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Álvaro Bermejo: “Será en uno o dos años, pero estoy convencido de que en Argentina se sancionará la ley para despenalizar el aborto”

De visita por Buenos Aires, el director general de la Federación Internacional Planned Parenthood se refirió al debate por la interrupción voluntaria del embarazo en el país

Sabado, 27 de Octubre de 2018
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Pese a que en agosto la Cámara de Senadores de la Argentina rechazó la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que había obtenido media sanción en la Cámara de Diputados, él se muestra esperanzado.

Con más de dos décadas de trayectoria en distintos organismos internacionales vinculados a la salud pública, el médico español Álvaro Bermejo, que en la actualidad dirige la International Planned Parenthood Federation (IPPF), dice que está convencido.

"Será en uno o dos años, pero se sancionará la ley para despenalizar el aborto en la Argentina", afirma de visita por Buenos Aires.

—¿Cuál fue tu percepción después de lo que fue este debate tan importante en la Argentina sobre legalización del aborto?

—Bueno, justamente por ese debate estoy aquí, porque ha sido muy importante la movilización alrededor, el diálogo que ha habido. El que realmente la gente haya podido participar de una forma no partidaria sino realmente profunda ha sido muy importante no solo para la Argentina sino para todos nosotros en todas partes. Y vengo un poco a darle seguimiento a eso y a aprender de lo que ocurrió.

—Hubo algo muy interesante que fue la transversalidad de mujeres, que superó otro tipo de discrepancias. ¿Tenés la percepción de que esto es solo el primer paso para que finalmente se apruebe en algún momento?

—Estoy convencido, estoy convencido. He visto otros ejemplos, poco antes del de acá, como el de Irlanda. Allí ocurrió exactamente lo mismo y era un país que venía de una trayectoria de veinte o veinticinco años de estar luchando y donde sí se consiguió. Y, lo mismo, fue un movimiento de mujeres y sobre todo de mujeres jóvenes desde la calle cortando otra vez en muchas otras divisiones que había. Y ahí sí se consiguió. Aquí yo creo que la victoria es inevitable, es una cuestión de tiempo.

—Hay algo interesante en Irlanda, que se parece a la Argentina, y es la tradición católica que funcionó y mucho a la hora de las decisiones.

—Sí. Y tal vez hay una pérdida de la influencia de la Iglesia Católica de alguna forma en Irlanda mayor de lo que se ha visto eso aquí. Pero la gente superó eso y realmente creo que entendió que es un debate difícil, que no es blanco y negro, que hay que pensarlo. Pero el país se unió. Y yo creo que aquí va a pasar lo mismo.

—Hay algo interesante que se instaló creo que por primera vez que se dio el debate que es entender que hay una cuestión prioritaria que es la salud pública, que es un hecho de salud pública la legalización del aborto.

—Exactamente, no caben dudas. Yo soy médico, me crié en España, estaba estudiando medicina justamente cuando la ley cambió en España. Pude ver lo que era la realidad antes de la ley, cuando el que podía se iba para Inglaterra a abortar. Yo, como era de los pocos en aquella época que hablaba inglés y estaba estudiando medicina, las ayudaba a pasar por la ansiedad, el terror. Y esas eran las que podían ir, las que no podían ir tenían que buscarse cualquier otro método y contarlo o no contarlo. Mientras estaba estudiando yo se cambió la ley en España y luego era más bien ayudarles a encontrar los sitios y entender la ley, sus derechos. En Madrid era otra cosa totalmente diferente. Entonces ahí uno se da cuenta de que éste debate realmente es sobre salud pública pero sobre todo la salud de las mujeres más pobres, más vulnerables, que tienen menos recursos, que son las que al final se quedan sin opciones y acaban en abortos inseguros y poniendo en riesgo su salud.

—Esto no es metáfora, es estadística. O sea, las mujeres pobres recurren a los métodos más tremendos con consecuencias gravísimas de salud sino la vida.

—Esto es un hecho y es un hecho en todas las sociedades. O sea, eso es lo que pasa. Por eso éste es un debate que hay que centrarlo en lo que es, es un
debate sobre qué hacemos, qué pasa con estas mujeres que han decidido que van a abortar, que no pueden tener un hijo en ese momento de su vida. ¿Las criminalizamos y ponemos en riesgo su salud o el Estado ofrece una forma segura, y el aborto legal es muy seguro, para que puedan salir adelante?

—Por eso no alcanza la despenalización, que fue un intento de camino intermedio, porque la despenalización vuelve a discriminar entre mujeres pobres y mujeres ricas.

—Exactamente, se queda corto, sí.

—Claro. Se produjeron en el debate en la Argentina, y creo que en todo el mundo, lugares comunes: que el aborto iba a ser utilizado como método anticonceptivo, por ejemplo.

— No. Y eso, justamente, lo dice la gente que también se opone a los anticonceptivos en muchos casos. No, no hay nadie, hay muy poca gente que promueva que el aborto sea el método anticonceptivo. Nosotros, IPPF (International Planned Parenthood Federation) promovemos el que realmente haya acceso fácil a anticonceptivos y que el aborto sea legal y seguro para la gente que de todas formas lo necesita.

— A mí me impacta que sean algunas mujeres las que enarbolen esta bandera porque digo, ¡qué poco conocimiento las propias mujeres! Creer que una mujer va a tener como dentro de su opción de anticoncepción el aborto es no conocer casi nada a las mujeres ¿no?

— Sí. Y yo te aseguro que no hay ninguna mujer que realmente experimente eso como algo placentero.

— Claro.

— Para todas son decisiones difíciles y toman el camino que toman de acuerdo a sus convicciones y a sus circunstancias. El deber que tenemos los profesionales de salud y el deber que tenemos como sociedad es el que puedan acceder a servicios seguros que no pongan en riesgo su vida.

—En una de las discusiones en Comisiones del Senado circuló también un fantasma, un lugar común, que el aborto servía para el tráfico de órganos o para el tráfico de fetos, para distintos tipos de industrias, desde la cosmética hasta la venta de órganos. ¿Tiene algún asidero eso?

—Esas son distracciones que a la oposición le gusta echar para cambiar el debate. Cuando ven que el debate está yendo por un camino que es el de los hechos, el de las realidades entonces echan estas ideas, estas mentiras, para realmente distraer la conversación y llevarla por otros lados como de que esto no es un debate por los derechos sexuales y reproductivos sino que es un negocio. No, no es eso lo que estamos debatiendo en este país ni en ninguno de los otros países, estamos debatiendo el acceso de mujeres a sus derechos sexuales y reproductivos y a su derecho a la salud.

—Se utilizan argumentos como el hecho de privilegiar el derecho a la salud reproductiva de una mujer es invadir el derecho a la vida de la persona por nacer.

—Bueno, sí, y ahí podemos tener debates sobre cuándo empieza la vida, cuándo termina la vida. Todos esos debates son difíciles, yo no digo esto es blanco y negro y esto es todo sencillísimo. Pero en el fondo ese es un debate sobre si yo voy a tomar la decisión de abortar o no abortar. El debate que estamos teniendo como sociedad no obliga a nadie a tomar ninguna decisión, la decisión es de esa persona, nadie te va a decir a ti esto es lo que tienes que hacer. Pero lo que tenemos como sociedad es que decidir y eso es lo que era el debate aquí en la Argentina, los abortos sean legales o ilegales…

—Se van a hacer.

—Se van a hacer, se van a hacer. Entonces, ¿qué respuesta da la sociedad a eso? No solo se van a hacer sino que las estadísticas han mostrado, y hay estadísticas recientes, que los países que tienen la legislación más progresista en temas de aborto son justamente aquellos en los que los números de abortos han descendido más en los últimos años.

—Esto es estadística, no es una expresión.

—Claro, los números están ahí.

—También es muy interesante cierta paradoja o contradicción. A poquitos meses del debate de la ley de aborto en la Argentina se dio un debate que fue unánimemente aceptado que fue la donación presunta de órganos, que hace suponer que la vida no termina con el último episodio vital del cuerpo humano. Pero a nadie se le ocurrió que eso era de alguna manera discutir origen, inicio y fin de la vida. Muchos de los que apoyaban fervorosamente la donación presunta fueron los que se oponían a creer que, para distintas corrientes, la persona humana no comienza con la concepción.

—Es contradictorio, sí. Y yo te lo digo viniendo también de España donde tenemos, y hemos tenido desde hace mucho tiempo, una ley muy progresista sobre trasplantes que ha hecho justamente que sea un país en la avanzadilla de los trasplantes. Yo creo de la solidaridad y de la generosidad que viene con eso. Y esas dos legislaciones supusieron un cambio enorme en la salud pública y en las estadísticas de salud para el país.

—Hay organizaciones sistemáticamente organizadas para promover en todo el mundo una corriente de quita de derechos de las mujeres.

—Sin ninguna duda. Y América Latina y el Este de Europa son ahora mismo probablemente los campos de batalla más calientes en esa pelea.

El debate que estamos teniendo como sociedad no obliga a nadie a tomar ninguna decisión, la decisión es de esa persona, nadie te va a decir a ti esto es lo que tienes que hacer

—Bueno, hay que ver también aquellos movimientos que se instalan en Europa ¿no? Los nuevos gobiernos como el caso Salvini en Italia o lo que se ve en la derecha de Francia, o en la misma España, que incluso ponen como plataforma de discusión la posibilidad de rever las leyes que ya están instaladas ¿no?

—Sí, por eso digo que no es realmente una cosa específica de un país sino una estrategia organizada de gente que quiere retroceder en temas de derechos. Pero también que quiere desestructurar los aparatos del Estado, que están en contra yo diría de los avances de una sociedad más igualitaria.

—¿Se puede ser más específico sobre estas organizaciones que financian esto?

—Pues se puede, ha habido estudios. Nosotros estamos siendo parte de algunos. Un caso que para mí fue muy demostrativo fue el de Croacia, donde había un movimiento contra los derechos LGBT y contra derechos sexuales y reproductivos en general, contra el aborto específicamente. Al principio el Estado lo dejó hacer porque usaba una argumentación nacionalista, de religión, que interesaba en ese momento al partido en el gobierno. Ahí fue cuando se dio cuenta de que el financiamiento venía de los oligarcas rusos, que de pronto reaccionó y ya era tarde. Bueno, no era tan tarde, le puso fin. Pero fue el poder demostrar de dónde venía ese financiamiento que se autoproclamaba nacionalista y de promoción de los valores tradiciones croatas el ver que no es eso, esa es la tapadera digamos. Y así podemos mostrar ese eslabón en muchos otros sitios.

—Para volver al comienzo, ¿estás convencido de que en la Argentina esta fue una primera instancia pero que es inevitable la consecución de la ley de despenalización del aborto?

—Estoy absolutamente convencido. Y mi llamamiento es a que mantengamos el debate vivo. Y será un año, serán dos años, no lo sé, pero vamos a llegar.


Fuente: Infobae