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Mundo Tristeza

Quién era y cómo murió Lior Rudaeff, el argentino secuestrado por Hamás

Tenía 61 años y cuatro hijos en Israel. Aún hay ocho argentinos en manos del grupo terrorista en Gaza.

Miercoles, 8 de Mayo de 2024
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La guerra en la Franja de Gaza entre las Fuerzas de Defensa de Israel y el grupo terrorista Hamás ya lleva siete largos meses, donde el dolor y el horror dejaron profundas huellas tanto en la población palestina como en la israelí.

La historia de Lior Rudaeff, el argentino que desapareció tras la masacre de Hamás del 7 de octubre refleja uno de los aspectos de este dramático conflicto.

Se creía que había sido secuestrado con vida ese fatal día, pero ahora se supo que en realidad los islamistas lo habían matado y se habían llevado su cadáver para intercambiarlo por detenidos israelíes.

Lior Rudaeff, fue asesinado en el ataque del 7 de octubre y su cuerpo fue llevado a Gaza.

La familia de Rudaeff esperaba recuperarlo con vida en un próximo intercambio, pero las autoridades israelíes revelaron este martes que, según nueva información de los servicios de inteligencia, fue asesinado el mismo día del ataque.

Aún quedan ocho argentinos en manos de Hamás, aunque no se sabe si todos están vivos. Hasta ahora nueve argentinos fueron liberados, y dos pudieron ser rescatados por las fuerzas israelíes.

Expulsaron a dos ciudadanos marroquíes que habían ingresado al país de manera ilegal

Los dos hombres fueron descubiertos tras un control en un micro. Ninguno poseía documentación que registre el ingreso legal al territorio nacional.

Lior Rudaeff tenía 61 años y vivía en el sur de Israel, en el kibutz Nir Yitzchak. Había nacido en la Argentina, pero cuando tenía sólo siete años su familia decidió instalarse en el país de Medio Oriente.

Llevaba casado 38 años con Yaffa, de origen marroquí. Tuvo cuatro hijos y tres nietos. Trabajó en el campo como agricultor y también fue conductor de camiones. En los últimos años era médico voluntario y conductor de ambulancias para el kibutz.

Lios Rudaeff, junto a su familia.

El fatídico día del ataque de los milicianos de Hamás, el 7 de octubre del año pasado, se había levantado temprano para hacer un viaje planeado en moto al cráter Ramon. Pero recibió una llamada del equipo de emergencia del kibutz que lo alertaba sobre lo que estaba ocurriendo. Entonces tomó su arma y fue a enfrentar a los terroristas.

Su esposa Yaffa permaneció en su refugio antiaéreo durante más de 14 horas y pudo sobrevivir. Su hijo Ben, que estaba en el festival Nova, pudo escapar.

Se supo que Lior había sido baleado porque su esposa recibió un mensaje de celular donde le contaba que estaba herido, y se despedía de ella y de sus hijos porque presumía que iba a ser capturado o asesinado.

Desde ese momento se perdió toda comunicación. Su cuerpo no estaba entre los cadáveres esparcidos por el kibutz y por lo tanto se creyó que era un rehén de Hamás.

Ahora los servicios de inteligencia, en virtud del material recogido en Gaza, descubrieron que en realidad había muerto y los milicianos se llevaron su cadáver para intercambiarlo más tarde por detenidos de la agrupación islamista.

"Rudaeff, un hombre generoso y de gran corazón para todos los que lo rodean, se ofreció como voluntario durante 40 años como conductor de ambulancia en Eshkol (cerca de la frontera con Gaza)", dijo el Foro de Familias de Rehenes. Y agregó: "En todas partes, siempre fue el primero en ofrecerse como voluntario y ayudar a todos. Argentino de corazón, un ávido ciclista y admirador de Shlomo Artzi (cantante israelí)".

Fernando Marman y Luis Har, los dos argentinos rescatados por las fuerzas israelíes.

Si bien las cifras son muy difusas, las fuerzas israelíes consideran que el movimiento islámico aún tiene en su poder 130 rehenes. De ellos, ocho son argentinos, incluyendo a la familia Bibas: el padre, la madre y los hermanitos Kfir y Ariel.

Kfir y Ariel Bibas, secuestrados junto a sus padres por Hamás.

El problema es que no se sabe cuántos están realmente vivos. Hamás mantiene esa información en secreto y lo utiliza para sacar más provecho a las negociaciones.

Incluso los cadáveres suelen ser intercambiados por prisioneros, y por eso muchas veces se los llevan con ellos. Este es el caso de Lior Rudaeff. (LMNeuquén)