Analizaron un plan de transporte para Ciudad y conurbano para disminuir el ingreso de personas desde la provincia a la Capital. Podrían dar marcha atrás con apertura de comercios porteños pero mantendrían los paseos familiares.
Más allá de las quejas del Gobierno bonaerense por la flexibilización de la cuarentena en la Capital Federal, en el Poder Ejecutivo Nacional consideran que la apertura comercial habilitada en la Ciudad invita a la población a salir a la calle, en contraposición con el espíritu de la cuarentena. Por eso estiman que con el cierre comercial de la Ciudad se desalentaría el ingreso de personas desde el conurbano liberando así el uso del transporte público en trenes y colectivos. Mientras que los paseos familiares de familias porteñas a 500 metros de sus domicilios no tendrían repercusión sanitaria alguna para la provincia de Buenos Aires.
La reunión se abrió con el análisis del nuevo récord diario de 474 contagios en todo el país de los cuales 257 corresponden a la Ciudad y 178 a la Provincia. Participaron además del Presidente el gobernador, el jefe de Gobierno porteño y su vice, Diego Santilli, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, los ministros de Salud Fernán Quirós (CABA), Daniel Gollán (PBA), la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti y el ministro de Transporte de la Nación, Mario Meoni, entre otros. La Ciudad llevó un diagnóstico “optimista no aperturista” sobre el distrito a la reunión con el Presidente y el gobernador. Sin embargo, el jefe de Gobierno porteño se mostró a dispuesto a dar marcha atrás con la atención al público en los comercios de la Capital Federal si la curva sigue en alza.
Alberto, Larreta y Kicillof también se pusieron de acuerdo sobre un plan de logística para trenes y colectivos con controles en especial en las estaciones de Roca y el Sarmiento para hacer que viaje menos gente desde la provincia a la Ciudad. Ese esquema sería coordinado por Meoni. El funcionario, como reveló Ámbito este lunes, ya había iniciado una mediación entre Larreta y Kicillof para contener el flujo de pasajeros desde el conurbano a la Capital a través de mayores controles en los accesos a las estaciones interjurisdiccionales. El Presidente ofreció además ayuda del Gobierno nacional para que sea más rápido y eficiente el testeo y diagnóstico de coronavirus en los barrios populares del área metropolitana.
Larreta evitó arriesgar definiciones con el espíritu de consensuar el formato del nuevo tramo del aislamiento social obligatorio. El parámetro que aplica el ministro de salud de la Ciudad, Fernán Quirós, para dejar correr la apertura es el índice de duplicación de casos, actualmente cercano a los 20 días, no llegue a un piso inferior de 15 días. Si la cantidad de contagios supera la base de 300 infecciones diarias antes del viernes o el sábado, el cierre comercial en la Ciudad sería ya un hecho confirmado.
Kicillof había canalizado el reclamo de los intendentes del PJ en el conurbano contra la apertura porteña. El riesgo de que pobladores del conurbano bonaerense se contagiaran al trasladarse para trabajar en comercios o actividades habilitadas en la Capital Federal alteró la tregua política. La Casa Rosada ensayó este lunes una discreta mediación entre ambas jurisdicciones para desactivar el fuego que ya había escalado hasta Daniel Gollán, ministro de Salud bonaerense con terminal en Cristina, quien expuso a la Capital como foco crítico de los contagios.
La queja en la Provincia radica en que más de un millón de trabajadores cruzan la General Paz cada hacia Capital para trabajar. Según las cifras que manejan los intendentes, de los más de 2,7 millones de puestos de trabajo que hay en la Capital Federal, 1,3 millones (el 48,5%) son ocupados por personas que viven en el Gran Buenos Aires.