El oficialismo brasileño se dividió a raíz de la convocatoria a una manifestación el próximo domingo para respaldar al presidente Jair Bolsonaro hecha por organizaciones de ultraderecha que quieren la disolución del Congreso y la suprema corte, también respaldados por el Club Militar, que reúne a militares retirados.
A cinco meses de haber asumido, el gobierno recibió la semana pasada manifestaciones en más de 190 ciudades contra el recorte educativo y estos grupos bolsonaristas convocaron a la protesta ante las primeras versiones sobre juicio político, aparecidas en la prensa por parte de analistas políticos.
La organización de la manifestación para el domingo 26 surgió luego de que Bolsonaro publicara el viernes una carta de un militante en la que se afirmaba que apenas con "acuerdos espurios" se podía gobernar Brasil y que dejaba abierta una lectura sobre una posible renuncia.
Por las redes sociales, estos movimientos bolsonaristas piden "el cierre del Congreso y del Supremo Tribunal Federal" y los vincula con la corrupción.
El más importante de los convocantes es el Club Militar, que reúne a los militares retirados y reivindica a la dictadura.
El eje de la jornada serán el respaldo al gobierno frente a las dificultades para articular dos de sus principales proyectos: la reforma previsional y las nuevas medidas de endurecimiento contra el delito.
Estos proyectos dependen de lo que se llama el gran centro político en el Congreso, una mayoría silenciosa a la que perteneció Bolsonaro en sus 28 años de carrera política, y que hoy se niega a apoyar a libro cerrado la reforma previsional.
"El Club Militar, tradicionalmente preocupado por los asuntos vinculados al desarrollo del país, invita a participar de las manifestaciones a favor de la implementación de las reformas necesarias a la gobernabilidad" dice el comunicado de la organización militar.
En los últimos días, Bolsonaro replicó en Twitter textos vinculados a que el país "no puede someterse a negociaciones espurias" con críticas al Congreso y al sistema democrático en general y ayer publicó a un sacerdote del Congo que comparó al mandatario brasileño con un "mesías".
Pero al ver la radicalización de la convocatoria a las protestas por ignotos movimientos, grupos conocidos como Movimiento Brasil Libre y Vem pra Rua se negaron a apoyar la convocatoria.
Lo mismo ocurre dentro del gobernante Partido Social Liberal de Bolsonaro y sus hijos.
La jefa del bloque de Diputados del gobierno, Joyce Hasselman, se negó a participar.
"Una manifestación a favor no tiene sentido", dijo el presidente del PSL, Luciano Bivar.
El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, defendió la manifestación: "Un apoyo espontáneo y gratuito no termina en cinco meses sólo porque parte del Congreso y la prensa quieren".
Y agregó: "Vivimos una guerra cultural y negarlo es negar la realidad".
Recomendó en medio de la polémica ver los videos de Olavo de Carvalho, el astrólogo radicado en Estados Unidos que es el gurú de la derecha brasileña y responsable por haber indicado a tres ministros, entre ellos el canciller Ernesto Araújo.
La manifestación será también la respuesta a las masivas demostraciones opositoras que la semana pasada se repitieron en buena parte de la geografía brasilera cuando multitudes de docentes y alumnos se expresaron contra la política económica oficial y el recorte en la educación.
"Es una irresponsabilidad de la derecha, estoy pensando en dejar el partido", dijo la diputada estadual paulista Janaína Paschoal, del PSL y famosa por haber sido la autora del escrito la acusación que llevó al impeachment a la presidenta Dilma Rousseff en 2016.
Frente un escenario económico que se espera según el Banco Central con caída económica en el primer trimestre, el gobierno aparece dividido entre el ala militar y los que responden a Carvalho.
Ante el ataque de Carvalho al ala militar y al vicepresidente Hamilton Mourao, ahora de gira en China, Bolsonaro se quedó al lado de su gurú ideológico, mentor del espacio que el domingo deberá defenderlo en las calles.