El ex secretario de Energía Daniel Montamat afirmó hoy que el sector puede dejar de ser parte de los problemas económicos por déficit de la balanza energética y la carga de subsidios, para ser parte de su resolución, lo cual requiere “estabilidad macroeconómica y estrategia de largo plazo de mayor valor agregado”.
Montamat sostuvo que el mundo avanza hacia la sustitución del petróleo por gas como parte de una transición hacia la electrificación, a lo que se suma una diversificación de fuentes con particular desarrollo de las energías renovables, dentro de una descarbonización de la demanda y la irrupción de las redes inteligentes.
En este contexto, el experto planteó que “desde la Argentina, la planificación de largo plazo puede aprovechar esas tendencias globales y traducirlas en ventajas comparativas para la matriz productiva y para la sociedad en general”.
“El país tiene que asumir que la energía sigue siendo parte del problema económico con un déficit de su balanza comercial que en 2018 alcanzó los US$ 2.339 millones, y que hacia el mercado interno demandó subsidios por US$ 7.121 millones, mucho más de lo presupuestado por efecto de la devaluación”, explicó el ex secretario.
Sobre el potencial energético del país, Montamat consideró que de los 500.000 barriles equivalentes de petróleo diarios que permiten casi cubrir la demanda local se puede pasar, con la infraestructura disponible, al millón de barriles, duplicación de recursos que se podrá destinar a la exportación casi por completo, lo que abre las puertas al desarrollo intensivo del shale oil.
En el mercado del gas, la producción actual de 136 millones de metros cúbicos diarios se puede potenciar hasta los 180 mm³ para cubrir la demanda doméstica, sustituir parcialmente las importaciones de GNL y atender el mercado regional de Chile, Brasil y Uruguay.
“Pero para pasar a un desarrollo intensivo de los recursos de Vaca Muerta es necesario pensar en los mercados internacionales, un desafío para el cual existe el potencial suficiente pero que demanda estabilidad macroeconómica, y una estrategia de largo plazo de mayor valor agregado que permita ganar competitividad y desarrollar ventajas”, explicó.
Al retomar una metáfora médica a la que recurrió una década atrás ante el mismo auditorio, cuando dijo que la energía era un paciente en terapia intensiva con pronóstico reservado, Montamat afirmó que hoy “el paciente está en recuperación y con pronóstico de alta, aunque con riesgos de recaídas si vuelve a políticas cortoplacistas”.