Unos 100.000 niños pueden haberse quedado sin hogar tras la explosión en el puerto de Beirut, declaró en una rueda de prensa la portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Ginebra, Marixie Mercado.
"Según la última actualización de las cifras disponibles, Unicef estima que hasta 100.000 niños podrían estar entre aquellos cuyas viviendas fueron dañadas o destruidas. Algunos hogares tienen interrupciones del suministro de agua y electricidad", cita a la funcionaria un comunicado de prensa.
Mercado destacó que la explosión destruyó un gran número de centros docentes, en los que estudiaban más de 50.000 menores.
"Tenemos informes iniciales de más de 120 escuelas públicas y privadas que sufrieron daños que van desde ventanas rotas hasta daños de la infraestructura más fundamentales. En esas escuelas estudian aproximadamente 55.000 niños y será crucial rehabilitarlas antes de que comience el nuevo año escolar", recalcó la portavoz.
Otro de los graves daños causados por la detonación fue la total destrucción del departamento pediátrico del hospital Karantina de Beirut, que tenía una unidad especializada en el tratamiento de recién nacidos que requieren cuidados intensivos.
Previamente Unicef informó de 80.000 niños que se vieron obligados a abandonar sus hogares por la explosión, así como de un gran número de menores que perdieron el contacto con sus padres, los cuales en ocasiones se consideran desaparecidos.
La fuerte explosión que ocurrió el 4 de agosto en el puerto marítimo de Beirut, en la cercanía de una base naval del Líbano, dejó 154 muertos y unos 5.000 heridos, según los últimos datos.
Unas 300.000 personas quedaron sin hogar y muchas más se dan por desaparecidas.
En el país se declararon tres días de luto y el estado de emergencia por dos semanas.
Se estima que la explosión fue provocada por el almacenamiento inadecuado de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto.