Las claves de una relación complicada pero en la que cada parte se necesita. El objetivo común: asegurar la paz social y evitar que la crisis se profundice
Los dueños de los grandes grupos económicos responden positivamente a cada convocatoria de Massa. Desde Economía reconocen ese respaldo, al que consideran clave bajo las actuales circunstancias: un Gobierno débil y un ministro al que le toca gestionar una crisis de proporciones.
Los empresarios locales apuestan a que el titular de Hacienda mantenga el "barco a flote". O, como afirma el propio ministro cuando le hablan de una próxima candidatura, "yo quiero estacionar el auto en 2023".
Los ejecutivos tienen una lista de reclamos cuando el ministro los convoca, como sucedió hace unos días durante una cena en la casa de Eduardo Eurnekian. Los pedidos van desde la flexibilidad de dólares para asegurar la producción de las compañías hasta que no haya recortes en la obra pública. Massa también lleva lo suyo. Sus pedidos están bien concentrados: por un lado, que las grandes empresas le den una mano en las próximas licitaciones de deuda en pesos, que tienen a la gestión bajo presión constante.
El planteo del ministro es que necesita dólares para asegurar la estabilidad de la economía. Y para lograr una desaceleración de la dinámica inflacionaria.
Está enfocado en conseguir divisas, ya lo demostró con el lanzamiento de la segunda versión del "dólar soja", que está en marcha y seguirá en vigencia hasta fin de mes.
Por esta vía, el Banco Central ya compró u$s693 millones en lo que va del mes. Todavía quedan 15 días hábiles para cerrar el mes. El objetivo es al menos duplicar ese monto: la cifra final estaría entre u$s1.500 millones y los u$s2.000 millones.
Hasta ahora, las cerealeras liquidaron u$s1.355 millones, contra un piso de u$s3.000 millones comprometidos a lo largo de este diciembre.
Además de lo que ingrese por la ventanilla del Banco Central por el "dólar soja", el ministro le pone fichas a la activación del canje de monedas con China.
Contra el anuncio de u$s5.000 millones que se activarían en el corto plazo, por el momento sólo se concretaron alrededor de u$s500 millones, según las estimaciones de la consultora Eco Go.
Se trata de yuanes que están en las reservas del BCRA y que la Argentina utiliza para hacer frente al déficit comercial con China. De esa forma, evita utilizar los escasos dólares y le paga a China con los mismos yuanes que ese país nos presta.
Después de este acuerdo con China, el Gobierno dejó trascender que existe la posibilidad de hacer algo similar con Brasil, una vez que Lula da Silva asuma en la primera magistratura, el próximo 1° de enero.
Fuentes empresarias al tanto del acercamiento con el por ahora presidente electo del país vecino, mencionan que Lula podría acercar unos u$s8.000 millones.
Se podría negociar, siempre según esa fuente extraoficial, un préstamo de los DEGs que Brasil recibió el año pasado de parte del FMI y que no utiliza. La Argentina percibió alrededor de u$s4.000 millones que Martín Guzmán usó para pagar vencimientos con el organismo. La otra posibilidad es que haya un swap de monedas con Brasil.
Con el vecino, la Argentina también sufre un déficit comercial. Este año ascendería a unos u$s2.400 millones, más bajo que lo esperado, gracias a que en noviembre se anotó un superávit de u$s57 millones, el primer registro positivo en el año.
Dos puntos que concitan la atención de los empresarios refieren a sendos anuncios del ministro.
Por un lado, el blanqueo de inversiones de argentinos en los Estados Unidos, que cuenta con el respaldo explícito de ese país. De hecho, el anuncio estuvo rodeado de una señal política poderosa: el embajador estadounidense, Marc Stanley, formó parte del lanzamiento. Parece clara la señal de confianza del Gobierno de EE.UU. hacia Massa.
Massa cree que podrá ingresar al blanqueo a inversiones por unos u$s100.000 millones a partir del año que viene.
Otra de las alternativas que el Gobierno ya exploró para sacar al mercado en algún momento de 2023 es la licitación de las licencias del 5G, por la cual podría absorber alrededor de u$s1.300 millones, según estiman en el propio mercado tecnológico.
Como puede apreciarse, se trata de diferentes esquemas que persiguen un mismo fin: generar un puente de dólares hasta finales del año que viene, con el único objetivo que no haya sobresaltos cambiarios.
¿Tendrá éxito Massa en alcanzar su objetivo? Se trata de una meta de mínima, en un país que vive bajo presión desde hace años, donde el mercado cambiario es un hervidero permanente, y en donde hace falta bloquear importaciones para resguardar los pocos dólares que atesora el Banco Central.
Por eso mismo, los empresarios líderes, antes que pensar en la Argentina electoral de 2023, reclaman que el Gobierno les asegure la estabilidad de corto plazo. Más adelante ya habrá tiempo para definir el futuro.
En ese escenario, hoy Massa aparece ante ellos como el interlocutor de más confianza.