Tiene 97 años y reveló las presiones que sufrió para tratar de cobrar deudas por obra pública. Su testimonio está incluido en la causa de los cuadernos de la corrupción, que investiga Bonadio.
José Teitelbaum es un empresario de 97 años con una extensa trayectoria en la construcción. La mayor parte de sus obras fueron en el ámbito privado aunque tuvo incursiones en la esfera pública como la construcción de la Biblioteca Nacional. Pero no fue esa emblemática obra -ideada por Clorindo Testa- la que le generó un fuerte dolor de cabeza, sino los trabajos para terminar de ampliar un centro tecnológico del Conicet en Santa Fe. "Acá no hay santitos ni arrepentidos, son todos chorros", dijo en relación a empresarios y funcionarios involucrados en la causa de los cuadernos de las coimas.
Al empresario le habían adjudicado la obra décadas atrás pero los trabajos estaban frenados por falta de pago. Había ganado en los "80 la licitación para ampliar el centro tecnológico, pero tuvo múltiples problemas ya que el proyecto estaba en una zona que se inundaba. La situación lo obligó a retomar los trabajos una y otra vez. En el medio, las postergaciones de pagos.
En 2003, a poco de la asunción de Néstor Kirchner como presidente, empezó a reclamar la agilización de los pagos. Y ese sería el comienzo de su odisea personal y profesional.
Lo primero que hizo Teitelbaum fue pedir una entrevista en el entonces Ministerio de Planificación, el organismo que manejó la caja más abultada durante los gobiernos K y que fue el emblema de la corrupción de las administraciones de Néstor y Cristina Kirchner, con la cara visible de Julio De Vido.
"Pido una entrevista y me reúno con la subsecretaria de Obras Públicas Graciela Oporto, que me atendió muy bien. Para reanudar la obra se hizo un contrato de reanudación, ya que los trabajos estaban paralizados por falta de pago. Y lo elevó a De Vido, aunque no tenía necesidad", explicó el empresario. Fue la primera señal que lo llevó a pensar que algo no andaba bien.
Teitelbaum dijo que la primera reacción del entonces superministro fue: "Esto no lo firmo". A partir de ese momento insistió incansablemente para que el gobierno K cancelara las deudas, pero a cada reclamo que hacía se lo "rebotaban". Explicó que hubo tres dictámenes de la Procuración del Tesoro a su favor para que le pagaran los $ 2 millones que le adeudaban, pero no lograba que le pagaran, consiga La Nación.
"Siempre me hacían alguna pregunta de más", dijo el empresario, al que además le pedían informes y antecedentes para provocar demoras y cansarlo, como "dando a entender" de manera implícita que debía pagar un soborno para que accedieran a pagarle lo que le debían. "No acostumbro a pagar coimas, no compro obras", dijo categórico el empresario, en una extensa entrevista a Radio Con Vos.
"Me presento en las licitaciones. Si gano bien y si no, la pierdo. Soy diferente, un tanto orgulloso de ser como soy, desde chico. Este episodio me molesta, al punto que terminaron de mandarme a la quiebra con todo lo que me hicieron", se lamentó.
El empresario dijo que no pertenece al "club de la obra pública", en referencia al grupo de ejecutivos de la construcción que "digitaban" con los funcionarios el reparto de contratos y los sobreprecios. Además dijo que aunque integraba la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) fue solo "cuatro veces" en su vida.
"Esto no es novedad, es muy corriente, ya que la obra pública es donde más se puede robar. Como son obras grandes los sobreprecios también lo son. Por ejemplo, una obra que costaba 100 la tasaban 130, 140 o 150. La diferencia se repartía entre funcionarios y empresarios. Acá no hay santitos ni arrepentidos, son todos chorros", criticó.
Justamente la Oficina Anticorrupción (OA) tiene el testimonio de Teitelbaum y se lo remitió al juez federal Claudio Bonadio, que investiga la causa de los cuadernos de las coimas, que involucra a empresarios y exfuncionarios K en el megaescándalo de corrupción por el pago de sobornos a cambio de contratos de obra pública.
El empresario dijo que le "daban vueltas" en Planificación pero que los encumbrados funcionarios no le resolvían nada. "Le hablaba a Roberto Baratta (segundo de De Vido) y me mandaba a decir que lo arreglaba en una semana. Nada. No me contestaba nunca más. Le pedía una entrevista a De Vido y me decía que hable con José López. Le pedía una entrevista a él, y no me atendía", aseguró.
Explicó que un día uno de sus socios logró reunirse con López, que le dijo que en Planificación "no querían saber nada" con él porque se le pasaba enviando escritos de reclamos y que hasta lo descalificó por su condición de judío.
Finalmente fue citado a una reunión en la oficina de quien fuera el subsecretario de Obras Públicas Raúl Rodríguez. "Me dijeron: usted tiene dos soluciones. "O hace un juicio que va a tardar 15 años en cobrarlo, que cobrarán sus bisnietos, o esperan que suban los radicales al gobierno"", dijo.
"Le dije que lo único que quería era que me pagaran lo que me debían", indicó el hombre, que en ese momento tenía más de ochenta años y hacía diariamente su reclamo. Entonces le dicen que entregara la obra a la empresa Supercemento. La empresa figura en la lista de los aportantes en la causa de los cuadernos de las coimas originada por las revelaciones del exchofer de Baratta Oscar Centeno.
Acorralado, Teitelbaum accedió a entregarle la obra a Supercemento. Fue después de que Planificación lo intimara a retomar la construcción pero sin la debida actualización de costos. En ese momento estaba en convocatoria de acreedores y decidió traspasar la obra para poder enfrentar la quiebra.
A los 97 años, el empresario dice que tiene "una pésima sensación" y que siente "una pena infernal" por la Argentina. "Tengo la costumbre de decir la verdad, no ando con vueltas. Viví todos los gobiernos y pienso que el único que podría haber gobernado bien este país fue Arturo Frondizi, en mi concepto". Cuando le preguntaron cuáles fueron en su consideración los peores gobiernos, afirmó: "Los militares y los kirchneristas".