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Sociedad Efemérides del 18 de febrero

Hace 455 años moría en Roma Miguel Ángel, un clásico de la pintura de todos los tiempos

Miguel Ángel (Michelangelo Buonarroti), también conocido como il Divino, es uno de los artistas clásicos imprescindibles. Destacó durante el Alto Renacimiento italiano como escultor, arquitecto y pintor al servicio de la familia Medici.

Domingo, 17 de Febrero de 2019
Nació el 6 de marzo de 1475 y murió el 18 de febrero de 1564. Su nombre completo era Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni.

Miguel Ángel fue hijo de una familia acomodada de la región florentina que se trasladó a la capital de la Toscana poco después de nacer él. Cuando tiene 6 años fallece su madre y conoce a Francesco Granice, un pintor que entonces contaba 12 años y que le anima a iniciarse en el arte.
La relación con su padre, Ludovico, que pretendía para él una carrera administrativa, se resintió pues no veía bien esta inclinación de su hijo. Tras años de tensión, finalmente cedió y Miguel Ángel se incorpora al estudio de Domenico Ghirlandaio donde desarrolla sus dotes como dibujante y aprende la técnica de la pintura al fresco.
De allí pasa a ser acogido por Lorenzo el Magnífico y es bajo los auspicios de los Médici, viviendo como hijo adoptivo, que comienza sus estudios de escultura.
Su maestro fue Bertoldo di Giovanni. Esta relación le permitió, además, compartir su vida con eminentes humanistas que también vivían en el palacio.
En esos años empieza a estudiar anatomía haciendo disecciones de cadáveres humanos en el depósito municipal. Ello le sirvió para adquirir conocimientos que le permitirían convertirse en un maestro a la hora de plasmar las proporciones, expresividad y movimiento del cuerpo humano en sus pinturas y esculturas.


Hay que recordar que en la sociedad de ese momento, cualquier manipulación de los cadáveres estaba totalmente prohibida.
Tras morir Lorenzo de Médici, y con 17 años, se traslada a Bolonia y, de allí, cuatro años después, a Roma. Allí ve la luz su primera obra maestra “La Piedad” de la Basílica de San Pedro, que terminó ya en 1500 y que es considerada pieza imprescindible de la escultura renacentista italiana, en la que se demuestra su inigualable genio para la composición y el estudio de la anatomía.
Muy respetado y valorado ya, vuelve a Florencia y da vida a su segunda escultura, nueva obra maestra en mármol, el famoso "David".
En 1505 recibe el encargo del Papa Julio II para diseñar y esculpir su tumba, que estaba proyectada con 80 enormes figuras. Finalmente, el proyecto tuvo que reducirse pero Miguel Ángel creó otra obra maestra: el "Moisés".
Tras algunas polémicas con su patrón dejó Roma pero volvió no mucho después para afrontar otro proyecto del Papa: el techo de la Capilla Sixtina. Esta vez se trataba de una ambiciosa pintura al fresco, el Génesis, considerada también obra maestra de la pintura renacentista.
Este fue un trabajo largo y complicado que afectó el carácter y el ánimo de Miguel Ángel y que se extendió durante cuatro años (1508-12), en duras condiciones y sin una contrapartida económica adecuada para compensarle.
En 1513 muere Julio II y ve como el proyecto de la tumba se reduce aún más. En esos años viaja continuamente, muchos de sus viajes a Carrara. Vuelve a Florencia a cumplir encargos del Papa Leon X y trabajará también como ingeniero militar para la República.
En 1534 retorna definitivamente a Roma donde aborda El Juicio Final, en el altar de la Capilla Sixtina, esta vez para el Papa Paolo III. De él recibe el nombramiento de pintor, escultor y arquitecto del Vaticano. El resultado es una obra maestra del Manierismo que deja patente el dominio del maestro de la anatomía y su homenaje a la belleza del cuerpo humano en los desnudos (incluido Cristo) que la moralidad imperante insistió en tapar. En opinión de Miguel Ángel, la propia desnudez del cuerpo es vehículo suficiente para mostrar toda su expresividad.
A partir de 1546 empieza a trabajar en las obras de la Basílica de San Pedro tras la muerte de Sangallo, responsable hasta ese momento, y que compagina con otros trabajos. A pesar de los cambios posteriores, el exterior reúne más de sus diseños que los de ningún otro arquitecto.
Muere en 1564, en Roma, a los 89 años, siendo reconocido en vida y tras su muerte como un genio de las artes, en todas sus ramas.