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Warcraft III: Reforged, los jugadores están indignados por no cumplir con lo prometido

Hablar de Warcraft III es referirse a uno de los grandes clásicos de la estrategia en tiempo real. Este videojuego para ordenador lanzado en 2002 supuso el salto a las tres dimensiones de esta popular...

Viernes, 31 de Enero de 2020

Hablar de Warcraft III es referirse a uno de los grandes clásicos de la estrategia en tiempo real. Este videojuego para ordenador lanzado en 2002 supuso el salto a las tres dimensiones de esta popular franquicia, introdujo características que más tarde incorporaron otros títulos del mismo género y acabó de dar forma al mundo de fantasía épica que, poco después, explotaría con el lanzamiento de World of Warcraft. Es por eso que cuando a finales de 2018 Blizzard Entertainment anunció Warcraft III: Reforged, no fuimos pocos los que celebramos la noticia. Lo que no nos imaginábamos entonces es que esta puesta al día podría acabar siendo un paso atrás respecto a la experiencia original.

Sobre el papel todo son ventajas. Warcraft III: Reforge actualiza los gráficos con modelos mucho más detallados para las unidades y los edificios, introduce pequeños balances en la jugabilidad y las misiones y, como era de esperar, incluye en un mismo paquete todos los contenidos del juego original (Reign of Chaos) y de la expansión (The Frozen Throne). Sin embargo, bajo la superficie la compañía estadounidense también ha aplicado otros cambios que –ya sea fruto del cambio de los tiempos o de forma diferente de ver la cosas por parte de la empresa– limitan aquello que los jugadores podían hacer hace casi veinte años.


Uno de los problemas de esta reedición, y el principal motivo por el que Warcraft III: Reforged no ha sido bien recibido por gran parte de los usuarios, tiene que ver con los cambios que Blizzard ha introducido en la política de uso del programa y, más concretamente, en como estos afectan al editor de mapas del juego. Antes de entrar en más detalles es conveniente recordar que fue gracias al versátil editor de mapas del título original que sus usuarios pudieron crear niveles y mods sin los que hoy en día quizá no existirían juegos tan extremadamente populares como Dota 2 o League of Legends.

Warcraft III no pasó a la historia del medio tanto por sus propias y meritorias aportaciones como por haber ofrecido las herramientas sobre las que otros usuarios crearían populares variaciones del juego original. Ahora, sin embargo, la desarrolladora con sede en Irvine (California) ha modificado los términos y condiciones de usuario para adjudicarse los derechos de autor de todas las partidas personalizadas creadas por los propios usuarios y, de paso, prohíbe el uso de materiales registrados en ellas.

El cambio en la normativa introducido el pasado 21 de enero establece que “aceptas ceder a Blizzard la totalidad de tus derechos, títulos e intereses sobre todas las Partidas personalizadas, incluidos, a modo enunciativo, los derechos de autor sobre el contenido de cualquiera de ellas”. En otras palabras, a partir de ahora Blizzard podrá controlar y eliminar aquellas creaciones que considere inapropiadas, pero no tan solo en la nueva versión Reforged, sino también en la versión original del juego, que a pesar de sus años seguía teniendo una fiel comunidad de usuarios.

Antes de poner el grito en el cielo es necesario apuntar que StarCraft II, el otro gran juego de estrategia de la editora, ya hace tiempo que cuenta con restricciones similares y ello no ha impedido que se continuasen creando mapas, pero es innegable que la medida puede tomarse como una forma de poner barreras a la creatividad de los modders.

Además del cambio en la política de derechos de autor de los mapas creados por los usuarios, otro de los elementos más criticables de Warcraft III: Reforged es como su llegada ha supuesto la eliminación de varias funcionalidades que hasta ahora estaban disponibles en la edición original del juego. Los clanes, los perfiles de usuario o la posibilidad de jugar con usuarios de otras regiones son algunas de las características que han desaparecido con una unificación de las dos versiones que parece que está molestando a los usuarios del título original.

Es una lástima que el reforjado que Blizzard prometió en su conferencia de 2018 no haya acabado siendo tan ambicioso como se prometió en el momento de su presentación. Se ha criticado que no se hayan actualizado las cinemáticas FMV del juego, pero todavía es más chocante la diferencia en las secuencias narrativas que se presentaron entonces y las que el juego ha acabado teniendo. Más allá de esto, Warcraft III: Reforged sigue un juego de estrategia muy completo, excelentemente diseñado y que ofrece una gran cantidad de contenido. La experiencia de juego es muy similar a la que ofrecía el título publicado en 2002 –y eso no es absoluto nada malo–, pero es preocupante como el querer tener cada vez mayor control está haciendo que Blizzard pierda uno de sus principales valores, su comunidad.


Fuente: La vanguardia