A 20 años del éxito de 'Son amores', se juntaron para montar 'Tom, Dick & Harry': uno actúa, el otro debuta como director.
Este martes 3 de enero se cumplen exactamente veinte años del final de la primera temporada de Son amores, una de las tiras más populares de Polka en esos años dorados de la ficción argentina.
La historia marcó a fuego a toda una generación de pibes -y no tan pibes- y supuso el salto al estrellato para Nicolás Cabré y Mariano Martínez, los hermanos Pablo y Martín Marquesi que hoy vuelven a aparecer en videos de Instagram en clave de rescate emotivo.
Es que hace un tiempo, los actores anunciaron en las redes que volvían a trabajar juntos en la obra Tom, Dick & Harry -se estrena este miércoles 4 en el Multiteatro-, esta vez con el otrora “Rey Sol” como protagonista principal bajo las órdenes de Cabré, quien debuta como director.
Unos días antes de que esta comedia -con Bicho Gómez, Yayo Guridi, Mercedes Oviedo y María Valenzuela en el reparto- suba a escena, Clarín habló con la dupla que todos vieron crecer y madurar en la tele. Hoy los dos transitan una etapa más tranquila, más cercana a sus hijos y al teatro.
“Hace once o doce años que no laburábamos juntos. Desde Los Únicos”, arranca Martínez, recordando esa otra tira de la usina Adrián Suar que tras el éxito en pantalla -como Son amores- tuvo su versión teatral.
“Esto nace desde las ganas de volver a laburar juntos. De encontrarnos, de ver dónde estábamos y qué podíamos hacer”, agrega Cabré, sentado en un sillón sobre el escenario del Multiteatro, con la escenografía lista para el ensayo de esta noche.
Allí hablarán de cómo se gestó este reencuentro laboral, recordarán esos años de juventud, hormonas y maratones en sets de tevé, y explicarán por qué el presente los tiene más alejados de lo audiovisual y más cercano a las tablas.
Hace un año, Cabré y Martínez se juntaron a cenar y expresaron sus ganas de volver a hacer algo juntos. En ese entonces, Cabré estaba protagonizando la obra Me duele una mujer, de Manuel González Gil.
Pero había leído Tom, Dick & Harry y pensó en Mariano para el rol de Tom, el protagonista de esta comedia absurda inglesa sobre un matrimonio que quiere adoptar un bebé y cuando llega la mujer que representa a la agencia de adopciones debe enfrentar y lidiar con los desastres que le causan Dick y Harry (Gómez y Yayo), los hermanos de Tom.
“De última, si la idea es trabajar juntos, yo la puedo dirigir. Pero de una manera u otra la tenés que hacer”, cuenta Nicolás que le dijo a su amigo en esa cena. Todo se cerró cuando se enteraron de que los derechos de la obra los tenía Juan Manuel Caballé, el productor de Me duele..., la obra que estaba haciendo Cabré.
-¿Tenías dirigir como algo pendiente?
-Cabré: No sé si lo tenía como cuenta pendiente. Sí sabía que en un futuro me podía llamar la atención. Cuando actúo soy metido, estoy ahí dando vueltas y pregunto. Y he tenido la suerte con Manuel González Gil, que desde arriba del escenario me deja modificar cosas, probar cosas. Siempre estuve metido y siempre me dieron la posibilidad de meterme un poquito. También los técnicos lo veían, entonces tampoco creo que les sonó tan raro cuando la propuesta era que él actuara y yo dirigiera.
-¿Influyó mucho que Mariano sea el protagonista a la hora de animarte a dirigir por primera vez?
-Cabré: Ciento por ciento. Para mí es fundamental. Es el pilar. Sabiendo que está él, que nos conocemos y sabiendo dónde me puedo apoyar... para mí era fundamental que mi primera experiencia sea con él. Se eligió al equipo, al elenco, a los técnicos, teniendo en cuenta que era mi primera vez. Entonces estoy rodeado de gente que conozco, que más o menos sé para dónde quiero llevarla.
"El asistente de dirección es Christian Grassi, que hizo todo con nosotros: Los Únicos, Son amores. Entonces, si se venía el manotazo, sabía dónde pedirlo".
-Martínez: Sí, hay confianza y gente con talento que ama lo que hace. Todos los chicos con los que Nico se fue rodeando son toda gente que vive de esto y ama esto.
-¿Cómo es Nicolás como director?
-Martínez: Espectacular. La verdad es que es un placer, una tranquilidad. Yo tenía ganas de estar arriba del escenario con él, tenía ganas de hacer una comedia, y estar juntos en su primera experiencia como director. Para mí es un privilegio. La viene rompiendo toda, viene haciendo todo de una manera brillante: expresa bien lo que quiere, nos va orientando, nos va guiando a todos, es ameno, es divertido. Mejor no podría haber sido todo el proceso.
-¿Qué les pasa cuando ven que corrieron veinte años de Son amores y el público se sigue acordando de los Marquesi?
-Cabré: De todo. Es raro. Cuando nosotros arrancamos con esta obra, que empezamos a comunicar que íbamos a estar juntos y a subir algunos vídeos, me sorprendió la reacción de la gente. Es medio inexplicable entender lo que significan o lo que significaron para muchas personas las tonterías que hacíamos.
"Recién hablábamos de que cuando estamos separados la gente nos mira. Pero cuando estamos juntos somos como Carozo y Narizota: la gente nos señala y se ríe", reconoce Cabré.
-¿Qué recuerdos tienen de esa tira y de esa etapa?
-Cabré: El recuerdo más rápido que tengo es que crecimos juntos en un momento bisagra de nuestras vidas. Porque pasamos a ser muy populares y podíamos haber disparado para cualquier lado. Y si bien tuvimos aciertos y desaciertos, porque éramos pendejos, lo que siempre rescato fue que fuimos sanos, buenos pibes. Pifiándola, a veces.
"Pero laburábamos 12 horas, después nos íbamos a comer, después a bailar, todo junto. En un momento de revolución de nuestras vidas, y con acceso a millones de cosas, siempre nos cuidamos entre nosotros. Fuimos leales, fuimos pibes que estaban viviendo de lo que disfrutábamos", razona Nicolás.
-Martínez: Es esa nostalgia linda. Yo tengo miles de recuerdos inolvidables, de tentadas cuando laburábamos, de ir a bailar, de ir a comer, de charlas, de tomarnos unos vinos, de los sueños por delante. Y me acuerdo de hacer este chiste siempre:"Che, ¿te imaginás cuando nos crucemos en veinte años? ¿Cómo estaremos en veinte años? ¿Tendremos pelo?".
-Cabré: Jaja, siempre eran los pelos. Lo mío eran los pelos.
-Martínez: Bueno, veinte años después estamos acá por estrenar la obra.
-Cabré: Y con pelo...
-Martínez: Gracias a Dios.
-¿Extrañan esa tele de aire y esas tiras que veían todos?
-Martínez: Qué sé yo... Uno se va adaptando a la vida, la vida va cambiando y está bien que así sea.
-Cabré: No. Yo tengo un lindo recuerdo de esos momentos, pero las prioridades van cambiando. Hoy no me metería 12 horas adentro de un estudio todos los días. Si en algún momento lo tengo que hacer, lo haré. Pero no lo extraño. Soy feliz llevando a mi hija y yendo a buscarla con tranquilidad. Puedo ir a tomarme la leche con ella. Sí extraño ciertos momentos, ser joven.
-Martínez: Sí, claro, esas cosas, ¿quién no las añora?
-Cabré: Sí, pero no sé si tendría el espíritu hoy para estar un año entero, 12 horas todos los días adentro de un estudio. No sabiendo si afuera hace frío o calor, o si llueve o si se cayó el mundo.
-Estuvo bien para esa etapa, digamos.
-Cabré: Claro, son momentos.
-Martínez: Hay otras cosas que por ahí se pueden hacer con la misma intensidad en más corto tiempo. Hacer teatro te da otra libertad, te permite disfrutar de otras cosas. Yo también soy papá y me encanta estar con mis hijos. Me gusta trabajar de lo que quiero, creo que todavía queda camino por recorrer y por aprender.
"Pero también quiero compartir tiempo con mis hijos y tengo la suerte de poder hacerlo, de poder dedicarle calidad de tiempo. Eso es un privilegio", entiende Martínez.
-Dirían que para priorizar eso, ¿el teatro es ideal?
-Cabré: Es hermoso para eso. Y yo siempre digo que es un ciclo. A mí me permite cerrar ese círculo que necesito. Tener la libertad de llevarla, de traerla, de estar presente; de ir a correr, de poder estar con mis amigos. Eso genera que yo venga acá con una sonrisa. Me facilita la vida hacer teatro.
Y agrega: "Es un privilegio poder hacerlo, vivir de lo que me gusta y encima tener el tiempo para llenar los pulmones. Ya no disfrutaba estar apurado y tener que llevarla a Rufi (la hija de 9 años que tuvo con la China Suárez), tirarla en el colegio, buscarla rápido porque si no llegaba tarde a grabar, llamando a alguien para que vaya a buscarla. Hoy estoy tranquilo y el teatro es fundamental para eso".
-¿Y el mundo de la series y el streaming? Ninguno de los dos incursionó ahí todavía.
-Martínez: Yo todavía no hice nada. Sólo una peli que hice se vendió a Star+.
-¿Les interesa?
-Cabré: Es trabajo. Siempre que aparezca un proyecto que esté bueno se verá. Yo no estoy muy pendiente de eso. Creo que las cosas se van dando o no. No es algo en lo que estoy pensando. Hoy por hoy, pienso más en la preparación para una carrera que voy a correr en abril que en ver si me mudo a Hollywood.
Fuente: Clarín