El homicidio de un querido joven del lugar, Fernando Juncos (27), generó una pueblada que duró más de 12 horas y dejó como saldo tres casas reducidas a cenizas, una familia expulsada, una mujer embarazada salvajemente golpeada y un barrio que aún no logra volver a la normalidad.
"Ya se notaba la tensión desde el sábado (día del homicidio) pero ayer terminó explotando", sintetizó un vecino. La horda enardecida tenía dos objetivos: primero ajusticiar a Mariano Lorenzo López Moya (39), al presunto asesino de "Nano", como llamaban a la víctima fatal sus amigos, y segundo lograr que toda la familia López se fuera definitivamente del barrio.
El primer objetivo no lo lograron, Mariano López había dejado la zona luego del homicidio. Finalmente, esta madrugada el sospechoso se entregó en la comisaría Sexta, fue imputado por "homicidio agravado por el uso de arma de fuego" y trasladado a la penitenciaria provincial. El segundo lo consiguieron a fuerza de violencia extrema.
Los vecinos demolieron e incendiaron tres casas habitadas por integrantes de la familia del presunto asesino. "Realmente le agradecemos a estos ‘justicieros’ que sacaron a esta gente que vivía causando incidentes, pero le pedimos que paren con la violencia, queremos poder traer a nuestros hijos y volver a vivir en paz", suplicaron las personas que viven en las inmediaciones del principal punto de tensión: la casa donde Mariano vivía con sus dos hijos y su esposa.
"Ya no queda ningún López en el barrio, pedimos que se calmen", agregaron.
Un tiro en la cabeza por un vaso de vino
El móvil del crimen aún es investigado. Primero trascendió que se había tratado de una venganza, ya que unos meses atrás uno de los hijos del imputado fue asesinado en Godoy Cruz. Pero los pobladores descartaron esta hipótesis de manera tajante. "¡No!, lo mató porque no le quiso convidar vino", sentenciaron.
Estos vecinos detallaron que Mariano López siempre irrumpía en reuniones ajenas. "Se metía y se ponía a tomar sin pedir permiso", detallaron. Esto, según su relato, fue lo que ocurrió el sábado pasado. "Los chicos estaban comiendo un asado, Mariano llegó y de manera prepotente pidió que le convidaran vino, pero nadie le hizo casa. Por esto, sacó un revólver y le disparó en la cabeza a Fernando", relataron.
Lincharon a una embarazada
El fuego crecía rápidamente en la casa de Mariano, las piedras, "la más era chica del tamaño de una papa", volaban de un lado para el otro, los policías no podían contener la situación, los bomberos que llegaban a apagar el siniestro eran "invitados" a dejar del lugar.
En medio de todo este caos, las familias intentaban proteger a sus hijos. "Salimos corriendo con nuestros chicos agachados, entre el fuego y las piedras. Fue terrible", contaron los protagonistas. Así se vivieron las horas más tensas de la pueblada de ayer.
Pero la gente enojada también atacó a una hermana del supuesto homicida. Esta mujer llegó durante el momento de mayor tensión y decenas de persona comenzaron a golpearla salvajemente.
Algunos vecinos se apiadaron, la mujer está embarazada de cinco meses, y lograron rescatarla. "Si no la sacábamos nosotros, lo podrían haber matado", dijo un hombre que se convirtió en el "guardaespaldas" de la hermana de Mariano.
Según testigos, la mujer perdió el embarazo tras el salvaje ataque.
Nuevo dueño
La casa que ayer fue destruida, esta mañana fue vendida. El hijo de una vecina se la compró a la esposa del imputado. "Está esperando los papeles y se viene para acá. Para limpiar y reconstruir las habitaciones", contaron los vecinos.
Sin clases
La DGE decidió suspender las actividades en todos los turnos y niveles en las escuelas de la zona (dos primarias, una secundaria y un jardín) durante la jornada de hoy "por razones de seguridad de sus estudiantes y docentes".
La presencia policial se incrementó en La Favorita tras el día de furia. Los vecinos solo quieren que todo vuelva a la normalidad y piden. "Ya hicieron justicia y lo agradecemos, pero no queremos más violencia", concluyeron.