El cocinero del programa Morfi Telefé habló de su carrera, dio tips de cocina y respondió todas las preguntas de sus seguidores.
Giorgini lleva 22 años en las cocinas pero, en su niñez, sus sueños no tenían nada que ver con cuchillos, tenedores, hornos ni especias. Santiago quería ser corredor de autos “y mi papá me vendió el karting a motor, cuando tenía 10 años. En ese karting corrí pero a él le daba miedo y por eso lo vendió”, contó en la Sala Tito Francia del espacio cultural de Guaymallén.
Con su papá italiano y su mamá polaca, Santiago absorbió lo mejor de las cocinas de ambos mundos. Sus abuelas y su madre fueron siempre inspiración, preparaban de todo y en su casa “no se compraban ni las galletas, todo lo hacía mi mamá”, relató.
Era un adolescente, cuando su novia -actual esposa y madre de sus dos hijas de 15 y 17 años- lo anotó en el Instituto Argentino de Gastronomía. “Mirá qué visionaria la flaca”, bromeó al respecto y luego aclaró que le pidió ese favor porque no tenía tiempo para inscribirse. Así, empezó un recorrido que lo llevaría a uno de los canales más sintonizados de la televisión y al hogar de millones de argentinos, cada día.
“Siempre que alguien me consulta sobre gastronomía y me comenta que es porque quiere estudiar eso, le digo que vaya y se meta en el servicio de cualquier restaurant, bar o local de comidas. El que tenga la posibilidad de hacerlo, no importa a cuál, que lo hagan y, si ven que les gusta trabajar con esa presión, entonces que se inscriban sin pensarlo. La carrera de gastronomía es cara y yo tuve compañeros que cuando llegaron las pasantías, no soportaron el ritmo y dejaron y hoy son analistas de sistemas, lo juro”, expresó el cocinero estrella.
Y continuó: “A mí me pasó todo lo contrario. Cuando hice las pasantías en un restaurant me encantó la adrenalina, ese caos de tener tanta gente sentada y esperando para comer y saber que tiene que salir rápido, bien y rico. La cocina es práctica, la primera vez que llegué a este lugar me mandaron a cortar pimientos, salí con todos los dedos heridos, les puse cinta y al día siguiente regresé. En menos de una semana ya había aprendido a hacerlo, es eso, dedicación, práctica y paciencia”.
Giorgini es profesor en el instituto donde se formó, cocina en televisión y supo manejar tres restaurantes a la vez. “Pero los vendí, me cansé, me puse viejo y me quitaba tiempo con mi familia. Yo debería llegar antes al canal pero les digo: muchachos, tengo que llevar a las chicas al colegio, quizás no las vea en el resto del día. Trato de lidiar con mis responsabilidades y de ser padre, valoro mucho ese tiempo, aunque sean minutos”, dijo.
Al parecer, Santiago ya piensa en un nuevo proyecto: La biblia del asador. Al menos así lo dijo ante sus seguidores en la sala Tito Francia donde compartió algunos tips que piensa en poner en esas hojas: “jamás sales la carne ni bien la saques de la heladera y después vayas a prender el fuego, no. Lo que hay que hacer es prender el fuego, salar la carne e inmediatamente ponerla en la parrilla o tirarla en los hierros y salarla ahí mismo”, aconsejó.