Se trata de una técnica para bajar el estrés y conectar con el ambiente natural. Enterate cómo ponerla en práctica.
Los días en los que el cansancio, el estrés y las preocupaciones nos sobrepasan debemos recordar todo lo que nos gusta hacer cuando estamos relajados. Claro, parece simple. A veces nos cuesta alejarnos de los problemas y frenar la cabeza. El instinto de mantenernos sin estrés nos empuja a tomar sol, sentir su energía, disfrutar de las plantas, observar el cielo y sentir la naturaleza. Una de las prácticas que se recomiendan es el grounding, o más conocido como caminar descalzo sobre el pasto, la arena o la tierra. La sensación de relajo y libertad será automática.
Partimos de la base de que el ser humano es electromagnético y que para estar sano, necesita establecer una conductividad adecuada y equilibrada. Al desvincularnos con el medio natural, sumado al tiempo que pasamos rodeados de aparatos electrónicos y a la carga que absorbemos del entorno, nuestra salud se deteriora. En consecuencia, sufrimos una multitud de síntomas como dolor de cabeza, cansancio, dolores articulares y musculares, insomnio y un largo etcétera.
Preocupados por temas aparentemente importantes, nos olvidamos de quitarnos los zapatos más seguido. Cuando lo hacemos, el organismo se revitaliza realmente, se relaja y la energía fluye en su interior. Cada calzado está fabricado con materiales aislantes que cortan la conexión eléctrica con la tierra. Lo ideal es tomarse unos minutos y liberar los pies. También se puede optar por recostarse sobre pasto, sentirlo con las manos, observarlo y respirar con tranquilidad.
Nos olvidamos quitarnos los zapatos más seguido. El organismo se revitaliza realmente, se relaja y la energía fluye en su interior.