Debido a las medidas decretadas para luchar contra el coronavirus, en los centros universitarios no hay plazas suficientes para el abultado número de estudiantes. El algoritmo creado para dar acceso a las diferentes carreras ha resultado un fiasco.
Grave problema logístico en las universidades británicas. Debido a las medidas decretadas para luchar contra el coronavirus, en los centros universitarios no hay plazas suficientes para el abultado número de estudiantes. El algoritmo creado para dar acceso a las diferentes carreras ha resultado un fiasco.
"Fue injusto, especialmente para los estudiantes que nos esforzamos. Trabajé mucho antes de que apareciera el coronavirus y era un tanto escéptica en cuanto a la forma en que cambiaban las notas. Los estudiantes nos merecíamos algo mejor y no querían darnos lo que merecíamos", declara Mariam Ojobowale, futura estudiante de la Universidad de Hertfordshire.
"A pesar del giro de 180 grados del Gobierno, el futuro de miles de jóvenes sigue en el aire debido a que las universidades ya habían asignado espacios basados en un algoritmo creado para atribuir las calificaciones finales. Ahora, las universidades tratan de ver si pueden encrontrar espacio, o no, para aquellos cuyas notas han sido corregidas", afirma Luke Hanrahan, corresponsal de Euronews en el Reino Unido.
Los estudiantes consideran que el frío método de cálculo elegido para determinar las notas de selectividad, tras quedar cancelados los exámenes a causa de la pandemia, es injusto. Señalan que perjudica al alumnado de los centros más modestos.
"No sé cómo todo el mundo va a conseguir plaza. No se puede decir, de repente, "¡Oh! ¡Aquí no hay sitio para ti! Rechazan a algunos porque ahora tienen diferentes calificaciones. No sé cómo lo van a hacer. me indigna. Estoy segura de que la gente, realmente, quería y se merecía esas plazas y, ahora, no las tienen", declara Rosa McKay, futura estudiante del Chelsea College of Arts.
Cada año, medio millón de estudiantes comienza una carrera en el Reino Unido. En esta ocasión, un algoritmo apoyado por el Gobierno, en lugar de las notas y las opiniones de los profesores, determinará su futuro.
"Deberían haber pensado en esto de manera mucho más cuidadosa. Han devastado la vida de muchos jóvenes. Nunca pensaron que dar marcha atrás era lo correcto, pero realmente deberían haberlo planeado mejor", señala Pancho Lewis, concejal laborista del Ayuntamiento de Westminster.
El Gobierno se ha disculpado por la angustia creada. Culpa a los "enormes desafíos operacionales, sin precedentes," que plantea la pandemia. Pero no es consuelo para los estudiantes, que afrontan una agonizante espera, ni para las universidades, superadas por la falta de plazas para acoger a todos los futuros universitarios.