El Sumo Pontífice no mencionó el tema en su documento post-sinodal. Por otra parte, denunció el ‘crimen‘ contra la región y a los pueblos originarios.
El papa Francisco evitó pronunciarse este miércoles sobre la ordenación de hombres casados en zonas remotas de la Amazonia con el fin de remediar la escasez de sacerdotes, un pedido realizado en octubre por los obispos de esa inmensa región de América del Sur.
En su "Exhortación apostólica", divulgada este miércoles y titulada "Querida Amazonia", el pontífice directamente no mencionó la polémica propuesta, que divide a la Iglesia y desató las críticas de los sectores conservadores.
Francisco se limitó "a exhortar a todos los Obispos, en especial a los de América Latina, no sólo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonia".
El papa propone que existan más "diáconos permanentes y que junto con las religiosas y los mismos laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades (amazónicas)".
El papa Francisco ya había adelantado este martes a un grupo de obispos estadounidenses que quienes esperaran un giro histórico sobre el tema del celibato quedarían "decepcionados".
Asimismo, aunque Francisco exhorta a que las mujeres tengan mayores funciones en la Iglesia de la región, también cerró la posibilidad a la creación de diaconisas, mujeres que pueden impartir algunos sacramentos, y lo justifica afirmando que es reductivo pensar que "se otorgaría a las mujeres un estatus y una participación mayor en la Iglesia sólo si se les diera acceso al orden sagrado".
"Pero esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable", explicó el papa argentino.
En el documento de 52 páginas, dividido en 111 puntos, el papa denunció el "crimen" del daño a la Amazonia y a los pueblos originarios, condenó el extractivismo mineral y forestal como "instrumentos que matan" y reclamó que "el interés de unas pocas empresas poderosas" no esté sobre "el bien de la humanidad entera".
"Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida", planteó Jorge Bergoglio su cuarta exhortación.
"A los emprendimientos, nacionales o internacionales, que dañan la Amazonia y no respetan el derecho de los pueblos originarios al territorio y a su demarcación, a la autodeterminación y al consentimiento previo, hay que ponerles los nombres que les corresponde: injusticia y crimen", sentenció en uno de los pasajes más enfáticos de la exhortación.
"Cuando algunas empresas sedientas de rédito fácil se apropian de los territorios y llegan a privatizar hasta el agua potable, o cuando las autoridades dan vía libre a las madereras, a proyectos mineros o petroleros y a otras actividades que arrasan las selvas y contaminan el ambiente, se transforman indebidamente las relaciones económicas y se convierten en un instrumento que mata", denunció en esa dirección.
"No podemos permitir que la globalización se convierta en un nuevo tipo de colonialismo", afirmó Bergoglio.
Además, en un llamado a la relevancia global del área, sostuvo que"el equilibrio planetario depende también de la salud de la Amazonia".
"El interés de unas pocas empresas poderosas no debería estar por encima del bien de la Amazonia y de la humanidad entera", reclamó.