Asistirán Federico Storani (vicepresidente del Comité Nacional); Ricardo Alfonsín; el bonaerense Juan Manuel Casella; el gobernador socialista Miguel Lifschitz y la líder del GEN Margarita Stolbizer, que abandonó el partido en 2007
Un grupo de radicales tiene cita para este lunes con Roberto Lavagna. Fijaron la reunión antes del contundente triunfo de Juan Schiaretti. "La estrategia de Cambiemos nos condena al fracaso", se quejó un ex diputado nacional ante Infobae. Y enumeró la seguidilla de derrotas: en Neuquén se atribuyó a una fuga de votos de Horacio "Pechi" Quiroga hacia Omar Gutiérrez para evitar que creciera Ramón Rioseco; en Río Negro se justificó como voto útil a favor de Arabela Carreras (Juntos) para frenar al peronista Martín Soria y en Entre Ríos se explicó como el triunfo en la PASO de un gobernador peronista pero "amigo", Gustavo Bordet, mientras que en Santa Fe el ex presidente de la UCR José Corral aseguró que tras la primaria "empieza una nueva campaña" aún cuando perdió hasta en su propia ciudad como ocurrió con Ramón Mestre en Córdoba Capital. Y cuando en la PASO pampeana se impuso el radical Daniel Kroneberger sobre el precandidato de la Rosada, Javier "Colo" Mac Allister, se explicó que el peronismo había mandado a votar en contra de la estrategia del macrismo. En San Luis y San Juan los radicales tampoco quedaron contentos con las indicaciones que recibieron desde Nación.
En Córdoba quedaron dos excusas que desde Buenos Aires usarán a su favor: la ruptura de Cambiemos es la primera y la especulación de que Macri puede compartir votos con Schiaretti es la esperanza. Pero no hay atenuante cuando la suma de Mario Negri y Ramón Mestre no llega al tercio de los votos, cuando la ruptura se apadrinó desde Casa Rosada y cuando se perdieron ciudades donde los radicales ganaron hace un mes. "Si no rompimos todo aún es porque somos cobardes", graficó una alta fuente que además teme ser funcional al kirchnerismo y por eso también elige la prudencia.
"Toda la región centro, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba se está perdiendo, no pueden no verlo", señalaba en voz baja un analista para no ser escuchado en uno de los dos búnkers radicales de Córdoba. Fue en la mediterránea donde Mauricio Macri tuvo la mayor diferencia en el ballotage del 2015 y ahora hasta se perdió en Marcos Juárez, donde nació Cambiemos. Para que Schiaretti ganara como ganó, tuvo que sacar una amplia ventaja en todo el interior y una tajada grande de votos en la Capital lo que proyectado a las presidenciales "no permite ver un triunfo de Macri como en 2015, a lo sumo tendrá 40 puntos", se indicó.
"El voto castigo fue para todos, para Macri primero, para los candidatos que rompieron y para todas las figuras nacionales que viajaron, Elisa Carrió, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales", interpretó una autoridad del Comité Nacional anoche con los números en la mano. Justo al revés lo ve Carrió que junto a Negri celebró sus 400 mil votos y celebró su segundo puesto como una señal a favor de Cambiemos tal como lo gestó con Macri y Ernesto Sanz.
Mientras tanto Lavagna avisó el sábado último que será candidato a presidente y que no va sumarse a la propuesta de ampliar Cambiemos que expuso ocho días atrás Martín Lousteau en la Feria del Libro. Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Federico Storani y Ricardo Alfonsín acompañaron al diputado de Evolución desde la platea pero con dispar adhesión a sus palabras, seguros varios de ellos de que la ampliación que ahora se promueve es inviable para Lavagna y Sergio Massa. Menos aún después del resultado cordobés que envalentonó a la liga de gobernadores y a todos los presidenciables peronistas, dentro y fuera de la "grieta".
Los radicales rebeldes creen que suben las acciones de una tercera opción, como Lavagna, si Schiaretti opta por la avenida del medio contra Macri y contra Cristina Kirchner. Distinto sería que se mantenga prescindente.
En esa línea los principales dirigentes del progresismo no peronista volverán a conversar esta tarde con Lavagna sobre el nuevo escenario electoral. Serán de la partida Federico Storani (vicepresidente del Comité Nacional de la UCR); el desencantado Ricardo Alfonsín; el bonaerense Juan Manuel Casella; el gobernador socialista Miguel Lifschitz y la líder del GEN Margarita Stolbizer, que paradójicamente había dejado la UCR en aquella convención de Rosario donde se decidió que Lavagna fuera el candidato a presidente.
A Schiaretti ahora lo miran de lejos. "No hay ninguna posibilidad de que sea parte de la ampliación de Cambiemos", reflexionaba un dirigente. Sí ven posible un acercamiento del cordobés con Lavagna pero también saben que desde el Instituto Patria Alberto Fernández tenderá puentes hacia el cordobés y que los demás presidenciables como Daniel Scioli, Juan Manuel Urtubey y hasta Sergio Uñac buscarán su respaldo como ya lo han hecho.
Para los radicales esta semana será clave camino a la Convención Nacional de la UCR convocada para el próximo 27 de mayo, aunque saben que los convencionales y sus referentes no necesariamente representan la voz de las urnas. Por eso lo que ocurrió en Córdoba tal vez no influya tanto sobre la Convención. O sí. Depende.
El jueves pasado hubo una breve reunión de las autoridades del Comité Nacional que firmaron el acta de convocatoria a los convencionales para Parque Norte. El encuentro, presidido por Alfredo Cornejo, tuvo un final apurado porque varios de los participantes se fueron hasta el hospital Ramos Mejía a solidarizarse con el diputado Héctor Olivares que acababa de ser operado tras un ataque que aún se investiga. Olivares murió anoche y conmovió tanto a los referentes radicales como el resultado de estas elecciones.
En el transcurso de la semana están previstos encuentros entre los díscolos que creen que Cambiemos "está terminada como alianza en la forma que venía existiendo, si no hay reformulación de las reglas no podemos seguir". También habrá una ronda de consultas, un intento por consensuar un documento que se presentaría el 27 en la Convención. El plan de muchos, a pesar de sus diferencias, es evitar una fractura, más heridos y que se repitan estrategias y resultados como los de Córdoba.
La fórmula para el documento es una quimera: hay quienes redactan un texto laxo y amplio como para permitir que antes del 12 de junio se tejan otras alianzas, incluso un permiso como el que logró Gerardo Morales en Jujuy cuando en 2015 conformó un frente con el peronismo de Sergio Massa, algo similar a lo que hizo también Alfredo Cornejo en Mendoza. La idea es sumar y no dividir, ampliar y no expulsar. Por ejemplo en el caso del vice de Morales, Carlos Haquim, que viajó a Buenos Aires para explicitar su apoyo a Lavagna. El gobernador jujeño, además vicepresidente de la UCR, no puede prescindir de él ni de ningún sector e intentará tener a todos, excepto al kirchnerismo, a su lado. Eso sí, aunque es ferviente defensor de Cambiemos despegó la elección provincial de la nacional.
Por su parte en Mendoza Cornejo rumia malestar: la Rosada bendijo a un precandidato a gobernador del PRO, Omar de Marchi, que enfrentará a Rodolfo Suárez, el elegido de la UCR en una provincia sin reelección.
El sábado el radicalismo tenía una visión sobre el futuro de Cambiemos que la contundencia del triunfo de Juan Schiaretti modificó. Incluso no fueron pocos los que anoche apagaron sus teléfonos.
"A ninguno de nosotros nos sorprendió el resultado con un radicalismo en crisis y dividido", respondía de todos modos un dirigente con cargo en el Comité Nacional de la UCR que viene cuestionado la estrategia de Cambiemos en lo que va del cronograma electoral, sobretodo después de que Cristina Kirchner bajara a su candidato y diera instrucciones a Unidad Ciudadana y La Cámpora para militar la candidatura de Schiaretti. Hubo a quienes les costó, acostumbrados a enfrentarlos, pero desde el Instituto Patria dijeron que el triunfo del peronismo debía ser contundente. Anoche la señalaban como ejemplo: paradójicamente CFK mandó a unir donde el gobierno nacional rompió.