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Mendoza
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En muchos casos somos nosotros los que acortamos su ciclo de vida. Hemos recopilado algunos de los vicios muy comunes que acaban con la vida de tu móvil.
Los móviles de hoy en día son dispositivos que en general poseen una buena calidad de fabricación. En España tienen una garantía de dos años, y suelen durar bastante más. En muchos casos somos nosotros los que acortamos su ciclo de vida, tratándolos mal. Hemos recopilado algunos de los vicios muy comunes que acaban con la vida de tu móvil.
Cuando un smartphone comienza a ir lento, falla la pantalla, o se bloquea o reinicia, solemos echar la culpa al fabricante, o a la obsolescencia programada. Pero debemos reconocer que, a veces, buena parte de la culpa la tenemos nosotros, porque no tratamos a nuestro móvil con el cariño que merece.
Un error que cometemos con frecuencia, no solo con el móvil, es despreciar lo cotidiano. Seguro que la primera semana tras comprar un móvil, un coche, o un prenda de ropa cara, lo has tratado casi con reverencia. Pero a medida que pasa el tiempo, te acostumbras a ello y dejas de darle valor. Cada vez lo tratamos peor porque se ha vuelto viejo o muy visto, y eso acaba afectando a su ciclo de vida.
Existen malas costumbres muy comunes que la mayoría ponemos en práctica con nuestros móviles, y que acaban destruyéndolos. Lo mejor de todo es que son sencillas de evitar. ¿Con cuántas de ellas te sientes identificado?
¿Acostumbras a usar el móvil mientras se está cargando? ¿Lo llevas siempre en el bolsillo de atrás y a veces te sientas encima sin darte cuenta? ¿Lo dejas en el baño mientras te duchas, y se llena de humedad pese a que no está protegido contra el agua? Si evitas los vicios muy comunes que acaban con la vida de tu móvil que te vamos a mostrar, alargarás su ciclo de vida y podrás disfrutar más tiempo de un dispositivo que no es precisamente barato...
Un smartphone es un dispositivo que lucha a cada momento contra su propio conflicto interno. En su interior existen dos fuerzas paralelas que luchan por imponerse: la potencia, y el calor. Como más potente sea un móvil más calor genera, y como más se caliente, antes se estropea. Las técnicas para disipar el calor han mejorado, pero son limitadas cuando toda esa potencia está contenida en una carcasa cerrada que cabe en la palma de la mano.
Un móvil se calienta enseguida cuando se usa alguna app medianamente potente, y aún más cuando se recarga la batería. Uno de los vicios más comunes que acaban con la vida de tu móvil, es dejar el móvil al sol.
Es cierto que lo hacemos sin darnos cuenta. Lo dejamos en el asiento del coche o encima de una mesita junto a la ventana. Aún tiene más delito si lo hacemos mientras se recarga.
Como hemos visto el móvil se calienta con el uso, si además lo calentamos nosotros al sol, el excesivo calor hace que los materiales se estresen, aumentado las posibilidades de sufrir una avería.
Una batería del móvil conservada a 40 grados pierde el 35% de su capacidad en un año, incluso aunque no la uses. Lo mismo ocurre con el frío. A bajas temperaturas reduce su capacidad un 25%.Y no solo afecta a la recarga. Por cada 10 grados centígrados de aumento de temperatura el ratio de autodescarga (se descarga cuando no se usa) se dobla.
Por la misma razón, también es muy mala idea poner el móvil a recargar después de habértelo dejado olvidado toda la noche en el coche, con temperaturas bajo cero... Antes de carga un móvil, dejarlo un rato en la sala para que se iguale a la temperatura ambiente.
Siguiendo el razonamiento del punto anterior, otro error muy común que cometemos al usar el móvil, y que acorta su ciclo de vida, es usarlo mientras está recargando.
Gracias a la carga rápida el móvil cada vez tarda menos en recargarse, pero hay mucha gente que no puede estar ni 15 minutos sin revisar las notificaciones. Lo cogen para mirar si ha llegado un mensaje importante en WhatsApp, y al final terminan entrando en Facebook o viendo un vídeo de YouTube mientras se carga el móvil.
Como hemos comentado, normalmente la batería del smartphone se calienta bastante mientras se recarga. Si lo usamos en ese momento, es un calor añadir al propio que genera el procesador, la pantalla o la memoria cuando se usa. Esto puede estresar en exceso los materiales y provocar averías, bloqueos, reinicios, un menor rendimiento, ya que muchos móviles funcionan a menos velocidad cuando hay un exceso de calor.
Un móvil con carcasa de cristal, o de aluminio, es muy elegante y vistoso. Con esos atractivos colores azules, morados, que cambian de tono cuando les da la luz... Es un placer cogerlo con la mano, mirarlo, embelesarse con él... Y, aunque suene superficial, también nos gusta que la gente vea lo bonito que es. Es un poco infantil, pero es humano.
Esto hace que muchas personas decidan no poner funda a un smartphone. Nos prometemos a nosotros mismos que lo vamos a cuidar bien, y que vamos a tener mucho cuidado. Pero son promesas efímeras que olvidaremos en pocos meses.
Poco a poco seremos menos cuidadosos, se nos caerá, le pondremos cosas encima sin darnos cuenta... La carcasa terminará llena de rayones y abolladuras. Nuestro móvil dejará de ser elegante y vistoso, será más propenso a sufrir averías por los golpes, y peor aún, se habrá desvalorizado si lo queremos vender de segunda mano.
No usar funda es uno de los vicios más comunes que acaban con la vida de tu móvil. Es hora de terminar con él. Hay fundas baratas que también son elegantes.
La mayoría de la gente lo lleva en un bolsillo delantero, en la mochila, en la chaqueta, en un bolso de mano... Pero también es costumbre llevarlo en el bolsillo de atrás del pantalón. Es una mala idea.
Si el bolsillo es cómodo y el smartphone se asienta, en unos minutos nos olvidaremos de que lo llevamos en el bolsillo de atrás. Y tarde o temprano, nos sentaremos encima de él... Con el peligro de doblar la carcasa, o estropear la pantalla.
Intenta evitar los bolsillos traseros para guardar el móvil. Te ahorrarás algunos sustos...
Dice la Ley de Murphy que siempre introducirás el conector micro USB en el móvil, por el lado equivocado. Ahora ocurre menos porque los smartphones nuevos ya usan el conector USB Tipo C, que es reversible, pero eso no pone a salvo los conectores.
Recargamos el móvil o conectamos los auriculares por cable tantas veces, que al final terminamos haciéndolo con desgana, o de forma automática. No prestamos atención a la tarea de introducir el cable en el conector y muchas veces no acertamos a la primera, o lo introducimos forzándolo, ladeado, o a lo bruto.
Si no tenemos cuidado al conectar los cables al móvil, podemos estropear la clavija. Y esto es un problema importante, porque no es fácil de reparar. No te entrará en garantía porque no es un fallo de funcionamiento sino un mal uso, y como hay que cambiar el conector, valdrá bastante dinero.
Cuando conectamos un cable al móvil hay que hacerlo despacio y sin forzar. Así alargarás su ciclo de vida.
Ahora que los concursos de cocina están de moda en la televisión, todo el mundo se ha lanzado a practicar con los fogones. Pero cuando eres un novato o estás experimentando en la cocina, necesitas tener la receta a mano. Mucha gente acaba usando la app de recetas en el móvil y se pone a consultarla mientras cocina. ¡Gran error!
Al final siempre acaba salpicando algo de aceite, tocamos la pantalla o el lector de huellas con las manos sucias, entra humo por la ranuras... La cocina no es lugar para el móvil, y aunque usarlo como libro de recetas es un vicio muy común, conviene evitarlo por su propio bien (y el de tu propia economía).
Si necesitas tener una receta siempre mano, puedes comprar un lector de ebooks Kindle por unos 80 euros y podrás acceder tranquilamente a cualquier libro de recetas en formato ebook sin poner en peligro el móvil.
Otra opción es una tablet tipo Kindle Fire de 7 pulgadas, que por unos 70 euros te da acceso a todas las apps de recetas de Android.
Estamos tan atados a nuestro móvil, que no nos podemos separar de él ni cuando nos duchamos. Lo dejamos encima del lavabo, por si llega una notificación importante (como si no pudiese esperar al final de la ducha), y abrimos la ducha o la bañera.
El problema de esto es que con el agua caliente se genera mucha humedad en el aire, especialmente en baños pequeños y cerrados. Y la humedad es uno de los más temibles enemigos de un móvil, y de la batería.
Además un smartphone en el baño siempre corre el peligro de acabar dentro de la bañera, o peor aún, en un descuido, por la taza del inodoro...
Cuando usemos el baño lo más sensato es dejar el móvil en otra sala. Los mensajes pueden esperar...
El móvil nos acompaña siempre a todos los sitios, incluso en vacaciones. Y claro, al final nos lo acabamos llevando a la playa. Nos tumbamos tranquilamente en la arena a tomar el sol, y nos olvidamos que tenemos en el bolsillo un aparato electrónico caro y delicado.
Ya hemos hablado de que el exceso de calor no es bueno para el móvil, y eso es lo que tendrá en la playa a pleno sol. Peor aún, salvo que tu smartphone tenga protección contra el agua y el polvo, si se cae al suelo y se llena de arena, tendrás un problema. Además el agua de sal es corrosiva, y es bastante más perjudicial que el agua dulce para los móviles.
Si vas al playa, guarda el móvil en un bolso cerrado y usa en su lugar un smartwatch o una pulsera de actividad, que se sujeta bien en la muñeca y puede recibir las notificaciones del móvil.
Los niños y los móviles no se llevan muy bien. A los niños les encantan, es cierto, pero en general son descuidados, activos, pocos selectivos con la higiene, y no están acostumbrados a usar objetos frágiles. La vida de un smartphone peligra en manos de un niño, en un porcentaje inverso a su edad.
No hay nada más gracioso que un bebé usando un móvil, pero si te descuidas un segundo lo más probable es que acaba dentro de la papilla, o volando por la ventana ante un exceso de entusiasmo del pequeño, y su tendencia a agitar los brazos frenéticamente.
Cuando el niño tiene algunos años más, tampoco mejora demasiado el problema. Se lo dejas para jugar un rato a Pokémon GO o a Fortnite, y te lo devuelve extrañamente bloqueado ("¡pero si yo no he hecho nada!"), o se les cae al suelo cada dos por tres.
Si quieres dejarles uno, cómprales un smartphone barato.
Hoy en día hay buenos móviles que pueden con todo tipo de juegos y apps, por poco más de 100 euros.
La batería del móvil. Ámala u ódiala. Pero tenemos que vivir con ella. El problema es que muchos móviles de gama alta no tienen batería extraíble. Si se estropea tendrás que llevar el smartphone al servicio técnico, y si no entra en la garantía deberás pagar un buen pico para sustituirla.
Otra dificultad añadida es que las baterías han cambiado mucho en los últimos tiempos. Todo lo que aprendimos hace unos años cuando usamos nuestro primer móvil, ya no sirve. Todo aquello de esperar a que se descargue del todo para cargarla, o hacer cargas completas de un tirón, es justo lo que hoy en día más estropea una batería.
Para alargar su ciclo de vida hay que realizar pequeñas cargas varias veces al día, en lugar de una carga completa por la noche. Lo ideal es que siempre se mantenga entre el 40 y el 80% de capacidad. Así que no tengas miedo de poner a cargar el móvil, aunque solo sea 15 minutos.
Tampoco pasa nada si dejas el móvil cargando por la noche, pues el smartphone detiene el proceso cuando la batería está cargada al 100%.
Eso sí, ten cuidado con la carcasa que uses. Si es muy cerrada y no disipa bien el calor conviene quitarla durante la recarga, que es cuando la batería más se calienta.
Otro de los vicios más comunes que acaban con la vida del móvil, es nuestro desprecio a la seguridad y la privacidad. Usamos el móvil sin antivirus, visitamos webs de dudosa reputación, descargamos todo lo que se nos pone por delante sin preguntarnos de dónde viene o que buscan sus autores con esa descarga, e instalamos apps fuera de la tienda Google Play.
Y luego llegan las lamentaciones. Dejando a un lado el robo de datos y el espionaje, los virus y el software espía consumen recursos que aumenta en gasto de la batería, y hacen que se caliente más, reduciendo su ciclo de vida.
Usa siempre un antivirus, aplica el sentido común antes de descargar un fichero de dudoso origen, y no instales apps fuera de Google Play, salvo que confíes mucho en la web o servicio de procedencia.
Muchos expertos aseguran que conviene hacer un formateo completo del móvil dos o tres veces al año. Es decir, borrar todo, y volverlo a instalar. Es un proceso aburrido y podemos perder algunos datos si no tenemos copias de todo.
En teoría el móvil va a funcionar un poco más rápido tras el formateo. Pero cuando lo llenes con lo mismo que tenías antes, en poco tiempo rendirá igual. Así que no te obsesiones con este tema.
Lo que si conviene es reiniciarlo de vez en cuando: apagarlo, y volverlo a encender. Así se vacía la memoria y se eliminan procesos que se han quedado atascados.
Aunque algunas actualizaciones de Androis e iOS son automáticas, otras no. Hay que hacerlas manualmente. Y por alguna extraña razón, las demoramos, o incluso nunca las completamos.
Actualizar el firmware del móvil y el sistema operativo hace que rinda mejor, se caliente menos, y consuma menos batería. Mantén tu smartphone actualizado, y vivirá más.
Hemos visto algunos vicios muy comunes que acaban con la vida de tu móvil. Intenta evitarlos, y tu smartphone rendirá al máximo uno o dos años más. ¡Garantizado!
