El arquero de Boca Juniors, Esteban Andrada, contó esta noche que rezó y lo “ayudó Dios” en el cabezazo desviado del colombiano Jonathan Agudelo, a poco del final, que hubiese supuesto el empate de Gimnasia en el encuentro que finalmente fue triunfo del Xeneixe 1-0 y la conquista de la Superliga 2019-2020.
“Recé y me ayudó Dios. Porque el cabezazo de (Jonathan) Agudelo confieso, lo ví adentro”, reconoció el guardavallas mendocino, de 29 años.
La maniobra de referencia ocurrió sobre el final del partido, cuando el "Lobo" cargaba en procura de la igualdad y mandó un centro al corazón del área. El colombiano Agudelo, reemplazante de Nicolás Contín, se elevó en soledad y metió un frentazo, que salió apenas desviado, junto al poste derecho.
Andrada, de muy buenos desempeños a lo largo del torneo, admitió que la atajada “más difícil” resultó un disparo del apuntado Contín, desde fuera del área, que obligó a una enorme reacción para enviar la pelota al tiro de esquina.
“El tiro venía fuerte y, por suerte, pude achicar el ángulo para sacarla. Si no daba el paso adelante, quizás no llegaba”, consideró el también ex jugador de Lanús y Arsenal.
Para el guardavallas de Boca, que se perdió parte de la reanudación de la Superliga por una lesión en la rodilla, la clave del éxito resultó que el equipo que dirige Miguel Ángel Russo nunca “se dio por vencido”.
“Siempre peleando desde atrás y sabiendo que nosotros no podíamos resignar ningún punto. Por eso, el equipo se comprometió a que tenía que ganar todo lo que jugase y esperar. Y así ocurrió”, precisó Andrada.