Corría el año 1936, Buenos Aires era una ciudad en plena expansión, nuevos edificios, grandes tiendas, 3 líneas nuevas de subterráneos, nuevos Parques, Teatros y el dirigible Graf Zeppelin sobrevolando los cielos de la urbe en ebullición.
El entonces Intendente de Buenos Aires, Mariano de Vedia y Mitre, un importante abogado considerado un controvertido y modernista por sus importantes obras públicas, firmó un decreto para para la ejecución de una obra de carácter extraordinario, “un monumento que simbolice el homenaje de la Capital a la República”, en conmemoración de los 400 años de la primera fundación de la ciudad por Don Pedro de Mendoza en 1536.
Se le encargó entonces, al arquitecto Alberto Prebisch, la construcción de un obelisco que se realizó en solo sesenta días: la obra comenzó el 20 de marzo de 1936, y fue inaugurada el 23 de mayo de ese año. En un periódico de la fecha puede leerse
“Son exactamente las 15, cuando la Banda Municipal ejecuta el Himno Nacional. Se cortan simbólicamente las cintas y se declara inaugurado el nuevo tramo del ensanche y el gran Obelisco, convertido ya en motivo inspirador del tradicional ingenio porteño. En la rotonda se han reunido chicos de las escuelas. Sus cantos tienen resonancia significativa. Parecen anunciar y saludar a la vez a la gran urbe del futuro. Todos se sienten un poco emocionados. Hasta los más desaprensivos intuyen que Buenos Aires da otro paso hacia adelante.”
En 1938 al desprenderse parte de las piedras blancas que cubrían el monumento, se decide remplazarlas con revoque de cemento, imitando las lajas y pintándolo con pintura de látex. Debido a esto un año más tarde en 1939, el Concejo Deliberante aduciendo cuestiones estéticas, económicas y de seguridad, decidió demolerlo. Pero la ordenanza fue vetada por el entonteces Intendente Goyeneche y la misma no prospero.
Desde entonces el Obelisco es el símbolo de Buenos Aires, es el punto de encuentro de miles de argentinos y turistas que deciden visitarlo para fotografiarse con el principal monumento de la ciudad.
El mismo posee una altura de 67,5 m, tiene una sola puerta de entrada y en su cúspide hay cuatro ventanas, con persianas metálicas, a las que sólo se puede llegar por una escalera marinera de 206 escalones con 7 descansos cada 8 m y uno a 6 m.