No cabe duda de que en el Palacio los perros son las únicas mascotas bienvenidas: mientras doña Sofía ha tenido varios Yorkshire, los corgis de la Reina Isabel son tan famosos que ya incluso han protagonizado su propia película; es más, incluso la casa real danesa anunció recientemente a través de un comunicado la muerte de Apple, la perrita del Príncipe Joaquín y su familia. 

También podemos mencionar la familia de labradores de los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda; el perro que le regaló el Príncipe William a Kate Middleton hace algunos años, el famoso Lupo (un cocker spaniel inglés que se pasea por los jardines del Palacio de Kensington); o a Guy, el beagle que Meghan Markle trasladó desde Canadá a su nuevo hogar, la Frogmore Cottage.

Así como estos, hay muchos ejemplos más, aunque no podemos omitir que la Reina Letizia de España parecer ser la única a la que no le gustan los animales, pues según contó Carmen Enríquez en 2010, en su libro “Los Príncipes: preparados para reinar”, echó de la Zarzuela al perro de su marido, una mascota tan importante que incluso dormía con él.

Ahora bien, aunque los gatos podrán ser los amos de Internet, en realidad no existe ningún tipo de predilección por ellos en la realeza, sólo unos cuantos miembros del Palacio los prefieren, por ejemplo: la Princesa Miguel de Kent.

A la esposa del primo de la Reina Isabel le encantan los gatos, de hecho para su cumpleaños número 70 posó con uno de nombre Cali, y de acuerdo con un artículo del 2016 de The Daily Mail, la misma Princesa confesó que a pesar de tener varios perros, desde niña prefiere a los gatos. De hecho, familiares y amigos la apodan cariñosamente como “Gata”; la Princesa Miguel “Gata” de Kent.

Otro ejemplo podría ser la Reina Victoria, quien tenía dos gatos: campanilla, mascota del Príncipe Leopoldo, y Peter, un gato que vivía en los establos del Palacio de Buckingham y que al igual que campanilla fue fotografiado en algún momento de la historia.