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Perdió 130 kilos en un año para poder criar a sus hijas

El hombre notó que luego de trabajar no le quedaban energías y necesitaba irse a dormir. Al descubrir que era un padre ausente, decidió cambiar su estilo de vida.

Martes, 26 de Febrero de 2019
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Alan Christiansen tenía una extraña forma de premiarse desde temprana edad cuando hacía algo bueno: se daba "un gusto". Pero no estamos hablando de comprarse un chocolatín sino de ingerir grandes cantidades de comida chatarra. Así, rápidamente ganó mucho peso y terminó el secundario con 140 kilos.

Su rutina no varió demasiado y llegó a los 31 años consumiendo 6 mil calorías solo en el almuerzo y con un peso de 245 kilos. “No podía pararme en la ducha por más de diez minutos y necesitaba una silla para lavar los platos o cocinar”, recordó el hombre en declaraciones a la revista estadounidense People. Incluso llegó a romper una silla y caer al suelo en un restaurante, algo que, aseguró, lo hizo sentir terrible.

Sin embargo, nada de todo esto modificó sus conductas. Quienes lo movilizaron fueron sus hijas, que en ese entonces tenían 3 y 5 años. “Depositaba toda mi energía en el trabajo y, cuando llegaba a casa, necesitaba dormir dos horas de siesta. Así que las nenas quedaban sin supervisión. Eso fue lo que me hizo entender que algo estaba mal”, afirmó.

Era un padre inexistente y un marido vago porque estaba limitado en todas las actividades físicas”, añadió el hombre, oriundo de Washington (Estados Unidos). De hecho, sus hijas solían dibujarlo como un gran círculo que ocupaba buena parte de la hoja.

En diciembre de 2016 decidió que esta no podía ser más su realidad. “Había engordado porque tenía una adicción a la comida”, reflexionó. Así que empezó a alimentarse de forma más balanceada, seis veces al día con porciones chicas. Luego, buscó ayuda profesional y, cuando bajó un poco de peso, introdujo el ejercicio físico.

Empecé a caminar a todos lados, esa fue la clave. Primero fue una vuelta manzana, después dos, luego tres y terminaron siendo 8 km. Cuando me cansaba o sentía dolor, me sentaba en una esquina”, detalló.

Christiansen perdió 130 kilos en un año. Hoy asegura haber llegado a su peso ideal (100 kg) y confiesa: “Soy un mejor hombre, esposo, padre y amigo. Me siento libre de las cadenas que me ataron por tantos años. Ahora puedo vivir la mejor vida posible y aprovechar sus ventajas”.

Para mantener su peso, se alimenta a base de vegetales, pescado, pavo y pollo, aunque ocasionalmente se permite un postre. “Reemplacé los malos hábitos alimenticios por elecciones inteligentes. Eduqué mi mente y puedo controlar lo que le da energía a mi cuerpo”, completó, aunque asegura que lo que más felicidad le provoca es escuchar a su hija decirle que es el mejor padre del mundo.