Las comisiones de Banca de la Mujer, de Justicia y Asuntos Penales y de Salud llevaron a cabo una nueva jornada con 24 especialistas invitados y prevé recibir este jueves a las 9:30 a otros 13 expositores a modo de cierre.
Este jueves pasarán a la firma los dictámenes sobre el proyecto, que se prevé que sean dos: uno afirmativo de mayoría, dado que en el plenario hay más senadores "verdes" que "celestes" y uno de rechazo.
La disposición de los oradores fue organizada de manera tal que los legisladores escuchen un testimonio a favor y otro en contra de la normativa.
Se prevé que la votación sea el 29 de diciembre, aunque el resultado es todavía impredecible porque el conteo de votos a favor y en contra del proyecto es muy parejo ya que los senadores "indefinidos" que podrían inclinar la balanza hacia uno u otro lado varía todo el tiempo en números y nombres. La neuquina Lucila Crexell (Interbloque Federal) y los entrerrianos Stella Maris Olalla (Juntos por el Cambio) y Edgardo Kueider (Frente de Todos) forman parte de ese grupo, al que ahora se sumó el pampeano Juan Carlos Marino (Juntos por el Cambio).
La jornada de este miércoles comenzó con la exposición, Estela Manzano, médica ginecóloga y especialista en medicina legal del hospital zonal de Trelew (Chubut), que se pronunció a favor de la iniciativa del Poder Ejecutivo, al señalar que la legalización "evita secuelas físicas y sufrimiento psíquico de las mujeres por haber sido forzadas" a llevar adelante un embarazo no deseado.
Manzano consideró que el principal motivo para aprobar la norma "es que no se pueden salvar las dos vidas porque un aborto a cualquier edad gestacional es menos peligroso que un parto de acuerdo a todas las estadísticas".
"Es imposible evitar la aparición de las enfermedades que el propio embarazo causa en el tercer trimestre", dijo, y evaluó que "ninguna persona debe ser obligada a sacrificar su vida para salvar la vida de otro".
Entre las voces a favor del proyecto también se destacó el ex secretario de Salud Adolfo Rubinstein, quien insistió en que se trata de "un problema de salud pública", al tiempo que remarcó: "El aborto no es la solución pero tampoco se pueden soslayar, minimizar y no atender las consecuencias del aborto clandestino".
Además sostuvo que el aborto existe, "existía cuando el presidente Mauricio Macri habilitó el debate en 2018 y sigue existiendo ahora que el presidente (Alberto) Fernández envió el proyecto y sigue estando en la agenda social de nuestro país" por lo que pidió su aprobación.
María de Uarraza, médica obstetra y detractora del proyecto, opinó que se busca "legitimar el aborto a libre demanda y sin límite de edad gestacional, aumentar la cantidad de abortos y ampliar cobertura de aborto irrestricto en todo el país y amedrentar a los médicos que se resisten a obrar en contra de las leyes de la humanidad".
La médica aseguró que "no hubo complicaciones en los hospitales porque no las registraron", sostuvo que "los que mandan en los hospitales públicos son los abortistas" y dijo que esas complicaciones "generan una situación tremenda para el personal" como "neonatos que nacen vivos".
Respecto a los costos del sistema de salud, Sonia Tarragona, del Ministerio de Salud de la Nación, precisó que hoy "se gasta mucho más por no hacer los abortos en el sistema legal que si se hicieran dentro del sistema" y afirmó que el sistema de salud gasta entre 2,6% más que si se decidiera avanzar en la legalización".
"El argumento del costo no debiera ser un argumento para avanzar en esta práctica, es falaz creer que nos va a costar más caro como sistema", sostuvo la funcionaria, que defendió la propuesta de legalización, con media sanción de la Cámara de Diputados.
Para Tarragona, "un 75% de los abortos tiene contactos igual con el sistema de salud (aunque se practiquen en el sector privado), lo que significa que si bien la practica se hace fuera del sistema porque es ilegal, el resto de las atenciones que requiere el aborto como el control o terminar un aborto incompleto terminan llegando en el sistema de salud".
La funcionaria precisó que un aborto incompleto le cuesta al sistema de salud pública unos $85.000 por práctica y que el costo anual sería de $51 millones.
En tanto que en la segunda parte, que empezó a las 15 y se extendió hasta las 18, se inició con la Doctora Cecilia Ousset, médica especialista en ginecología de la provincia de Tucumán, quien expresó que "jamás" vio morir a "una mujer con plata morir por un aborto o tener secuelas por eso".
Calificó a Tucumán como una "provincia provida" pero que "no es tierra santa, al contrario, es la tierra donde cada uno de los derechos reproductivos de la mujer no se aplican".
Por su parte, Gabriela Luchetti, también médica ginecóloga, señaló que la objeción de conciencia "está mal llamada" de esa forma y remarcó que lo correcto es "objeción de práctica". "Esta objeción es un fenómeno nuevo en salud y cuando lo estudiamos siempre lo vemos ligado a las prácticas en salud sexual y reproductiva", explicó.
"¿Es casual esto?", preguntó la especialista y respondió: "No, es simplemente porque detrás de esto están las creencias religiosas y el dogma, donde subyace un único rol para las mujeres en la sociedad: el rol reproductivo".
El discurso de la médica genetista Graciela Moya despertó críticas en redes sociales cuando comparó el proyecto de ley del aborto (del cual está en contra) con el exterminio nazi.
"La historia ha demostrado tristemente que aquellos que tienen el poder pueden decidir cómo se legisla sobre la vida de los otros. Lo hemos vivido en la conquista de América con el exterminio de las comunidades originarias y su cultura, el secuestro y esclavitud de las personas africanas; en los programas de exterminio de personas con discapacidad en la Alemania nazi. Todas estas acciones estaban avaladas por la legislación vigente", argumentó la expositora ante los senadores.
La exposición fue arduamente rechazada dentro y fuera de la sesión, por su parte la senadora por Tucumán, Beatriz Mirkin, respondió que "no le voy a permitir ni a ella ni a nadie, como madre, judía, que no he realizado nada como los nazis, ni nadie ha realizado, que venga a decirnos cómo tenemos que votar para no ser genocidas nazis"
La médica invitada generó una discusión en la sesión en la que intervinieron varios senadores repudiando sus argumentos. "No se lo voy a permitir, me afecta personalmente. Usted está planteando que estamos a favor de una posición se asimila a eso. Soy judía. No se lo voy a permitir, se ha pasado ya de la rosca", agregó Mirkin.