El autor de la matanza del sábado pasado en la sinagoga de la ciudad de Pittsburgh se presentó hoy ante un juez que le dictó prisión sin fianza tras acusarlo de 29 cargos de homicidio y uso de arma de fuego, lo que lo deja frente a una posible pena de muerte por el ataque más mortífero contra judíos de la historia de Estados Unidos.

Robert Gregory Bowers, un ciudadano blanco de 46 años que recibió un balazo al enfrentarse con la policía tras la matanza, compareció ante un juez en un tribunal del centro de Pittsburgh, Pensilvania, luego de ser dado de alta de un hospital, informaron fuentes policiales.
La masacre -que tuvo lugar diez días antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato- agravó el clima de tensión en Estados Unidos, donde apenas un día antes la policía había detenido en Florida a un hombre acusado de enviar varias bombas caseras a personalidades o medios críticos del presidente Donald Trump.
Los paquetes bomba, la matanza de Pittsburgh y otros recientes ataques racistas desataron un debate sobre si la retórica virulenta de los políticos o la usada en medios y redes sociales no contribuyen a la actual crispación, y en particular si el mismo Trump, que acostumbra lanzar furibundas críticas a sus detractores, no tiene parte de la culpa.
La Casa Blanca anunció hoy que Trump y la primera dama, Melania Trump, viajarán mañana a Pittsburgh tras la "atroz" masacre para expresar su solidaridad.
En Washington, el vicefiscal general, Rod Rosenstein, informó hoy en un acto que el Departamento de Justicia destinará más de 840.000 dólares de fondos federales para acabar con los crímenes de odio.

"Continuaremos trabajando con nuestros socios para prevenir los crímenes de odio y liberar a todos nuestros barrios de la violencia y el miedo", señaló.
Asimismo, el vicefiscal general destacó la creación de una nueva página web destinada a la prevención de estos crímenes y en la que se ofrecen distintos recursos de manera coordinada sobre este ámbito, informó la agencia de noticias EFE.
En medio de este ambiente de polarización política, legisladores demócratas de la Comisión de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes solicitaron hoy celebrar audiencias sobre crímenes de odio y "terrorismo doméstico" tras el asesinato de 13 personas por supremacistas blancos, entre ellos los 11 muertos en la sinagoga.
Los legisladores cifraron en tres los ataques "terroristas" ocurridos en la última semana en el país, entre ellos el de Pittsburgh y otro incidente en el que el dueño de un supermercado del estado de Kentucky mató a tiros a dos afroamericanos.
Fiscales federales dijeron que solicitarán la pena de muerte para Bowers, que según las autoridades vociferó expresiones antisemitas durante el ataque a la sinagoga y luego dijo a la policía: "Los judíos están cometiendo un genocidio: deben morir todos".
Los primeros funerales -los de una mujer y su hermano menor- fueron anunciados para mañana, mientras sobrevivientes comenzaron a ofrecer los primeros detalles de los momentos de horror vividos hace dos días dentro de la Sinagoga Árbol de la Vida.
Barry Werber, un hombre de 76 años, dijo que se escondió en un armario cuando vio que el hombre irrumpió en el templo y abrió fuego.
"No sé por qué piensa que los judíos son responsables de todos los males del mundo, pero no es el primero y no será el último. Desafortunadamente, esa carga que llevamos. Me rompe el corazón", dijo anoche Werber a medios locales.
El acusado mató a ocho hombres y tres mujeres de entre 54 y 97 años, y fue detenido y herido poco después por la policía.
Bowers cometió el hecho con un fusil AR15, usado en muchas de las recientes matanzas a tiros en Estados Unidos, y con tres pistolas, informaron medios.