Según el uso que se le de y la intención de las mentes humanas tras su desarrollo, la Inteligencia Artificial puede ser una fuente de progreso, cooperación y mejora social y medioambiental o por el contrario, convertirse en el...
La teoría nos dice que la Inteligencia Artificial es la herramienta perfecta para eliminar los sesgos y fallos humanas, pero como dice el dicho: recibes lo que das. Dado que la trayectoria de automatización y la revolución de la Industria 4.0 depende completamente del ser humano, sus usos y aplicaciones estarán cargados de nuestro propio proceder ético y objetivos sociales deseados y ligados a la innovación.
Buena muestra del reverso negativo son casos como el del chatbot de Microsoft que se volvió nazi o el controvertido Project Maven de Google, al que se opusieron más de 3.000 empleados y que se basó en acelerar el análisis de datos capturados por dispositivos inteligentes como los drones en acciones de espionaje y clasificar imágenes de objetos y personas para su aplicación militar. En el lado positivo se multiplican avances que abarcan todo tipo de industiras y segmentos: desde la mejora de los diagnósticos médicos a salvar vidas y predecir daños en torno a los desastres naturales o innovar en el espectro educativo.
Dependiendo de quién y para qué use la Inteligencia Artificial el resultado puede ser catastrófico o maravilloso. Por ejemplo, los delincuentes cibernéticos utilizan la IA moderna para buscar a sus próximas víctimas, identificando cuáles son las personas vulnerables y creando ataques altamente personalizados.
Al igual que las estafas de phishing desarrolladas por AI, las máquinas de propaganda automatizadas impulsadas por IA también crean campañas específicas de desinformación –contribuyendo a la difusión de fake news– o incluso haciendo la competencia a las aerolíneas mediante el uso de bots. En manos de regímenes autoritarios y ante la inestabilidad política, la IA se convierte en un arma virtual. También pueden mejorar la precisión de los rifles de francotirador, contribuir a la construcción de vehículos o drones automatizados para entregar explosivos y generar millones de muertes, fomentando la insensibilización social a la violencia.
Según una estimación, la Inteligencia Artificial impulsará 2,3 millones de empleos para 2020, abarcando puestos como programadores, controladores de ética y desarrolladores. En 2021, las empresas habrán ahorrado 2,9 billones de dólares a nivel global, así como 6.200 millones de horas de productividad de los trabajadores. Más allá de los negocios, la educación, los productos farmacéuticos, el medio ambiente o la medicina se seguirán beneficiando de los avances de esta poderosa e inagotable revolución tecnológica.
La siguiente infografía revela detalles sobre el lado oscuro de la IA moderna, dónde y por qué se está abusando de su uso y qué podemos hacer para asegurarnos de que se utiliza como una fuerza para el bien.
Infografía | Noodle.ai