La Unión Europea reafirma que considera ilegales los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados. Lo ha hecho después de que Washington retirara la objeción legal a la colonización en Cisjordania.
Al anunciarlo, el jefe de la diplomacia estadounidense señalaba que la oposición de su país a los asentamientos "no ha avanzado la causa de la paz".
"Este es un problema político complejo que solo puede resolverse mediante negociaciones entre israelíes y palestinos. Estados Unidos sigue profundamente comprometido a ayudar a facilitar la paz, y haré todo lo posible para ayudar a esta causa", declaraba Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos.
La Casa Blanca ha cambiado su posición de las últimas cuatro decadas, contradiciendo a la mayoría de la comunidad internacional y saltándose la cuarta Convención de Ginebra, de 1949, y resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Espaldarazo para Netanyahu, revés para los palestinos
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha celebrado que Estados Unidos haya corregido, ha dicho, lo que considera un "un error histórico".
Para la Autoridad Nacional Palestina (ANP), con esta decisión, Washington "ha perdido por completo toda credibilidad y ya no tiene ningún papel en el proceso de paz".
"Están cerrando las puertas del derecho internacional y abriendo las puertas del extremismo, el terrorismo, la violencia, la corrupción, el derramamiento de sangre y a que la gente se vea obligada a creer que la única forma de resolver los problemas es a través de la violencia y no a través de medios pacíficos", señalaba Saeb Erekat, negociador palestino.
Críticas del exenviado de EE.UU.
El antiguo enviado especial de Estados Unidos para las negociaciones israelo-palestinas Martin Indyk ha dicho que se trata de un "movimiento totalmente gratuito" de un desacreditado Mike Pompeo y se pregunta "¿por qué abofetear de nuevo a los palestinos?".
Este es solo el último de toda una serie de movimientos llevados a cabo por la Administración Trump, como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, que debilita las aspiraciones palestinas y aleja la solución de dos Estados y la ansiada paz.