Una mujer fue condenada a seis meses de prisión en suspenso, mientras que también deberá someterse a un tratamiento psicológico, por haber amenazado a la directora y haberle pegado a una maestra de la escuela primaria a la que asiste su hijo, en la ciudad de Mar del Plata.
El incidente en cuestión se produjo el 5 de diciembre de 2017 en al Escuela 27 Eduardo Peralta Ramos, situado en Garay al 1000.
La determinación estuvo a cargo del juez correccional 5 de Mar del Plata, Leonardo Celsi, quien ordenó a la mujer que realice un tratamiento psicológico de manera "inmediata", además de prohibirle "por dos años" mantener cualquier tipo de contacto con las víctimas.
El hecho se produjo cuando la mujer acudió a la escuela convocada por la maestra de su hijo, que quería comunicarle que su hijo tenía que reforzar contenidos en febrero porque no había alcanzado los objetivos, ya que "no había adquirido la habilidad de la lectoescritura y tenía dificultadas en matemáticas", según lo informado por el sitio 0223.
La maestra había tomado sus recaudos y convocó también a la reunión a la directora del establecimiento.
La madre del alumno enfureció al recibir la notificación, rompió el libro de actas, al arrancar 30 folios, y amenazó a las docentes.
"Más vale que mi hijo pase de año, porque si no se van a tener que atener a las consecuencias", les advirtió a las docentes.
Al escuchar el griterío se acercó una segunda maestra, celular en mano, por lo que la mujer interpretó que le estaban sacando fotos.
"Sos una hija de puta, me estás filmando. Yo sé quien sos vos, sé dónde trabajás", le dijo a la docente, que tiene comercios en la zona, además de arrojarle una trompada que la maestra logró detener con la mano, lo que le provocó un traumatismo en el hombro, por el que estuvo de licencia casi un mes.
Las docentes convocaron a un policía, el cual también recibió algo de la furia de la madre.
"Vos debés ser K, te voy a denunciar con Ritondo", le espetó al agente, al que amenazó con hacerlo echar de la fuerza.
La mujer condenada mostró su arrepentimiento por haber roto el libro de actas, aunque se negó a pedir disculpas, mientras que negó las amenazas a las docentes, y el golpe contra una de ellas.
También acusó a una de las docentes de haberle propinado un golpe en la boca, pero su afirmación no pudo ser sustentada en prueba alguna.