Los especialistas del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires hicieron una lista de 11 recomendaciones para saber cómo actuar y prevenir problemas de salud en días agobiantes
En ese contexto, los especialistas del Hospital de Clínicas “José de San Martín” de la Ciudad de Buenos Aires aconsejaron buscar lugares frescos, preferir espacios verdes, evitar horarios donde el sol es más fuerte y llevar una alimentación e hidratación adecuadas para no sufrir algunos de los problemas frecuentes en esta etapa del año.
La enfermedad por calor y su forma más grave, el golpe de calor, insolación o hipertermia severa, se da en un contexto de una elevada temperatura ambiental, con o sin elevada humedad, y más si se produce durante varios días consecutivos, como sucede en una ola de calor.
Lo habitual es que la temperatura del cuerpo humano se mantenga en un rango estrecho entre 36 y 37,5 grados, gracias a la termorregulación del organismo. Cuando la temperatura ambiental supera a la del cuerpo, este puede perder la capacidad de eliminar el calor, tanto el que genera el metabolismo como el absorbido del ambiente.
“Clásicamente, la enfermedad por calor la hemos descrito en adultos mayores; niños pequeños; embarazadas; individuos con enfermedades crónicas; personas que consumen ciertos fármacos y drogas de abuso; en deportistas sin enfermedades, pero sometidos a una gran carga física en temperaturas extremas, como, por ejemplo, durante una maratón. Hoy sabemos que el calor afecta a todos”, explicó el doctor Ramiro Heredia, médico clínico de la séptima cátedra de Medicina Interna del Hospital de Clínicas.
El especialista citó el estudio científico que mostró cómo durante una ola de calor estudiantes universitarios jóvenes y sanos, que tenían aire acondicionado en sus residencias, tenían un mayor rendimiento cognitivo que los que no tenían dicho artefacto en su casa, una prueba contundente de que el calor excesiva afecta no sólo a grupos vulnerables.
Durante un golpe de calor, la temperatura del cuerpo puede superar los 40,5 grados centígrados y se presentan síntomas neurológicos como dolor de cabeza, náuseas, vómitos, sensación de desvanecimiento, agotamiento, cansancio, debilidad, alteraciones del nivel de conciencia, confusión, agitación, letargo, convulsiones, síncope e incluso coma.
“La otra es evitar realizar actividad física o exponerse al sol directamente en los horarios que más calienta, como las 10-11 horas y las 16-17 horas. Además, deberíamos procurar estar en ambientes frescos, bien ventilados. Si está disponible, el uso de aire acondicionado es de gran ayuda. Los ventiladores también son útiles: estos no bajan la temperatura del ambiente, sino que mueven el aire y ayudan a ‘sacarnos’ la humedad que nos rodea, lo que hace que nos sintamos más frescos”, indico el especialista del Hospital de Clínicas.
También es importante prestar atención a la hidratación de los grupos más vulnerables como los bebés, niños y adultos mayores, que no pueden o no suelen expresar la sed o alejarse del ambiente caliente por sus propios medios. Con respecto a los bebés, los síntomas del golpe de calor pueden tener ciertas características: suelen estar tranquilos, con una baja en su actividad normal, se quedan dormidos, pierden la iniciativa o tienden a no comer ni llorar.
Otro consejo es buscar lugares que sean frescos, espacios verdes donde circule brisa o viento. “Si se decide hacer actividad física, el entrenamiento debe incrementarse en forma progresiva: primero se aumenta la frecuencia semanal, luego el volumen y finalmente, la intensidad. Se recomienda hacer actividad física por la mañana temprano o por la tarde, luego de la caída del sol”, señaló el doctor Heredia.
Lo primero es contactarse con el sistema de salud. Además, se debe bajar la temperatura corporal, para eso ubicarse en un lugar fresco, que puede ser una habitación ventilada o un auto con aire acondicionado, o también colocarse frente a un ventilador.
Conviene mojar la piel con paños o agua fría, y retirar todas las prendas que se pueda. Se debe tratar de rehidratarse con líquidos fríos, en forma regular, hasta que llegue el médico y se arribe al centro de salud.
1 - Mantener una adecuada hidratación. Para esto es aconsejable la ingesta de líquidos, en especial agua, preferentemente fría, durante todo el día. La cantidad de la misma varía en relación a la edad, actividad y antecedentes médicos. En forma de orientación, 2,5 a 3,5 litros de líquidos fríos es una cantidad adecuada. Se deben evitar las bebidas con alcohol, cafeína o azúcar. No esperar a tener sed para beber líquidos.
2 - Tener una alimentación más sana, rica en frutas y verduras. Evitar las comidas con mayor contenido graso, más pesadas, o con alto contenido de sodio, y que generan más trabajo en el sistema digestivo.
3 - Usar ropa de colores claros, liviana, en especial ropa de algodón evitando nylon o poliéster.
4 - Usar gorras o sombreros a la hora de transitar en horas de sol. El uso de anteojos de sol también ayuda.
5 - Usar protector solar al menos con un factor de protección solar de 30 y prestar atención al tipo de piel y antecedentes médicos: la piel sana regula mucho mejor la temperatura corporal que la piel quemada por el sol.
6 - Evitar exponerse directamente al sol a las horas de mayor calor (dependiendo de cada zona geográfica) para realizar actividad física o trabajos. En Argentina se debe evitar la actividad física o transitar entre las 10-11 horas y las 16-17 horas.
8 - Preferir espacios y ambientes ventilados tanto para realizar tareas habituales como para realizar ejercicios. Disfrutar los espacios verdes con sombra natural.
9 - La ducha diaria con agua templada es recomendable para reducir el calor corporal y remover el sudor de la piel.
10 - Estar atento a los grupos más vulnerables, como los adultos mayores, niños pequeños, personas con enfermedades crónicas, embarazadas, etcétera.
11 - Ante cualquier duda, consultar al médico y/o dirigirse al servicio de emergencias.