En las playas de Reñaca y La Serena se ven menos argentinos. Muchos viajan con mercadería y no salen a comer afuera.
Los que sí se le animaron al destino playero suelen ser, en general, más cuidadosos y se manejan en modo "gasolero". Ya no van masivamente de compras a los shoppings, ni se salen a comer afuera con tanta frecuencia. De hecho muchos se llevaron mercadería desde Mendoza o acortaron su estadía para que les cerraran las cuentas. Consultados por Los Andes, viajeros mendocinos detallaron cómo viven sus días en el país vecino.
Junto a su familia, Verónica Giménez eligió las playas de La Serena para vacacionar. "En general vemos poca gente, pero de a poco van llegando más argentinos", relató la mujer que llegó hasta allí el 28 de diciembre. Aprovecha los días de sol para descansar en la arena, pero va bien preparada para no tener que comprar víveres durante la jornada. "Hasta los baldes para los niños están caros", aseguró.
Por las noches, las salidas a cenar también están un poco restringidas. "Todavía no hemos salido a comer, pero fueron unos amigos y nos contaron que una pizza finita de 8 porciones sale $ 600", precisó. En cuanto a las compras, comentó que la ropa está prácticamente igual que en Mendoza. La diferencia se logra, tal como remarcó, si se encuentran promociones como 30% de descuento o 2x1 que son bastante frecuentes.
"En general, para venir a comprar no te conviene porque gastás nafta y tiempo, pero si venís de vacaciones y aprovechás el descuento, sí", concluyó.
Desde las playas de Algarrobo, Adrián Álvarez contó que también notó menos mendocinos ya en la Aduana. En su estadía él ha tenido que cambiar algunas costumbres para adaptarse a la suba del dólar. "Compramos sacando cuentas porque antes todo nos parecía un regalo, pero ahora hay que pensar", aseguró. Él observó también que los mendocinos llevan mucha comida para desembolsar menos dinero. "La carne y el pescado son bastante más caros, fiambres más o menos y lo demás en algunos casos es más caro . En otros, igual o más barato", reconoció el viajero.
Alejo Schestakow pasó los días previos al Año Nuevo en las playas de Reñaca con amigos. En su caso, no llevaron productos de Mendoza, salvo bebidas alcohólicas que son mucho más costosas del otro lado de la cordillera. "Para salir a comer notamos bastante más caro, por lo menos en la zona más turística de Reñaca y Viña", contó. Por su experiencia en los shoppings encontró ropa y electrónica más barata. "Tal vez otros años era mayor la diferencia", resaltó.
Por la cercanía, Belén Díaz también eligió Reñaca para vacacionar con su marido. "Es la costumbre de todos los años. Nos encontramos con mis hermanos y familias de amigos", comentó la mujer. En su caso, como encontró los alquileres más caros, optó por hospedarse menos días. "De 10 días pasamos a 7, prefiero eso a no vacacionar", aseguró.
A pesar de la disminución de argentinos en las playas chilenas, referentes de turismo del vecino país aseguran que hay mucho movimiento ya que ofrecen precios para todos los bolsillos. "Si lo comparo con la afluencia de mendocinos que vinieron el año pasado ha disminuido pero igualmente siguen llegando porque tenemos muchas ofertas para ellos", expuso Soledad Vera, directora de Turismo de la Municipalidad de Viña del Mar.
También han visto un cambio en las costumbres de los viajeros. "Prefieren comprar en el supermercado y están arrendando departamentos para preparar la comida en casa", precisó a la vez que subrayó que de todas formas allí tienen una amplia oferta gastronómica. "El empresario viñamarino ha tomado conciencia de que al argentino le iba a costar venir y se han ajustado a los precios", señaló.
Por su parte, Pablo Munizaga, presidente de la Cámara de Turismo de la Región de Coquimbo, relató que la principal disminución de los argentinos se nota en los hoteles. "Ellos han bajado un 20% las reservas porque más personas prefieren otro tipo de alojamiento como departamentos y cabañas".
Según su experiencia, este año los argentinos buscan opciones más económicas, sobre todo aquellos que llegan con familias numerosas. "En promedio el alojamiento está en 100 dólares la noche, pero pueden encontrar por 20 en hostales con piezas compartidas. o campings", relató.
A los mendocinos que se fueron a Chile también les llamó la atención la presencia de brasileños y de grupo de jóvenes que llegaron desde Buenos Aires. Se trata de una tendencia que había comenzado a vislumbrarse años atrás pero que cada vez se acentúa más.
Los primeros llegan atraídos por la diversidad del paisaje chileno y sus mariscos.
Mientras que los segundos se muestran encantados con la "movida" nocturna de la costa del Pacífico. Aprovechan además que está de moda y encuentran una alternativa a las clásicas playas juveniles de Villa Gesell.