El total de préstamos en pesos al sector privado registró en 2020 un alza de 47,02% y mostró así un crecimiento real, por sobre los índices de precios, tras un 2019 castigado por las altas tasas y una contracción de los saldos en términos ajustados por inflación, con una recuperación del endeudamiento, según First Capital Group.
Según el informe, realizado en base a datos del Banco Central, se observaron "distintos comportamientos de las principales líneas y fuertes contrastes entre las mismas que explican de alguna manera los fuertes desajustes que le tocó vivir a la economía de nuestro país".
Los préstamos comerciales representaron al sector más dinámico, con los mayores incrementos, que prácticamente duplican la inflación del período: en el primer semestre fue de 18% y en el año, 83,18%.
"Comenzaron el año con un tímido repunte, pero la llegada de la pandemia obligó a las autoridades a reforzar los estímulos a los bancos para que reemplacen la baja de ingresos de sus clientes con mayores financiaciones en condiciones subsidiadas, así fue como vimos durante marzo, abril y mayo una expansión del 50% de los saldos, justo en el momento que el ASPO paralizaba la actividad privada; los últimos meses del año transcurrieron con un alza moderada de acuerdo a una actividad que se recupera de a poco”, explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
Por su parte, las tarjetas de crédito tuvieron también un año positivo, pero en valores mucho más cercanos al incremento de precios, al cual a pesar de la pandemia superaron; en el primer semestre lograron 36,3% de incremento y cerraron el año con un aumento de 47,28%.
“En este rubro pesó mucho la casi nula actividad de operaciones que impulsan el uso del plástico como el turismo, el esparcimiento y las actividades culturales; no obstante, las facilidades para refinanciar los consumos en hasta doce meses con tres de gracia que en más de una oportunidad estableció el BCRA, dio origen al incremento de los saldos; terminan el año en un franco recupero de sus valores”, agregó Barbero.
En tanto, los préstamos personales sufrieron un fuerte retroceso en términos reales durante este año: tuvo un incremento anual de apenas 11,78%.
“El aumento de la desocupación trajo aparejado un doble efecto sobre el rubro: por un lado, los bancos extremaron la cautela a la hora de otorgar nuevas financiaciones a una población con mayor riesgo crediticio; y, por el otro lado, la falta de un horizonte económico despejado retrajo las nuevas solicitudes de endeudamiento por parte de las familias; aquí también vemos un final de año con mayores expectativas de crecimiento y recuperación”, aseguró Barbero.
En los préstamos prendarios se observaron dos momentos diferenciados: una primera mitad del año con baja actividad industrial y comercial de los bienes sujetos a garantía y, por ende, un retroceso de los saldos; y una segunda con el impulso que recibieron las ventas de rodados ante la baja del precio de los mismos medidos en dólares.
Así, el balance del año muestra incrementos en línea con al alza de los índices de inflación, alcanzando un incremento anual de 30,31%.
Los préstamos hipotecarios mostraron un estancamiento durante todo el año, con una caída anual de 0,15%.
“Ni siquiera la baja en los valores del costo de la construcción medidos en dólares, lograron impulsar alguna recuperación del sector; terminamos el año con saldos nominales por debajo de los que teníamos al inicio del mismo y con una serie de variaciones mensuales que no auguran ninguna recuperación por ahora", explicó Barbero.
En en caso de los préstamos en moneda extranjera, el año termina con un saldo total de la mitad del del inicio del mismo por la caída de los depósitos en dólares, la suba de las cotizaciones de la moneda extranjera, la creciente dificultad del sector privado para acceder a divisas para efectuar los pagos y el temor de los deudores a la posibilidad de una devaluación brusca del tipo de cambio.