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Comerciantes de Rosario se suman a las protestas en contra del endurecimiento de la cuarentena y cantan 'que se vayan todos'

A diferencia del 17A, de forma casi espontánea, los comerciantes salieron a manifestarse en contra de las restricciones horarias.

Domingo, 30 de Agosto de 2020
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Este sábado por la noche, bajo la consigna "Rosario quiere trabajar", gastronómicos, dueños de gimnasios y trabajadores independientes salieron a manifestarse en contra de la restricción de circulación después de las 19.30 que anunció el gobernador Omar Perotti ante el aumento de contagios en la ciudad.

A diferencias de la politización del 17A que era apalancado por la oposición y que incluí­a una serie de demandas como el repudio a la reforma judicial o en contra de la cuarentena, la protesta de los comerciantes rosarinos tiene un motor mucho más cercano e í­ntimo, el reclamo por tener la posibilidad de mantener el negocio y poder seguir trabajando.

Lo inquietante para la clase polí­tica es que volvió a escucharse el estribillo que se hizo viral a fines del 2001: "que se vayan todos y no quede ni uno solo" que evidenciaba el grado de disconformidad de la ciudadaní­a a la clase polí­tica.

Este tipo de protestas se vienen replicando en distintas localidades como viene siguiendo La Polí­tica Online que comenzaron en Gualeguaychú y se extendieron a la capital de la provincia de Tucumán donde algunos manifestantes fueron a escrachar el domicilio de la ministra de Salud, otro recurso que era común a fines del gobierno de Fernando de la Rúa.

En Rosario, los comerciantes se reunieron en la esquina de Jujuy y Boulevard Oroño, el corazón del barrio Pichincha, que desde hace algunos años se convirtió en la zona top de la ciudad donde conviven grandes emprendimientos gastronómicos con pequeños pubs de cerveza artesanal y papas con cheddar.

A los dueños de bares y restaurantes se le sumaron los gimnasios, trabajadores independientes, propietarios de canchas de fútbol 5 y el Sapo Pepe, entre otros, quienes se manifestaron por la situación económica desesperante que atraviesan desde hace meses.

Es que a pesar de la apertura que tuvo Rosario desde junio, con casi todas las actividades habilitadas, la curva ascendente de contagios en la región obligó al gobernador a ensayar medidas intermedias al cierre total y dispuso la reducción horaria para la circulación hasta las 19.30 que para el sector gastronómico fue un duro golpe ya que les impide trabajar en el turno de mayor concurrencia.

De hecho, hace algunas semanas que los dueños de establecimientos gastronómicos vení­an reclamando la posibilidad de extender el horario de las 23 horas para poder garantizar el recambio de la noche, con las nuevas medidas y en medio de la escalada de contagios, por ahora no ocurrirá en el corto plazo.

FUENTE: LA POLÍTICA ON LINE