El primer viaje del presidente brasileño Jain Bolsonaro a Chile está rodeado de controversia debido a las afirmaciones que este hizo en el pasado sobre el general Augusto Pinochet y los derechos humanos.
El primer viaje del presidente brasileño Jain Bolsonaro a Chile está rodeado de controversia debido a las afirmaciones que este hizo en el pasado sobre el general Augusto Pinochet y los derechos humanos.
Bolsonaro llegó este jueves a la capital, Santiago, para participar en el Encuentro de Presidentes de América del Sur 2019, convocado por el presidente chileno Sebastián Piñera.
Organizaciones de la sociedad civil convocaron a manifestarse en su contra y diputados de la oposición presentaron un proyecto para que sea declarado "persona non grata".
Además, los presidentes del Senado, Jaime Quintana, y de la Cámara de Diputados, Iván Flores, dos de las más altas autoridades políticas del país, anunciaron que no asistirían al almuerzo de 90 invitados en su honor que se realizará el sábado en el palacio presidencial de La Moneda, organizado por el presidente Piñera.
En el encuentro de presidentes participarán también el presidente Lenin Moreno, de Ecuador, Martín Vizcarra de Perú, Mauricio Macri de Argentina y Mario Abdo, de Paraguay.
La reunión es parte de los esfuerzos encabezados por el presidente de Chile y el de Colombia, Iván Duque, por crear un nuevo referente regional, Prosur, en reemplazo de Unasur.
Tras la reunión se espera además una fuerte condena al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Aunque el encuentro se realizará entre jueves y viernes, Bolsonaro se quedará en Chile hasta el sábado en "visita oficial" al país.
La decisión de Quintana y Flores de no acudir al almuerzo de 90 invitados en la Moneda al que invitan el presidente Piñera y su esposa, Cecilia Morel, fue considerado un "desaire a uno de los principales socios y aliados de Chile", consideró el canciller chileno, Roberto Ampuero.
"Criticar la visita del Presidente de Brasil pretende poner en juego nuestro prestigio a nivel internacional", posteó el ministro.
"Bolsonaro no defiende la democracia y reivindica la tortura", explicó otro congresista que se restó de la actividad, el diputado Pablo Vidal, presidente de la comisión de relaciones exteriores de la cámara baja.
La mayoría de los escaños del parlamento hoy está en manos de la oposición a Piñera, incluyendo a representantes de los partidos que fueron duramente perseguidos bajo el régimen del general Augusto Pinochet.
En general, quienes han declinado almorzar con Bolsonaro en Chile critican las expresiones donde el mandatario brasileño ha relativizado el valor de la democracia y los derechos humanos, o las opiniones ofensivas que ha expresado contra mujeres, extranjeros o minorías sexuales.
Aunque la retórica de Bolsonaro es tema de debate global (ha sido llamado "el Trump tropical"), en el caso de Chile sus expresiones han apuntado directamente a la historia y la política del país sudamericano.
"Estamos ante un caso bastante único", dice a BBC Mundo el ex canciller y ex embajador del gobierno de Michelle Bachelet ante Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés.
"Por más que yo tenga discrepancias con el Presidente Trump y con cosas que él ha dicho, él no ha ofendido a los chilenos", dice el diplomático.
"Las cosas que Bolsonaro ha dicho sobre Pinochet; las cosas que ha dicho de que le parece que en algunas dictaduras el problema fue que no se mató suficiente gente; las alabanzas que hizo del dictador Stroessner, del Paraguay, uno de los personajes más repulsivos de la historia de América Latina…que alabe a un torturador porque torturó a una ex presidenta del Brasil… no son cosas baladí", enumera Valdés.
"No son frases de diferencias ideológicas, son categorías morales... Entiendo que es extremadamente desagradable", resume, "pero por otro lado, tenemos que reconocer que es el Presidente de Brasil".
En 1973, "Pinochet hizo lo que tenía que hacer", ha declarado Bolsonaro en el pasado.
A su llegada a Chile, sin embargo, el presidente brasileño afirmó: "Aquí no vine a hablar de Pinochet".
El 2015, en un programa de televisión, Bolsonaro aseguró que "Pinochet hizo lo que tenía que hacer…Tenía que actuar de forma violenta para recuperar a su país", planteó.
El general chileno murió sin ser juzgado, pero documentos oficiales como el Informe Rettig y el Informe Valech constatan miles de crímenes cometidos bajo su régimen, y algunos de los ex jefes de los organismos represivos creados bajo su mandato han sido condenados a decenas de años en prisión por delitos como tortura, secuestro o desaparición de personas.
Las referencias de Bolsonaro a su vecino sudamericano no se acotan al tema político.
El brasileño también admira las medidas económicas aplicadas en el país sudamericano y su ministro Paulo Güedes es descrito en Chile como un "Chicago Boy", mismo nombre que se dio al equipo de graduados de la Universidad de Chicago que, bajo los militares, abrió la economía chilena e impulsó la privatización de la salud y las pensiones, entre otras medidas.
El Presidente Sebastián Piñera, a su vez, ha apoyado públicamente los anuncios económicos de Bolsonaro: "abrir la economía brasileña, reducir el déficit fiscal, reformar las pensiones, reducir el tamaño del sector público con muchas privatizaciones, es lo que un país como Brasil, que es un gigante, necesita", declaró.
Además de las actividades oficiales junto a los demás mandatarios, Bolsonaro tendrá una reunión bilateral con Piñera y una reunión con representantes del gran empresariado.
Mientras, el Movilh, una de las principales organizaciones por la diversidad sexual y otras agrupaciones, han convocado a manifestarse en forma pacífica contra Bolsonaro en las afueras de La Moneda.
En medio de lo que se ha descrito como una "ola de violencia" con más de 10 ataques contra personas LGBTI en Chile en lo que va del año, la ONG advierte que Bolsonaro "promueve el odio y la violencia y frente a ello, debemos manifestarnos con fuerza, claridad y de forma pacífica", anunciaron sus representantes.