En la conducción bonaerense creen que puede ganarle al Frente de Todos. Pero el neurólogo no se define aún y no descarta competir por la Presidencia.
La UCR atraviesa semanas de intenso debate sobre su futuro en Cambiemos, con fragmentaciones, amenazas de candidaturas y reproches a sus socios del PRO por no haberles otorgado los espacios de poder que esperaban cuando fueron Gobierno.
Y entre tanta rosca de pasillos y zoom, apareció en la conducción de la UCR bonaerense la posibilidad de plantar un candidato propio en esa provincia que deje en un segundo plano la interna del PRO. El elegido es el neurólogo Facundo Manes, quien por ahora no confirma si está dispuesto a poner el cuerpo o, como repetía hasta hace unos meses en reuniones con empresarios y sindicalistas, prefiere esperar a 2023 para anotarse en la contienda presidencial.
Una cosa no quita la otra, pero si la condiciona: si en octubre Manes encabeza la lista de diputados de la provincia de Buenos Aires y da el batacazo su aventura hacia la Casa Rosada no será fácil de resistir en la siempre conflictiva interna del radicalismo.
El principal interesado en anotarse en la pelea presidencial es Alfredo Cornejo, diputado y presidente del Comité Nacional de la UCR. Algunas versiones en el edificio de calle Alsina es que podría ser candidato a senador en octubre y exhibir su eventual triunfo ante la cristinista Anabel Fernández Sagasti, como escarapela en la futura disputa de la UCR para definir un rival de Horacio Rodríguez Larreta en una futura interna de Cambiemos. O como se llame en 2023.
Otro que parece interesado es el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, sin reelección ese año. Este viernes aclaró que Macri no es su líder y que la UCR tendrá su candidato presidencial. "El radicalismo no va a ser furgón de cola de nada. No vamos a dejar que el PRO nos camine el patrio trasero del partido", advirtió.
Ernesto Sanz, su compañero en el Senado por por tantos años, reaparecido tras años de ostracismo en su San Rafael natal, hizo su propio rally mediático y partidario para avisar que la UCR no dejará al jefe de Gobierno sin rival interno, si se sostiene el frente electoral con macristas y lilitos.
Lo planteó sin vueltas en una entrevista con Clarín y promovió un comunicado junto a los jefes parlamentarias de Cambiemos, en el que exigieron al PRO abandonar su discurso conservador y aceptar otras reglas de juego si vuelven a compartir un espacio político.
Pero los conocedores del mundo UCR saben que una candidatura presidencial no será fácil, porque necesitaría rodearse de figuras en todas las provincias y en cada distrito de Buenos Aires, con elecciones simultáneas a las nacionales. En 2015, recuerdan, lo que hubo fue un simulacro de batalla, con nóminas compartidas en todas categorías y Sanz y Carrió como sparring de Mauricio Macri.
Quizá por eso, para llegar posicionados a una negociación, creen que deben dejar rastros en las principales luchas legislativas de este año. Saben que podrían protagonizar victorias en Mendoza y Córdoba (donde la UCR aún debe garantizarse la cima de la boleta), se le plantan a Rogelio Frigerio en las primarias de Entre Ríos, pero en Buenos Aires por ahora miran la película desde la plantea.
El PRO ni siquiera resuelve su interna en ese distrito, muestra de que no teme de sus socios. María Eugenia Vidal no define si competirá y los intendentes, como Jorge Macri (Vicente López) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero), advierten en sus recorridas que nadie les armará las listas. Larreta mandó a peregrinar la provincia a su vice Diego Santilli, pero no lo convenció de dar la pelea.
El 21 de marzo habrá interna de la UCR bonaerense. El diputado provincial Maximiliano Abad enfrentará al intendente de San Isidro Gustavo Posse. Gastón Manes, el hermano del neurólogo, será candidato a primer convencional nacional. Si gana su lista, le pedirían a Facundo presentarse en octubre.
Desorientada, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, que se anota para competir en la Ciudad de Buenos Aires, avisa que no evitará internas en la Provincia si la sangre llega al río y hasta mandó a sus subordinados a revisar padrones del partido, por si hace falta usarlos. Especula con una elección cerrada si se suspenden las primarias, como piden los gobernadores peronistas.
La UCR bonaerense la tendrá el 21 de marzo, con el diputado provincial Maximiliano Abad enfrentándose al intendente de San Isidro Gustavo Posse. Abad tiene el apoyo de Sanz y del actual presidente de la UCR bonaerense, Daniel Salvador, además de la mayoría de intendentes y legisladores provinciales.
Gastón Manes, hermano del neurólogo, integra su lista de convencionales nacionales y tendrá un lugar seguro en el órgano integrado con representantes de todas las provincias y encargado de definir la política de alianzas del partido.
A Posse lo sostiene Enrique "Coti" Nosiglia y su tropa: recorre la provincia con el senador Martín Lousteau y se apoya en la ayuda logística de Daniel Angelici. Coti también ojea la elección de convencionales, que tendrá capitulos en otras provincias como Córdoba y Capital, porque sin logra una mayoría propia tal vez pueda condicionar un futuro frente con el PRO. De mínima, pediría que Lousteau tenga el camino liberado para competir por la jefatura de Gobierno.
Abad confía en ganar el Comité bonaerense en una elección de 80 mil votantes sobre los 600 mil del padrón, pero el peso específico de sus rivales le impide confiarse.
Si Abad se consagra, junto a Salvador y Sanz esperará definiciones de Manes. Encuestas en mano, podrían insistirle en que para soñar con una candidatura presidencial primero debe liderar una lista bonaerense y darle batalla al Gobierno, que competirá con una nómina encabezada de figuras referenciadas en Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa.
Los sondeos aún tienen al oficialismo arriba en la batalla de los frentes, pero con un caudal de indecisos mayor al 20% que podría volcarse a uno u otro según los nombres de las listas. Manes, dicen sus promotores, mide bien entre los bonaerenses y podría empujar a Cambiemos a una extrema paridad con el oficialismo, en lo que será la elección más relevante del tercer domingo octubre.
Pero el neurólogo, por ahora, no da definiciones de su futuro, y se aboca a los congresos del International Society for Frontotemporal Dementias, dedicado a demencia frontotemporal y trastornos relacionados. El próximo es el 3 y 4 de marzo.
En el radicalismo hay quienes no terminaron de descubrir qué le pasó en 2017, cuando rechazó la invitación de Vidal para integrar la lista de la provincia, porque no le garantizaba el primer lugar. La gobernadora había auspiciado sus eventos, lo creía un activo electoral propio, pero la relación nunca fue igual y su canal con la política se redujo a la UCR y Sanz, además de promesas presidenciales a empresarios, sindicalistas y quien quieran escucharlo.
Algunos especulan con que temió una campaña sucia del kirchnerismo, donde más de uno lo conoce por haber atendido a Cristina y la hubiera enfrentado si se animaba a competir ese año. En una de sus entrevistas de campaña, la ahora vicepresidenta aclaró que Manes no la operó porque no sabe hacerlo, pese a que más de una vez lo llaman cirujano.
Lo cierto es que después de la intervención quirúrgica en la cabeza de la entonces presidenta, en enero de 2012, Manes, que presidía el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, saltó a la fama y no la abandonó nunca. En su cuenta de Wikipedia, se presenta como neurólogo, neurocientífico y político argentino. Por ahora, no tiene cargo.
Fuente: La Política On Line