El Día Provincial del Árbol se instituyó en Mendoza en 1939 a través de la Ley 1360, que estableció la aprobación del 15 de agosto como la fecha de su celebración.
La Secretaría Ambiente a través de la Dirección de Recursos Naturales Renovables, destacó la labor de educación ambiental que se mantiene desde 2018 -en colaboración con instituciones educativas y fundaciones- mediante el Programa “La Escuela se Planta frente al Cambio Climático”.
En mayo, se destinaron más de $120.000 para que viveros provinciales produzcan forestales nativos, además de la compra de materiales y herramientas para dos viveros de establecimientos educativos de la provincia que participan en este programa. Asimismo, en febrero de este año, las instituciones educativas recibieron $ 673.505 en concepto de segundo desembolso del fondo total adjudicado para el desarrollo de este proyecto en 2020.
Por su parte, los viveros Notti y Perdriel, de la Dirección de Recursos Naturales Renovables, vienen asegurando una provisión anual -para el remplazo o renovación del arbolado público urbano del Área Metropolitana de Mendoza- de más de 10.000 ejemplares de distintas especies habilitadas para el medio urbano según lo establece cada municipio. Recientemente, esos viveros provinciales compraron humus de lombriz sólido producido por la Fundación Carmela Fassi. Esta adquisición se destinó a optimizar la producción de forestales, además de colaborar con la institución que trabaja con jóvenes discapacitados en situación de vulnerabilidad social.
Unicipio: Nuevo Sistema de Gestión del Arbolado Público
Desde Unicipio, también se ha tomado el tema del arbolado público urbano como un pilar de la gestión ambiental del Área Metropolitana de Mendoza. En julio, comenzó un relevamiento de toda la masa forestal existente de los siete departamentos del Área Metropolitana, que permitirá operar un nuevo Sistema de Gestión del Arbolado Público.
“Es un salto en la gestión que damos en un tema estructural del medio urbano. Nos reportará beneficios ambientales y de calidad de vida, porque la masa forestal purifica el aire y genera un gran ahorro energético. Una medida fundamental para mitigar los efectos del cambio climático”, resumió el secretario de Ambiente, Humberto Mingorance.
El relevamiento de Unicipio se efectuará de manera digital mediante tecnología LIDAR, de vanguardia a nivel mundial, que cuenta con cámara de 360° y láser de medición –que permite tomar 1.500 medidas por segundo–, lo cual permitirá reconstruir todo el arbolado público en imágenes 3D.
La información se albergará en una plataforma digital que estará a disposición de los municipios para organizar su mantenimiento, de la Dirección de Recursos Naturales para controlar su evolución y también de cada uno de los ciudadanos para conocer qué especie tiene enfrente de su casa.
Sin duda, una política metropolitana estructural, a largo plazo, única en el país y en Latinoamérica, para hacer más sostenible la ciudad, aumentar la calidad de vida y garantizar el buen aire.
Este relevamiento forma parte de un Proyecto de Recuperación y Refuncionalización del Arbolado Urbano para el Área Metropolitana de Mendoza, que incluye mejoras del vivero provincial –cierre perimetral– y la adquisición de equipamiento forestal –siete destoconadoras y un tractor– y para equipamiento informático.
El árbol en la historia del desarrollo mendocino
Mendoza sorprende a quienes la visitan por la cantidad de árboles de sus entornos urbanos, y sorprende aún más cuando se descubre que en realidad la inmensa masa forestal no es natural, sino que fue toda plantada y regada a través de acequias. Por eso el árbol es un constitutivo de la conformación arquitectónica, social y cultural de la Provincia.
Sin embargo, los antecedentes del fuerte vínculo de la provincia con el arbolado se remontan a los albores de su historia, fortaleciéndose a lo largo de todo el siglo XIX. La Alameda fue la primera plantación relevante de ejemplares. Fue el general San Martín –durante su gobierno– quien en 1815 dictaminó ampliar la plantación de forestales de la Alameda como forma de mejorar la calidad de vida de los pobladores, creando un lugar de disfrute y paseo público.
Pero recién en 1897 –año en que se aprobó la Ley 39 de Plantación y Fomento de Bosques–, las políticas públicas respecto al árbol fueron más sistemáticas, estableciendo medidas de defensa del arbolado urbano para contribuir de esta forma también a la salud pública al mitigar enfermedades causadas por la sequedad extrema del ambiente. Esta norma posicionó a Mendoza como una provincia adelantada para esa época y le dio un estilo paisajístico distintivo.
El doctor Emilio Coni –luego de la epidemia de cólera de 1886–, para mejorar la salubridad del entorno urbano de entonces, propuso crear un gran espacio verde que funcionara como purificador de las corrientes de aire que se filtrarían entre la masa forestal y refrescarían la ciudad. Es así que el Parque General San Martín –diseñado por el arquitecto francés Carlos Thays– comenzó a cumplir su misión ambiental y hoy es el reservorio de arbolado público más importante del Área Metropolitana.
A lo largo de todo el siglo XX, Mendoza fue fortaleciendo la llamada “cultura del oasis”, que ya es un sello de identidad. Sin embargo, como ha venido sucediendo a nivel mundial, recién a mediados del siglo pasado se hicieron más potentes los nuevos paradigmas ambientales y movimientos en torno a la valoración de los ecosistemas autóctonos. Mendoza crea sus Áreas Naturales Protegidas y empieza a trabajar –logro que recién se concretará hace unos años– en la protección de sus bosques nativos. De esta forma, no solo se protege la invalorable masa forestal de los oasis sino también de los
ambientes autóctonos.
Fuente: Prensa Gobierno de Mendoza