La Cámara alta, que comanda Cristina de Kirchner, regaló una situación insólita durante el debate del primer plan real del Gobierno. Críticas de la oposición y pase de facturas del oficialismo al macrismo por
En la documentación, Rigo aseguró que el “error material observado en la planilla anexa al artículo 11” de la iniciativa “no implica modificación alguna en la asignación presupuestaria de gastos de capital sintetizada en el artículo 1 del proyecto de ley (gastos corrientes y de capital por función)”. Es decir que, durante todo el debate en el Congreso, ni Caserio ni su par de Diputados, Carlos Heller, e incluso todos los legisladores del oficialismo y oposición que estudian este tipo de proyectos, detectó el “descuido”.
Como condimento, en las últimas horas se desató un pase de facturas múltiples entre Economía, Diputados y el Senado. “Se ha detectado que el formato de archivo digital ‘pdf’ remitido originalmente mediante el Sistema GDE presenta errores tales como ausencia de totales completos, saltos de página, ‘cortes de datos’ y omisión de obras”, detalló Rigo. Allí se encuentran las denominadas “planillas de la felicidad” que los oficialismos siempre utilizan para captar votos escurridizos. Ahora, la Cámara baja piensa una convocatoria exprés al recinto para el martes o miércoles próximo.
Lo ocurrido fue una omisión mayúscula a la hora de tratar de la ley más importante que discute el Congreso cada año, excepto cuando se prorroga el Presupuesto del año anterior, como hizo el kirchnerista Alberto Fernández. La iniciativa para 2021 contempla una inflación del 29%, dólar promedio de $102,4, déficit fiscal de 4,5% del Producto Bruto Interno (PBI), y una emisión prevista de más del 50% para “paliar” la falta de recursos propios.
Sobre las planillas “juguetonas”, la Oficina de Presupuesto del Congreso -clave e inobjetable en cuanto a sus documentos- informó días atrás que “en lo que se refiere a los gastos, las incorporaciones introducidas” en Diputados “suponen un aumento de gastos que alcanza los $260.564 millones, equivalente al 0,7% del PIB”. En esa línea, señaló: “Se destacan con el 93,7% del total ($244.229 millones) la incorporación de 406 nuevas obras con incidencia en ejercicios futuros, que se suman a las 507 obras estimadas por el Poder Ejecutivo Nacional en el proyecto de presupuesto elevado al Congreso”.
Debate
Caserio tuvo más problemas que Heller a la hora de explicar el proyecto, y dedicó gran parte del uso de la palabra como miembro informante del kirchnerismo para disparar contra la “herencia” que dejó el macrismo. Habló de la “inflación más alta en tres décadas”, “pagos insostenibles por la deuda de los últimos años”, “presupuestos todos los años que no pudieron coincidir con variables económicas”.
En cuanto a los “ajustes”, el legislador cordobés manifestó que “el Estado tiene que hacer lo que tiene que hacer: recaudar lo que más puede y optimizar gastos”. Sobre esta última cuestión, Caserio aseveró que estos “son beneficios para el pueblo argentino”, y destacó las gestiones presidenciales no sólo de Néstor Kirchner, sino también de Eduardo Duhalde.
“Hay artículos que se incorporaron en Diputados que merecen una discusión aparte, no que en la discusión presupuestaria creemos tributos nuevos”, contestó el radical Martín Lousteau. En ese sentido, agregó: “Se subieron tasas de fiscalización, cargos sobre primas de seguros, se bajaron alícuotas para algunos de débitos y créditos, se eximió a esos mismos actores de pagos de aranceles”.
Para Lousteau, “la baja calidad del proceso en su paso por Diputados y el discurso del miembro informante” lo eximían “de algún comentario”, y finalizó: “Hay planillas que faltan, fe de erratas. Eso es la consecuencia de un mal proceso presupuestario. De hecho, la oficina de Presupuesto del Congreso dijo que en el paso por Diputados se aumentaron los gastos en $260.564 millones y se agregaron tres artículos para el Plan Gas, que se estima son u$s1.300 millones. Es decir que, en el paso por Diputados, se agregaron $400.000 millones de gastos sin decir de dónde salen”. Quien tendrá que encargarse de reasignar partidas para paliar ese agujero será el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.