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Feroz amenaza al testigo "Vicente", que identificó a Guarino como partícipe del crimen

La declaración compromete a uno de los dos imputados que están en libertad por el homicidio de Fernando Báez Sosa.

Jueves, 27 de Febrero de 2020

El testigo clave en la causa por el homicidio de Fernando Báez Sosa se trata de un joven de 18 años que alquilaba junto a un grupo de amigos una cabaña en el mismo complejo que los diez imputados. No sólo compartió con el grupo los días previos al asesinato, sino que además presenció el momento de la golpiza e identificó a Juan Pedro Guarino -uno de los dos que quedaron en libertad- como el joven que "inmovilizaba" a Fernando para que sus amigos pudieran pegarle. El aporte que podría cambiar la causa y llevar tras las rejas a los únicos que siguen el proceso lejos del penal de Dolores.

La noche del 17 de enero, "Vicente" -tal su nombre ficticio por temor a represalias por parte de los imputados- fue a bailar junto a sus compañeros de colegio al boliche Le Brique. Conocía bien a los diez imputados, llevaban días "conviviendo" en un complejo de cabañas de Villa Gesell. "Solíamos hacer previas juntos. Hicimos la previa ese día. Se comportaban como personas normales; como cualquier pibe que se quiere divertir. Es más, casi no tomaban (alcohol). Nuestro grupo tomaba más que ellos", reconoció en diálogo con Crónica TV.


Cerca de las cinco y media de la mañana, "Vicente" abandonó el boliche y fue testigo de toda la golpiza a la que sometieron a Fernando. Su declaración será clave, en caso de incorporarse a la causa, dado que es el primer testigo que logra identificar a Guarino no sólo en la escena del crimen, sino que además le atribuye una participación directa en el homicidio.

"Guarino estaba sosteniéndole las piernas a Fernando, mientras el resto le pegaba", precisó, al tiempo que detalló: "Lo estaba inmovilizando. Me acuerdo que lo agarró de las piernas y me llamó mucho la atención, porque era el único (del grupo) que tenía un buzo".

Tras el crimen, "Vicente" no regresó a la cabaña. Tenía miedo de que le hicieran lo mismo a él y se quedó en el bar La jirafa azul, ubicado a pocos metros del boliche. Tras la detención de los rugbiers, recibió amenazas a través de su cuenta de Instagram para impedir que se presente como testigo en la causa.