La Fiscalía agravó la imputación contra Julieta Silva, quien ahora arriesga de 2 a 50 años de cárcel por haber agredido y privado de la libertad a su esposo, aunque un juez le volvió a dar domiciliaria
Julieta Silva, recordada por el caso que conmocionó a San Rafael en 2017 tras la muerte de su novio Genaro Fortunato, enfrenta nuevas y graves imputaciones que la llevaron a prisión efectiva.
En los últimos días, el fiscal Fabricio Sidoti agravó la imputación que pesaba sobre Silva: de lesiones leves agravadas por el vínculo y desobediencia a una orden judicial, pasó a estar acusada por cerca de una decena de hechos de privación ilegítima de la libertad agravada por el vínculo, ocurridos entre 2023 y el 1 de julio de 2025.
Lucas Adrián Giménez, actual esposo de Silva, denunció que en al menos doce ocasiones fue encerrado por ella en su vivienda durante discusiones de pareja. Según relató, la mujer le quitaba el celular y cerraba con llave el ingreso a la casa, manteniéndolo aislado durante horas o incluso noches enteras. En el último episodio, ocurrido el 1 de julio, también habría sido golpeado en el rostro.
La situación se agravó aún más el 16 de julio, cuando Silva desobedeció una orden judicial que le prohibía acercarse o comunicarse con la hija menor de Giménez y su expareja. Ese día, durante una videollamada por WhatsApp, mantuvo contacto con la niña, lo que derivó en su traslado al penal de San Rafael.
Además, la expareja de Giménez denunció amenazas por parte de Silva, quien le habría dicho: "Yo te voy a comer el hígado y los riñones a vos y a tu hija".