El presidente de Estados Unidos quiso presionar a un encargado de las elecciones en Georgia para revertir el resultado de los comicios, según una grabación.
La difusión este domingo (03.01.2021) de una grabación del presidente Donald Trump, en la que pide a un alto cargo electoral "encontrar" las papeletas de votos necesarias para anular su derrota en el estado de Georgia, provocó indignación en Estados Unidos.
Como preludio, el nuevo Congreso estadounidense asumió sus funciones este domingo, y la Cámara de Representantes volvió a elegir como presidenta a la demócrata Nancy Pelosi. Pero -a dos días de unas elecciones cruciales para el control del Senado y a tres de una sesión del Congreso en la que se debe sellar la victoria del presidente electo, Joe Biden- lo que más llamó la atención fue la conversación entre Trump y un alto cargo electoral de Georgia.
El presidente, que sigue sin reconocer su derrota en las elecciones del pasado 3 de noviembre, buscó durante una larga conversación telefónica la ayuda de Brad Raffensperger, el congresista republicano encargado de las elecciones en Georgia.
"No pasa nada por decir que han vuelto a contar" los sufragios emitidos, declaró el mandatario, según una grabación de la conversación realizada a escondidas y difundida primero por The Washington Post. "Sólo quiero encontrar 11.780 votos (...) porque hemos ganado en ese estado", afirmó, a pesar de que la victoria del demócrata Biden en Georgia -con unos 12.000 votos de ventaja- fue confirmada por un recuento y por auditorías.
Repitiendo sus acusaciones de fraude, rechazadas por los tribunales, el multimillonario republicano le dijo a Raffensperger que le habían robado las elecciones. "Sabes lo que han hecho y no dices nada: es un delito, no puedes dejar que eso ocurra, es un gran riesgo para ustedes", añadió. Raffensberger, que estaba acompañado por un abogado del estado, no cedió. "Pensamos que nuestras cifras son buenas", le contestó.
El Partido Demócrata denunció inmediatamente presiones "potencialmente reprensibles" por parte del presidente. "El desprecio de Trump por la democracia ha quedado al descubierto", comentó el congresista demócrata Adam Schiff.
Por su parte, el congresista republicano Adam Kinzinger pidió a los miembros de su partido que no sigan al presidente en su rechazo a los resultados electorales. "No pueden hacer eso, teniendo la conciencia tranquila", escribió en su cuenta de Twitter.
ama (afp, reuters, nbc, the Washington post)
La pregunta vino del candidato demócrata, Joe Biden. Muchos la hubieran ubicado en boca del actual presidente republicano, Donald Trump. Pero, durante el tan esperado primer debate televisivo, el candidato a reelegirse en la presidencia de EE. UU. interrumpió a su contendiente con tanta frecuencia, que Biden reaccionó visiblemente irritado, y llegó a llamarlo "payaso" (aunque luego se disculpó).
Al moderador Chris Wallace también le resultó difícil imponerse frente a Trump, quien a menudo interrumpió en voz alta e intentó monopolizar el debate. Muchas veces, Trump y Biden hablaron al mismo tiempo. Los comentaristas criticaron duramente a ambos contendientes del que consideraron uno de los debates más caóticos de los últimos años. Y, sin embargo, este debate acerca del debate duró poco.
Ya el jueves, otro tema pasó a primer plano. Luego se anunció que la consultora de Trump y modelo, Hope Hicks, había dado positivo por coronavirus. Ella acompañó a Trump al duelo televisivo del martes (29.09.2020) y anduvo con él al día siguiente. Fotos del miércoles la muestran junto al yerno de Trump, frente al helicóptero presidencial, sin máscara.
Tras el diagnóstico de Hicks, Donald Trump y su esposa Melania fueron también examinados para detectar el virus. El resultado de ambos sacudió a Washington: ¡positivo! Un mensaje que fue noticia y tuvo un impacto en todo el mundo. La bolsa, por supuesto, cayó.
En el duelo de discursos televisivos, Trump se había burlado de Joe Biden: "Cada vez que lo ves, tiene una mascarilla. Podría hablar a 200 pies de distancia y viene con la mascarilla más grande que he visto". Y de repente, Trump, el detractor del tapabocas, tiene COVID-19. Un desastre de relaciones públicas.
Todos los jefes de gobierno importantes del mundo le desearon rápidamente una pronta recuperación a Trump y a su esposa, quién sabe si algunos con disimulada malicia. Las burlas maliciosas, en cualquier caso, desbordaron las redes sociales.
El viernes por la noche, Donald Trump fue trasladado en su helicóptero al Hospital Militar Walter Reed, a 15 kilómetros de distancia. Pura precaución, aseguró la Casa Blanca. Al parecer, el vuelo al hospital fue demorado hasta el cierre de Wall Street, para evitar un derrumbe de la bolsa.
Tras la primera noche de Trump en el hospital, su médico personal, Sean Conley, y el equipo médico formado en torno a él se unieron para elogiar la salud de Trump. Los medios estadounidenses informaron rápidamente que, según fuentes confidenciales, el estado de salud de Trump era mucho más preocupante de lo que se describía oficialmente.
Conley, sin embargo, aseguró que estaba "extremadamente" satisfecho con la salud del presidente, que Trump estaba "muy bien". El médico evitó preguntas sobre si había recibido oxígeno adicional. "Los valores del presidente durante las últimas 24 horas han sido muy preocupantes", dijeron otras fuentes. ¿Quién tiene razón?
Más tarde, el sábado, se publicó una foto que muestra a Donald Trump supuestamente trabajando en asuntos oficiales desde el hospital. No parece un paciente, sino un presidente, casi como en la Oficina Oval, solo que sin corbata. Pero una segunda imagen plantea interrogantes.
En la segunda foto, el presidente está de pronto sentado en una oscura sala de conferencias del hospital, meditando sobre una carpeta de documentos. Ambas fotos, esto es evidente en sus metadatos, se tomaron con solo diez minutos de diferencia. Eso provocó un debate sobre si Trump solo se exhibía para una breve sesión de fotos.
Este lunes (05.10.2020), tras anunciarlo en un polémico tuit y pese a que sus médicos han advertido que "no está fuera de peligro", Donald Trump salió caminando del hospital militar en el que ingresó por apenas tres días para tratarse del COVID-19. Y subió a un vehículo que lo llevó al helicóptero presidencial Marine One, en el que se trasladó de vuelta a la Casa Blanca.
"¡Me siento realmente bien!", había escrito Trump en Twitter. "No le tengas miedo al COVID. No dejes que domine tu vida. Hemos desarrollado, bajo la Administración Trump, algunos medicamentos realmente buenos y conocimiento. ¡Me siento mejor que hace 20 años!", agregó, levantando una ola de loas de sus seguidores, tanto como de críticas que lo tildaron de "irresponsable".
Rumores y suposiciones hay ahora suficientes poco antes de las elecciones. Encima: según una encuesta publicada el domingo 4 de octubre, Biden adelanta en diez puntos porcentuales a Trump, uno o dos más que antes de esta crisis. La encuesta se realizó tras el resultado positivo del presidente al test de coronavirus. El estado de salud de Trump ha pasado a ser relevante de cara a las elecciones.
Autor: Marco Müller