A pesar de que sus países son socios estrechos, los dos dirigentes mantienen una tensa relación.
Un curioso episodio protagonizaron el lunes el presidente estadounidense, Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, en el marco de la cumbre del G7 en la ciudad francesa de Biarritz.
"Tengo sangre alemana en mis venas", dijo Trump en referencia a sus antepasados, que son de Kallstadt, en el estado federado occidental de Renania-Palatinado. Ante esa afirmación, Merkel, que estaba a su lado en la conferencia de prensa, se echó a reír.
A pesar de que sus países son socios estrechos, los dos dirigentes mantienen una tensa relación. Desde que asumió el Gobierno en enero de 2017, Trump nunca viajó para una visita bilateral a Alemania. En cambio, ya visitó Francia y el Reino Unido dos veces. El fin de semana que viene también viajará a Polonia por segunda vez.
Trump sólo estuvo en Alemania para la cumbre del G20 en Hamburgo en julio de 2017 y luego en diciembre en una breve parada intermedia en la base estadounidense de Ramstein, en Alemania, en su vuelo de regreso desde Irak.
Estados Unidos y Alemania son socios tan estrechos que "una visita del presidente estadounidense siempre es bienvenida", dijo el vocero de Gobierno Ulrike Demmer en Berlín, que añadió que el Gobierno federal saludaría una visita de este tipo.