Entre malabares para combinar trabajo con tareas de cuidado o, a la distancia, intentando colaborar y mantener virtualmente el contacto lo más estrecho posible, madres y padres separados deben transitar el aislamiento lejos de sus hijos o con traslados mínimos, acordes a las excepciones dispuestas por el Gobierno nacional en tiempos de cuarentena para mitigar la propagación de coronavirus.
"La casa está muy silenciosa y como generalmente era yo la que pasaba más tiempo con él, lo extraño mucho pero decidimos que se quedara con el padre porque era lo más seguro", contó Eva a Télam, que es periodista y su trabajo se encuentra exceptuado del "aislamiento social, preventivo y obligatorio".
Separada del padre de su hijo de 9 desde hace 6 años, Eva intenta colaborar con la rutina a la distancia a través de las herramientas que ofrece la tecnología: "Cuando no está ocupado jugando en línea y me da bola, hacemos videollamadas, lo ayudo con la tarea, leemos textos que proponen en el colegio, que le está dando mucha tarea y trato de ayudar con lo que puedo desde casa".
"Tenemos contacto todos los días y las preguntas suelen ser siempre las mismas: ¿cómo estás? ¿cómo te sentís? ¿qué comiste? ¿estás aburrido? Y siempre estoy pendiente de decirle que no se acueste tarde, que se levante más temprano y no pierda la rutina pero es imposible porque ya se perdió", contó.
Según disposiciones del Gobierno nacional, y partiendo de la premisa de que los niños se encuentran incluidos en el aislamiento social, preventivo y obligatorio, existen tres excepciones previstas para sacarlos a la calle: el regreso a la casa que es su centro de vida, razones laborales y por enfermedad de quien está a cargo del cuidado del niño. En esos casos, quien se encargue del traslado deberá llevar una declaración jurada y el DNI del menor de edad.
"Nosotros tenemos que trabajar los dos, así que nuestra hija pasa mitad de la semana en cada casa, va del auto a la puerta y de la puerta al auto, pero no tenemos otra opción porque tiene 4 años y no puede quedarse sola", contó a Télam Guido, reportero gráfico freelance.
"Es muy intenso, no es lo mismo compartir las tareas con alguien que estar solo; y si bien bajó mucho el trabajo tengo que hacer las cuatro comidas, limpiar, bañarla, jugar, prestarle atención, tratar de que no mire tele todo el día", contó.
Diego es arquitecto y desde que el presidente Alberto Fernández decretó el aislamiento el 19 de marzo pasado no ve a ninguno de sus tres hijos: "Decidimos que se quedaran con la madre porque es donde pasan la mayor cantidad de tiempo y es donde tienen todas sus cosas, pero la verdad es que se hace difícil".
"Hablamos todos los días por teléfono, a veces arreglamos videoconferencias familiares, ellos están bien, hacen la tarea, están en línea con sus amigos y si bien tienen ganas de venir a casa no es el momento todavía", contó Diego a Télam.
"La realidad es que el vacío afectivo se siente pero la tecnología ayuda y el hecho de estar acostumbrados a la dinámica de ser una familia de padres separados nos tiene a todos un poco más acostumbrados a transitar la distancia", agregó.
Patricia es traductora pública, hace home office desde hace años y es madre de Romina, de 21 años, y Pablo de 16: "Con mi ex marido no teníamos un acuerdo formal, los chicos iban arreglando con nosotros según la semana y si bien al principio se habían quedado los dos conmigo, al día dos mandé al adolescente con el padre".
"Es difícil, mi oficina es mi casa y al trabajo full time tenía que sumar los quehaceres domésticos, cocinar, perseguirlos a los dos para que ordenen, ayuden, estudien, hagan la tarea y no se peleen así que al día dos nos dividimos con el padre uno y uno", contó a Télam.
Patricia señaló que a nivel económico el acuerdo que tenían no se modificó y que la ausencia intentan reemplazarla por "contacto telefónico cotidiano y a veces videollamadas".
"La verdad es que confío bastante en cómo lo cuida, no 100 por ciento como si estuviese conmigo pero estoy tranquila y eso hace que lleve mejor este momento en que no estamos juntos", apuntó Patricia.