Eran vecinos de San Martín, pero sus cuerpos aparecieron en San Vicente. Uno fue baleado y el otro estaba incinerado dentro de un auto.
No había noticias de Hernán Rivero y Jonathan Zárate, ambos amigos y vecinos de San Martín, desde que el miércoles pasado salieron de sus casas para ir a San Vicente a hacer una transacción. Después de cinco días de incertidumbre, los encontraron asesinados y sospechan que pudieron ser víctimas de un ajuste de cuentas vinculado a la venta de drogas.
Un vecino se topó con el cuerpo de Zárate en un zanjón del camino rural conocido como El Portugués, en San Vicente. Tenía tres heridas de bala y golpes en la cabeza, y lo habían tapado con una bolsa de arpillera de las que se usan para almacenar arena.
El macabro descubrimiento dio inicio a una investigación y así se pudo determinar que el auto de los amigos había sido encontrado el fin de semana a un costado de la ruta 6. "Había sido retirado por una grúa y llevado al corralón municipal. Cuando los detectives policiales revisaron el vehículo encontraron en la parte trasera un cuerpo calcinado", relató una fuente cercana a la causa a Télam. Era Rivero.
El segundo cuerpo pudo ser identificado gracias a los tatuajes de los nombres de sus hijas que tenía en las manos y otro de San La Muerte que tenía en un hombro. Las dos víctimas habían salido de la cárcel a fines de 2018, después de cumplir una condena de 4 años de prisión por una causa por drogas.
"Estoy esperando que me llamen para ir a San Vicente y que me digan qué pudo haber pasado", afirmó la hermana de Rivero. Agregó que su hermano era padre de dos nenas y aseguró que "no estaba amenazado".