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Ahora Europa se desespera por conseguir la vacuna rusa, en medio de la tensión por el caso Navalny

España, Alemania y Francia ya se mostraron favorables a usar la Sputnik V. El trasfondo geopolítico de una gestión que fortalece a Putin en medio de la tensión por Navalny.

Jueves, 4 de Febrero de 2021
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El aval cientí­fico a la vacuna Sputnik V fue para Rusia un triunfo de enormes dimensiones y sus consecuencias geopolí­ticas ya empiezan a vislumbrarse. Especialmente comienza a verse en la relación de Moscú con Europa, atravesada por las tensiones sobre Ucrania y el lí­der opositor Alexei Navalny, pero que ahora puede quedar atada a la necesidad del bloque continental de conseguir vacunas.

La Unión Europea está entre la espada y la pared con Rusia. Por un lado busca acelerar la presión polí­tica contra Vladimir Putin por el encarcelamiento de opositores. Pero por otro lado necesita con urgencia abrir un canal de negociación con un nuevo fabricante de vacunas ante los problemas de abastecimiento que tienen AstraZeneca y Pfizer.

En ese sentido, no sorprende que Alemania, Francia y España -tres de los gobiernos más representativos del bloque- ya se han mostrado a favor de utilizar la vacuna rusa, si es que recibe la aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), un paso que se vislumbra muy probable tas el aval de la comunidad cientí­fica occidental que publicó sus conclusiones en la revista especializada The Lancet.

El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que no hay "veto" a ninguna vacuna, mientras que su canciller Jean Yves Le Drian sostuvo que "las vacunas no tienen nacionalidad", al ser consultado sobre el aval cientí­fico que recibió la Sputnik. En España, la flamante ministra de Sanidad, Carolina Darias, se declaró "abierta" y "entusiasta" a la idea de utilizarla si la aprueba la EMA.

La UE está entre la espada y la pared con Rusia. Por un lado busca acelerar la presión contra Putin por el encarcelamiento de opositores. Pero por otro lado necesita con urgencia abrir un canal de negociación por la Sputnik ante los problemas de abastecimiento que tienen AstraZeneca y Pfizer.

Por su parte, Angela Merkel opinó que "todas las vacunas son bienvenidas" y confió en que las "diferencias polí­ticas" con Putin no serán un obstáculo. La canciller alemana una vez más confirmó porqué es la lí­der de Europa, cuando el resto de sus pares minimizaban y hasta se mofaban de la vacuna rusa, Merkel llamó a Putin y envió funcionarios a negociar con el laboratorio alemán IDT para estudiar la posibilidad de que la Sputnik se fabrique en Alemania. Lo hizo antes de la publicación de The Lancent. O está mejor informada que sus pares o tiene una intuición y pragmatismo polí­tico que no abunda.

El vocero de Sanidad de la Comisión Europea, Stefan de Keersmaecker, reconoció este jueves que "el objetivo (de Europa) es garantizar que el suministro comience rápidamente el dí­a en que la vacuna reciba luz verde de la EMA, de forma que las vacunas preproducidas puedan entregarse de inmediato".

Fuentes de la Comisión han remarcado a LPO España que la vacuna rusa debe producirse en Europa, tal y como se reclama al resto de fabricantes. "Ellos aún no han garantizado eso", agregaron las fuentes. Ese requisito explica la llamada de Merkel a Putin, ofreciéndole la posibilidad que produzca la vacuna en su paí­s. Putin habla perfecto alemán y vivió años en Berlin del Este cuando era espí­a de la KGB.

Como sea, en la Unión Europea ya hay un paí­s que se despegó de esa estrategia y avanzó en un acuerdo con Rusia. Se trata de Hungrí­a, gobernada por el controvertido Ví­ctor Orban, que autorizó el uso de emergencia y este miércoles recibió una primera carga simbólica de 40 mil dosis.

Pero todo este entramado de negociaciones tiene un trasfondo polí­tico muy espeso y en Europa se teme que Putin aproveche la ventaja que le da la vacuna para contrarrestar la presión polí­tica de Occidente por la persecución a opositores y la todaví­a candente crisis por la anexión de Crimea, por la que la UE mantiene sanciones contra Rusia.

El aval a la Sputnik V no pudo llegar en mejor momento para Putin. Se dio apenas dí­as después de que se confirmara la pena de tres años y medio de prisión para el opositor Navalny, convertido en un sí­mbolo para Europa y especialmente para Alemania luego de que se recuperara en ese paí­s de un envenenamiento que el activista atribuye a agentes del gobierno ruso.

Al respecto, este miércoles el vocero del gobierno alemán, Steffen Seibert, dijo que "no se descartan nuevas sanciones" contra Rusia por la sentencia contra Navalny. El funcionario cuestionó además "el uso sistemático de la violencia contra manifestantes pací­ficos", lo que generó una reacción del canciller ruso Sergei Lavrov. "El histerismo que hemos escuchado se pasa de la raya", criticó.

En medio de este tire y afloje, este jueves viajó a Rusia el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, con la misión de expresar formalmente la queja de la UE e intentar abrir una negociación sobre Navalny. "No creo que consiga la liberación", admitió el español.

Fuente: L P On Line