La gerencia del nosocomio denunció a familiares directos del fallecido Ramón Juárez. Se supo que, violando todos los protocolos, bañaron y velaron al difunto en una casa.
El gerente del hospital Juan Domingo Perón, de Tartagal, confirmó que la gerencia a su cargo denunció penalmente a los familiares directos de Ramón Juárez, el paciente que falleció en el hospital y cuyo cuerpo fue retirado por un grupo de unas 20 personas, hijos, sobrinos y vecinos del occiso.
El gerente del hospital relató que "este paciente había llegado el jueves de la semana anterior a la guardia del hospital por un problema cardiovascular y presentaba arritmia. Fue atendido e internado y horas más tarde, cuando estuvo compensado, se le dio el alta. Pero regresó en la noche del día siguiente más complicado, con un cuadro de insuficiencia respiratoria, un síntoma clínico vinculado con COVID-19 hasta que se demuestre lo contrario. Y no es un criterio u opinión de esta gerencia sino que es una medida protocolar propia de la pandemia. No es lo mismo un paciente que fallece al chocar su moto contra un árbol, al cuadro que presentaba este paciente, que tenía los pulmones totalmente colapsados. Puede haber sido a consecuencia de su problema coronario, pero puede ser que haya sido a consecuencia de COVID-19, por tanto y por protocolo lo que corresponde es tratarlo como sospechoso. El paciente transitó por una insuficiencia respiratoria que lo llevó al paro cardiorrespiratorio por el que finalmente falleció", precisó.
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Familiares de un hombre muerto en Tartagal, Salta, irrumpieron en una morgue para llevarse el cadáver ya que denunciaron que le habían diagnosticado coronavirus y lo iban a cremar, pero ellos querían velarlo.
Según informó el medio local El Tribuno, la morgue es la del hospital Juan Domingo Perón.
Ramón Juárez sufría de problemas cardíacos y comenzó a sentirse mal el jueves. Tras ser atendido de urgencia e internado le dieron de alta el viernes y lo volvieron a llevar a aquel hospital donde finalmente falleció el sábado por la noche.
"Tuvimos que sacar a mi papá porque nos amenazaron con que lo iban a cremar. Años trabajó mi papá para que yo lo saque de la morgue", dijo al diario local una de las hijas, en claro estado de crisis emocional y llanto.
"Son todos delincuentes. Lo tuve que traer a mi casa para poder velarlo. Sólo le pedía al médico cinco minutos nada más. No me escucharon, le hablé, le rogué como hija", continuó su relato.
Y siguió: "Mi papá no es un perro para que lo quemen. Él ingresó porque tenía arritmia en el corazón. Mi papá no tenía COVID-19, murió de un paro respiratorio".
Fuente: El Tribuno