La problemática, incluida en la declaración final y objeto de un comunicado especial, fue discutida por los 22 mandatarios y representantes iberoamericanos presentes, en un contexto marcado por las caravanas de centroamericanos hacia Estados Unidos y la salida masiva de venezolanos y nicaragüenses a raíz de las crisis en sus países.
El primero en hacer referencia a ella fue el presidente de Guatemala y anfitrión de la cita, Jimmy Morales, quien instó a los países a que no se continúe "hablando de muros sobre fronteras" y a centrarse en que las personas "encuentren oportunidades en sus países de origen".
Una propuesta defendida también por el presidente saliente de México, Enrique Peña Nieto, quien subrayó que la mejor manera de evitar la migración involuntaria "es promover desarrollo interno en nuestras naciones", reportó la agencia de noticias EFE.
Su país es uno de los más afectados por las tres caravanas de migrantes que tratan de llegar a Estados Unidos desde Centroamérica.
Pero los gobernantes iberoamericanos defendieron también los derechos de los migrantes y condenaron las expresiones de racismo y xenofobia.
Tal fue el caso del presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, quien citó a su país como ejemplo ante la llegada de miles de nicaragüenses que huyen de la crisis político social costarricense.
"Aun frente a la presión económica y frente a voces de odio, hemos respondido de una manera ordenada, responsable y solidaria", señaló.
Otros de los mandatarios que rechazó la discriminación hacia los migrantes fue el presidente de Bolivia, Evo Morales.
"Los migrantes no pueden ser considerados ilegales. No hay seres humanos ilegales", insistió Morales, que también consideró que "esta profunda crisis migratoria no es más que un reflejo de que el sistema ha fracasado".
El jefe de Estado boliviano fue el único del bloque bolivariano presente en la cita, ante las destacadas ausencias de los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Si bien tanto el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, como el de Venezuela, Nicolás Maduro, no habían confirmado su asistencia, sí lo había hecho el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien decidió anular su participación a último momento.
Pese a la ausencia de Ortega, cientos de nicaragüenses volvieron a protestar hoy frente a la sede de la Cumbre contra la represión ejercida por su gobierno en las protestas que se sucedieron desde abril, donde 200 personas -según las autoridades- y hasta 535 -según ONGs- perdieron la vida.
Además de la crisis migratoria, los mandatarios iberoamericanos hablaron también de la importancia de la inclusión, de la lucha contra la corrupción, así como de la equidad de género.
"Nuestra comunidad no se puede entender sin las mujeres, pues somos un todo sin limitaciones ni exclusiones", dijo el rey español Felipe VI, el primero en intervenir, citado por la agencia de noticias DPA.
También la secretaria general iberoamericana, la costarricense Rebeca Grynspan, instó a los 22 países que asisten a la reunión a reforzar su lucha por la equidad de género y contra la violencia, a la vez que anunció la elaboración junto a ONU Mujeres de un informe que precise las barreras legales de los países que impiden el empoderamiento económico de las mujeres.