La empresa china Huawei es una de las mayores empresas abastecedoras de infraestructura para tecnología 5G en el mundo, junto a la sueca Ericsson y la finlandesa Nokia.
El embajador de Estados Unidos en Brasil, Todd Chapman, alertó al Gobierno brasileño sobre posibles "consecuencias" si fuera autorizada la tecnología china de Huawei en la red de 5G del país, cuya subasta está prevista para el próximo año.
"Diría que no habrá represalias, pero sí consecuencias. Cada país es responsable por sus decisiones", afirmó en una entrevista publicada este miércoles (29.07.2020) por el diario O Globo.
En ese sentido, el embajador estadounidense sugirió que la presencia de Huawei podría comprometer futuras inversiones por parte de empresas estadounidenses ante el temor de que sus secretos de propiedad intelectual sean violados.
Para Chapman, la selección de los proveedores de 5G no es una cuestión comercial para Estados Unidos, sino un asunto de "seguridad nacional": "Primero, la información no estará segura. En cualquier momento el Gobierno chino podrá pedir a Huawei que la información sea mandada para ellos", subrayó Chapman.
"Los que están invirtiendo en farmacéuticas, en software, miran eso. Nuestra economía está basada en servicios. La mayor exportación de Estados Unidos es inteligencia, propiedad intelectual. Y Brasil tiene que hacer lo mismo, o va a continuar exportando productos primarios y no de alta tecnología", agregó.
La subasta del 5G ha generado gran interés internacional y se ha convertido en un nuevo capítulo de las tensiones entre Estados Unidos y China debido al apetito manifestado por el gigante chino Huawei para ofrecer sus tecnologías y las presiones públicas del Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, para que la compañía asiática sea vetada.
No obstante, el vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, afirmó recientemente que será difícil dejar fuera de la subasta a Huawei, aunque reconoció que habrá un aumento de las presiones en ese sentido a medida que se acerquen las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
El Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, alineado con Estados Unidos, ha intentado mantener el difícil equilibrio entre su mayor aliado político y su principal socio comercial, aunque la próxima subasta del 5G podría poner al país en una encrucijada.
La entrega de la soberanía de Hong Kong de manos del Reino Unido a la República Popular China ocurrió el 1 de julio de 1997. El territorio del delta del río Pearl de China se convirtió en una colonia británica en 1842 y fue ocupado por Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Después del regreso de Hong Kong a China, la situación política fue descrita como: "un país, dos sistemas".
Las familias que habían sido separadas por la frontera de Hong Kong esperaban reunirse después del regreso de este territorio a China, pero con la cuota diaria de 150 chinos continentales autorizados para establecerse en Hong Kong, muchos siguieron lejos de sus familiares. Esta foto de 1999 muestra a visitantes chinos protestando después que se les negara el permiso de residencia.
El tema del rechazo de la residencia para chinos continentales en Hong Kong volvió a estallar en abril de 2002, cuando Hong Kong comenzó a deportar a 4.000 chinos que habían perdido batallas legales para permanecer en el territorio. Estas familias fueron desalojadas de un parque en el centro de la ciudad donde habían estado protestando.
El territorio fue duramente afectado por el virus de la gripe SARS. En marzo la OMS lo declaró pandemia. El hombre que se ve en la foto asistió al funeral del doctor Tse Yuen-man el mes de mayo. El médico Tse se había ofrecido voluntariamente para atender a pacientes con SARS. Hong Kong fue declarado libre del virus en junio de 2003, después que casi 300 personas murieron por esta enfermedad.
La política china de "un país, dos sistemas"ha creado a menudo tensiones. En 2004, en el séptimo aniversario del retorno a la soberanía china, cientos de miles de personas protestaron en Hong Kong exigiendo una reforma política. Los manifestantes pedían democracia y elecciones directas para escoger al próximo líder de Hong Kong.
El aumento de los precios inmobiliarios en Hong Kong obligó a cobrar alquileres más caros. En 2008 no era raro ver a gente como Kong Siu-kau viviendo en las llamadas "casa jaulas", cubículos de malla de alambre de 1,4 metros cuadrados. Hoy se estima que 200 mil personas viven en una jaula u ocupan una cama en un apartamento compartido.
En el vigésimo aniversario de la brutal represión del Gobierno chino en la plaza de Tiananmen, los residentes de Hong Kong se reunieron en una vigilia a la luz de las velas en el parque Victoria. En esa oportunidad se vio lo diferente que es Hong Kong de China, donde la masacre de los partidarios y estudiantes prodemocracia del 4 de junio de 1989 se conoce como el "incidente del cuatro de junio".
En 2014, protestas a gran escala sacudieron a Hong Kong durante dos meses, las manifestaciones exigían más autonomía. Beijing había anunciado que China decidiría sobre los candidatos en las elecciones del presidente ejecutivo de 2017. Las protestas fueron conocidas como revolución de los paraguas porque los asistentes usaron paraguas para protegerse de las bombas lacrimógenas que usó la policía.
Menos de un año después de las protestas, el 17 de noviembre de 2015, China jugó contra Hong Kong un partido de fútbol por la clasificación para el Mundial. Los invitados no tuvieron un recibimiento amistoso, los aficionados abuchearon mientras se tocó el himno nacional chino y mostraron carteles que decían "Hong Kong no es China". El partido terminó 0-0.
En febrero de 2016, las autoridades intentaron desplazar a los vendedores callejeros de un barrio obrero de Hong Kong. Para esto enviaron a la policía antidisturbios, que usó bastones de goma y spray pimienta contra las personas, también hicieron disparos al aire a modo de advertencia. Estos enfrentamientos fueron los peores desde la revolución de los paraguas en 2014.
Autor: Carla Bleiker