Biden, cuya fe tiene un papel importante tanto en su vida personal como política, es un católico progresista que se nutrió de la doctrina social de la Iglesia, de lo que llegó a Estados Unidos de la teología de la liberación y no tiene una postura extremista sobre el aborto
Joe Biden, 46º presidente de EE.UU., inicio su jornada de investidura con una tempra misa en la Catedral de San Mateo Apóstol en Washington, la misma donde se desarrolló el funeral de John F. Kennedy, el primero y hasta la elección de Biden único presidente católico de Estados Unidos.
Biden, el segundo presidente católico en ocupar la Casa Blanca, 60 años despué de Kennedy, presenta un perfil progresista y moderado que se nutrió de la doctrina social de la Iglesia, de las enseñanzas del papa Juan XXIII y, de alguna manera, de lo que llegó a Estados Unidos de la teología de la liberación y su opción preferencial por los pobres.
En este sentido son significativos los primeros decretos relacionados con la inmigración que ha firmado, tans sólo unas horas después de su investidura. En su primer acto en el Despacho Oval, el nuevo presidente estadounidense promulgó proteger el programa DACA contra la deportación de los "soñadores", detener la construcción del muro con México y anular el veto migratorio que impide la entrada en EE.UU. a los ciudadanos de 11 países de mayoría musulmana.
Su opinión sobre el aborto, que al principio de su carrera como senador le posicionó como un opositor, ha evolucionado hasta el punto que prevé levantar el veto a los fondos de programas relacionados con la interrupción voluntaria del embarazo que había impuesto la admistración Trump.
Biden estaría incluso dispuesto a revertir varias de las políticas de salud sexual y reproductiva más restrictivas implementadas por Donald Trump, incluidos los límites al aborto.
Una postura que va de par con su catolicismo practicante. Su fe juega un papel central en su vida personal, familiar y política. En su discurso inaugural el pasado noviembre, tras ganar las elecciones, mencionó a un santo de la Iglesia Católica para invitar a la reconciliación de la sociedad estadounidense y expresarse contra el racismo.
"Hace muchos siglos, San Agustín, un santo de mi iglesia escribió que el pueblo era una multitud definidos por los objetos comunes de su amor. ¿Cuáles son estos que nos definen como estadounidenses? Creo que los sabemos: la oportunidad, la seguridad, la libertad, la dignidad y el respeto, el honor. Y sí, la verdad".
En este mismo sentido, el papa Francisco, con quien Biden se ha reunido en dos ocasiones, le ha enviado este miércoles, con motivo de su investidura, un mensaje para fomentar "la reconciliación y la paz" tanto en su país como en todo el mundo.
"Pido a Dios, fuente de toda sabiduría y verdad, que guíe sus esfuerzos para fomentar el entendimiento, la reconciliación y la paz en Estados Unidos y entre las naciones del mundo a fin de promover el bien común universal", rezaba la misiva dirigida al nuevo mandatario estadounidense.
"Rezo para que sus decisiones se guíen por el deseo de construir una sociedad marcada por la justicia y la libertad auténticas, por el respeto inquebrantable de los derechos y la dignidad de todas las personas, especialmente los pobres, vulnerables y los que no tienen voz", añadía el pontífice.
Unos rezos, sin duda, necesarios en una sociedad estadounidense profundamente dividida y fragmentada como han demostrado estas últimas elecciones.