Este martes se completó la venta de 21st. Century Fox a Disney por US$71.000 millones, una de las operaciones financieras más ambiciosas en el mundo del entretenimiento de los últimos años.
Detrás de la venta está el magnate australiano Rupert Murdoch, de 87 años, cuya familia es una de las más poderosas de la industria de los medios de comunicación y el entretenimiento desde hace más de medio siglo.
Al vender 21st. Century Fox, programas de televisión como los Simpsons, canales como FX, National Geographic y el gigante de la televisión india Star, Murdoch abandona el que consideraba el sector más volátil de su negocio.
Pero al mantener una participación accionarial en Disney, se podría beneficiar de la ofensiva que esta última compañía tiene pensado lanzar a finales de este año con su propia plataforma de streaming para competir directamente contra Netflix y Amazon.
Asimismo impulsa el perfil de sus hijos, James y Lechlan en particular, que se entiende serán los grandes beneficiados de la venta del 17% de las acciones familiares en 21st. Century Fox, que se calcula están valoradas en US$12.000 millones, según informó el Financial Times.
Este monto se repartiría a partes iguales entre sus seis herederos, que incluyen también a sus hijas Prudence, Elisabeth, Grace y Chloe.
Fue en Adelaida, Australia, su país natal, donde Murdoch comenzó su imperio hace más de medio siglo. Heredó las acciones que su padre tenía en dos periódicos y así pudo desarrollar su talento en el periodismo popular y sensacionalista.
Su influencia se expandió rápidamente y tras acumular un centenar de publicaciones a lo largo y ancho del país, dio el salto a Reino Unido.
Educado en Oxford, Murdoch asumió el control de dos tabloides que atravesaban problemas financieros -News of The World y The Sun- y los transformó en publicaciones irreverentes que llegaron a convertirse en los diarios más vendido en tierras británicas.
También asumió el control de dos periódicos de prestigio como The Times y The Sunday Times, preparando en paralelo a mediados de años 80 su ingreso al mercado estadounidense.
Primero fue fiel a su pasado con la compra del diario The New York Post, pero no tardó en darse cuenta del atractivo del mercado televisivo, lanzando en los 90 Fox News, que con los años se convirtió en la cadena de noticias por cable más influyente del país, conocida por su agenda conservadora.
Para llegar allí no escatimó esfuerzos, convirtiéndose incluso en ciudadano estadounidense como requería la ley para poder ser propietario de medios en el país.
Sus críticos lo acusan de promover un periodismo vulgar y cínico que ha degradado la profesión, pero sus admiradores elogian su olfato empresarial y su valentía.
Poco a poco su imperio de las telecomunicaciones fue creciendo tanto en poder económico como en influencia política.
Por ejemplo, durante los años en los que gobernaron los conservadores en Reino Unido en los 80 y 90, los medios de Murdoch siempre se mostraron partidarios del gobierno.
Pero eso no fue condicionante para que después apoyaran a Tony Blair y el nuevo laborismo de cara a las elecciones de 1997.
La influencia política del magnate y sus medios también se ha dejado sentir con fuerza en Canadá y su Australia natal.