Memoria, Verdad y Justicia son política de Estado. Desde 1983, los argentinos fortalecimos la democracia a través de la búsqueda de la verdad.
Durante la presentación del Primer Plan Nacional de Acción en Derechos Humanos que impulsamos en todo el país, el presidente, Mauricio Macri, reafirmó que ese legado está garantizado y ponderó el valor de contar con una agenda ampliada en materia derechos humanos al servicio de la gente.
El 24 de marzo no es un día más para los argentinos, sino una jornada de profunda reflexión, memoria y dolor, y no puede ser apropiada por ningún sector, porque nos pertenece a todos.
Cada aniversario, tenemos una nueva oportunidad para construir juntos un futuro de paz, dejando de lado posiciones extremas que no colaboran con el enriquecimiento del debate común.
Desde que asumimos la gestión, nos propusimos trabajar en un nuevo paradigma que apuesta a revalorizar la cultura del encuentro y el consenso. Por eso, pese a las diferencias lógicas que toda sociedad tiene, sabemos que es tarea de todos defender esta democracia que tanto nos costó conseguir.
El Terrorismo de Estado constituye una tragedia de tal magnitud y gravedad que no permite simplificaciones ni discusiones sesgadas que agitan divisiones estériles. Una sociedad madura busca con honestidad la verdad de los hechos, es fiel a su historia, no se engaña ni se elude, sin que ese camino solvente teorías binarias que tanto han distorsionado la conversación.
Mucho hemos meditado sobre la importancia del pasado como escenario en el que anclar nuestro presente y cimentar el futuro. Existe una propensión de algunos sectores a exaltar ese tiempo e idealizarlo. Ese pensamiento no deriva en aprendizaje alguno. El ejercicio de mirar hacia atrás se envanece si no nos sirve para comprender la lección y no repetir los mismos errores.
La Justicia también tiene que acompañar. Si bien durante nuestra gestión se batió el récord de sentencias en casos de lesa humanidad, es prioritario terminar todos los juicios que aún se sustancian, porque la sociedad reclama respuestas y necesita cerrar heridas.
Tenemos que darnos la posibilidad de pensar un futuro sin odios, en donde la vida y los derechos de las personas sean respetados. Hay que cuidar a la democracia, robustecerla, dotarla de instituciones sólidas y recordar como lo hacemos hoy, a 43 años del comienzo de aquella larga noche, que nunca más podemos consentir a la violencia ni permitir que la libertad sea censurada.
(*) Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación.