cuerdas vocales vibran a partir del aire exhalado que pasa a través de ellas. Por ello, sin aire, no hay voz.
Si la capacidad respiratoria se ve afectada, ocurrirá lo mismo con la calidad de la voz.
La disfonía es una alteración de la voz en cualquiera de sus cualidades, principalmente en el timbre, que nos permite diferenciar dos sonidos.
Cuando se tiene covid-19 es probable que se experimenten ataques de tos excesivos y prolongados. Esta une con fuerza los pliegues vocales para permitir una fuerte expulsión de aire. Así, limpia cualquier mucosidad de los pulmones y la garganta.
Si la tos es continuada, puede hacer que las cuerdas vocales se inflamen, se vuelvan rígidas y menos flexibles. En este sentido,la calidad de la voz cambia, convirtiéndose a menudo en un sonido más áspero y profundo. Posiblemente no más que un incómodo susurro.
La intervención logopédica con personas afectadas o recuperadas de covid estará basada en el tipo de síntomas y limitaciones que la persona ha desarrollado. También en las fortalezas que presenta.
Si se trata de síntomas leves, se recuperan los parámetros con rehabilitación y práctica respiratoria.
Si, por el contrario, son graves y la persona ha requerido intubación, el daño secundario es mayor. Su calidad de vida y de voz quedan profundamente comprometidas.
Además, es importante aprender a manejar la voz en determinadas situaciones. Por ejemplo, al utilizar mascarilla, que provoca dificultad al respirar, articular y resonar. También influye la distancia social, que obliga a ajustar el volumen de la voz.
La logopedia es la disciplina científica encargada del estudio, la prevención, la evaluación y el tratamiento de la voz y la comunicación. Pero no solo eso, también tiene en cuenta la audición, el lenguaje y las funciones orales no verbales (respiración, masticación, succión y deglución).
En estos tiempos de crisis es aún más necesario confiar en la disciplina y en sus especialistas, evitando el intrusismo profesional.